𝑶𝒕𝒕𝒂𝒏𝒕𝒂 𝒄𝒊𝒏𝒒𝒖𝒆

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Instante fugaz
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Editado.
—Estoy re contenta hija, no sabes todo lo que pasamos estos años, y me imagino que vos la pasaste peor.

Sonreí mientras asentía.

—Si ma, pero no hablemos de eso, lo importante es que yo estoy bien, y estoy acá con ustedes.

Respondí, mientras la abrazaba.

—Te extrañamos tanto chiquitita.

Soltó Tiago, quien pasaba su brazo por encima de mis hombros, y besaba mi cabeza.

—Yo también los extrañé negrito.

Dije mientras lo miraba, tratando de dejar salir aquella carcajada.

—Mira pendeja, como te extrañé tanto, hoy no te pienso decir absolutamente nada.

—No negrito, yo tampoco te voy a decir absolutamente nada.

Ambos nos miramos, y soltamos una carcajada, con rapidez vimos a Mauro acercarse, yo observé de reojo a Tiago, y luego el moreno observo al ojiverdes fijamente.

—¿Ustedes?

Pregunté yo, mientras los observaba a ambos.

—Está todo bien entre nosotros, no te preocupes, ¿no es verdad gato?

Exclamó Tiago, a lo cual Mauro asintió sonriendo, el morocho le extendió la mano, y estos chocaron las palmas, para después poder separarse, y dejar que Gotti se mezclara con los demás.

—Hay alguien que quiere hablar con vos.

Dijo Mau, quien me hablaba en el oído, y no señalaba a absolutamente nadie.

—Y ¿donde está esa persona?

Pregunté yo, respondiéndole de la misma forma, en la que él me hablaba.

—En el balcón, anda, te está esperando.

Le asentí con la cabeza, y pase por entre todos para llegar a las puertas de aquel espacio, una vez que abrí las puertas la observé a ella, mirando el paisaje que nos regalaba Buenos Aires.

Me apoye en aquella baranda y solté un suspiro, mientras dejaba mi vista fija en el sol que casi se ocultaba.

—Te tengo que pedir disculpas.~

Exclamó su voz, mientras no apartó la vista de la ciudad, hasta que yo decidí voltear mi cabeza para poder verla.

—¿Disculpas?

Pregunté yo, al observarla.

—Por todo lo que hice todos estos años, siempre te la hice difícil, por celosa, por envidiosa.

Contó, mientras volteaba a verme con aquellos ojos cristalinos.

—No entiendo porque, yo te quería y te quiero tanto belen, pero vos siempre fuiste re conchuda.

—Yo se, siempre pensé que si a vos te pasaba algo y no aparecías, o algo más yo iba a ser re feliz.

Exclamó ella, mientras bajaba su vista, y se apoyaba en aquella baranda.

𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Where stories live. Discover now