𝑺𝒆𝒔𝒔𝒂𝒏𝒕𝒂𝒄𝒊𝒏𝒒𝒖𝒆

197 19 106
                                    

Tiago

Editado.
Ayer pasaron tantas cosas juntas, que nunca llegue a contárselo, el show, mi mamá en el público, Agustina y yo cantando, y ese beso que me rompió el alma.

Nunca creí que algo como eso podría pasar, pero simplemente paso, y sin darnos cuenta nos metimos en un lío detrás del otro.

15 horas antes

Ahí nos encontrábamos nosotros, chapando enfrente de todo el mundo, de Mauro, Enzo, Martín, Thomas, María, incluso hasta mi vieja. Realmente en el momento no me rescate de absolutamente nada, pero cuando los efectos se me pasaron, me quería matar.
No es que yo no haya querido darle un beso, porque realmente me moría por hacerlo, pero no era el momento, no era el lugar, ni el día. Muchas emociones acumuladas, y no daba.

Nos separamos del beso, y la miré a la cara, esos ojitos chiquitos y un poco rojos, volteé mi cara hacia el público, así escuchar como estos gritaban, y algunos bardeaban. No me di cuenta en ese momento, pero gracias a mi imprudencia, ella iba a verse como una zorra una vez más, las malas lenguas hablan, y no seria la primera vez que la tratan así. Primero con Mauro y Joaquin, ahora conmigo, que encima soy el amigo de ambos.

La observé una vez más, y le agarre la mano para salir rápido de ahí, no tenía sentido todo lo que había pasado, y todo lo que pasaría después de eso.
Nos desaparecimos del Lolla, y al toque nos llevaron a casa, los dos drogados y sin una gota de algún sentido.

—¿Estás bien?

Le pregunté yo, mientras la observaba, había poca luz en aquella camioneta en movimiento, y la veía un poco doble.

—Mejor que nunca Ti~

Respondió ella con una sonrisa, se acercó una vez más a mi, y juntó su boca con la mía, no podía negarme, y no quería hacerlo. Ahora si éramos solo ella y yo.

Dicen que las emociones se ven afectadas al consumir marihuana, porque se enciende la gratificación del cerebro, quien se encarga de generar placer cuando tenes sexo.
Y tal vez por eso estábamos tan acelerados, tan eléctricos, y con ganas de besarnos hasta dejarnos sin aire.

La camioneta se detuvo, y el hombre que manejaba dijo "llegamos", nosotros nos separamos, y bajamos del auto para caminar hacia la casa, quiera o no, ella se tenía que encerrar en su cuarto, y yo en el mío, porque podrían pasar cosas que no podríamos detener, y después no habría tiempo para arrepentirse, porque lo hecho, hecho esta.

—Tenes que ir a tu cuarto.~

Dije yo, mientras la observaba, pero ella no quería irse a su cuarto, quería quedarse conmigo, y aunque yo también lo quería, no podía. Yo más o menos me podía controlar, porque ya estaba acostumbrado a sentir lo que sentía, y más cuando fumaba, pero ella no, porque era la primera vez que lo hacía.
Y ahora comienzo a pensar que pasarle el aire, no fue muy responsable de mi parte.

La termine convenciendo en que tenía que dormir un poco, y eso fue lo que hizo, se fue a acostar mientras yo pensaba en que iba a hacer, estaba en la ruina, y no sabía cómo iba a solucionarlo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora