𝑺𝒆𝒔𝒔𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒆𝒕𝒕𝒆

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Un caballero de brillante armadura
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Editado.
—¿Te acordas cuando con Mauro nos fuimos a Bélgica?

Pregunté yo, mientras lavaba los platos de la pizza que habíamos cenado.

—¿Otra vez hablando de Mauro?, no para más eh.

Solté una risa, y negué con la cabeza, así poder terminar de fregar, y secarme las manos con aquel repasador que ella me estaba extendiendo.

—No habló por el, lo digo porque en un viaje en barquito, llegamos a una Isla, el paseo fue guiado, pero cuando pisamos ese lugar, el guía nos dijo que podíamos pasear nosotros, ya que era difícil que nos perdamos. Y no habían animales salvajes.

—¿Y?

Pregunto ella, mientras se sentaba en uno de los banquitos que tenía frente a la isla de la cocina.

—Bueno, nosotros recorrimos juntos, ese día el clima estaba re del culo, y en medio de nuestro recorrido empezó a llover, yo no me quería mojar, entonces buscamos cómo un lugar para refugiarnos un rato. En eso vimos cómo una cabañita, y nos mandamos para ahí, en ese momento no nos rescatamos de que estábamos en una isla, y que sería raro que haya una cabaña en el medio de la nada.

—¿Nunca se rescataron de eso?

Yo negué, y me senté frente a ella.

—Nunca, golpeamos y una voz nos dijo que pasáramos, el lugar era re raro, y de repente vimos a una señora, que sabía nuestros nombres, nos pidió que nos sentáramos y tipo nos dio a entender que no nos iba a hacer nada. De la nada nos empezó a tirar las cartas, y nos empezó a explicar cada una de ellas. ¿Tenes algún mazo?

Esta asintió, y se levantó del banquito para buscar el mazo adentro de ese mueble blanco que tenían en la cocina.

—Papá lo usa para jugar al truco, supongo yo que sirven igual.

Asentí con la cabeza, y esta me las extendió, las saque de la caja, y empecé a buscar las cartas que ella nos había tirado. Obvio las que más se parecían, porque estas no eran iguales a las que ella uso.

—Mira, primero le tiro a Mauro, y esas fueron... La torre, le dijo que había una crisis cerca de él, después tiró otra, y era el ermitaño, explicándole que estaba solo.

—Esto me da tantos escalofríos.

Dijo Dani, mientras me observaba.

—Imagínate a mi en ese momento, después de eso, tiro la última carta, y esta era la estrella. Dijo que veía esperanza, paz y armonía, que no siempre llovía a gusto de todos, que tenga confianza, y sabiduría.

—Y ¿a vos?

—A ¿mi?

Esta asintió con la cabeza

—Uhm~...Tres de espadas, mi corazón iba a ser atravesado por tres espadas, dolor, corazón roto, y perdida, básicamente iba a pasar por una serie de oscuros hechos desafortunados. Una desgraciada.

—Pero, ¿por que?

Pregunto dani.

—Yo pregunté lo mismo, y esta solo señaló a Mauro, después no me explico más, y siguió tirándome cartas.

—Y ¿esas fueron?

Yo seguí buscando las cartas, y luego se las mostré.

𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora