-¿Llevamos la práctica del juego a la cama?
-Callate cabeza de microondas
-¿Que pasa bebota?, ¿ya no me vas a rebotar con tus nalgotas?
En donde Agustina se equivoca de server
En curso, y edición
Me fui, me fui como la persona más feliz del mundo, iba con esa sonrisa de oreja a oreja, que no se borraría por un largo tiempo. Si, yo sabia que debía de solucionar muchas cosas con respecto a mi, y a mi carrera, pero ahora no me importaba nada, más que ella y yo, por fin juntos, sin peleas, sin corazones rotos, solo ella y yo, después de tanto desamor, nos merecíamos un descanso, por ende espero que el descanso dure para toda la vida.
Hoy por hoy, tenía un viajecito medio largo a capital, y siendo sincero, tranquilamente podría ir durmiendo, pero no quiero pensar que esto es un sueño, y que nada es real, porque sería el peor momento para despertar.
—¿A donde vas pibe?
Pregunto ese don, quien se encontraba arriba de aquel taxi, que marcaba "libre."
—A capital, ¿haces viaje hasta ahí?
El hombre asintió, y destranco aquellas puertas traseras, así dejarme subir, cuando lo hice este empezó a manejar hasta casa, jugué un rato con aquel anillo que llevaba puesto, y sonreí al recordarla a ella, y a ese momento en donde le prometí esperarla pa' formar nuestra familia, el tachero siguió su trayecto, dejándome observar con tranquilidad todo el camino que iba recorriendo, mientras locamente, pensaba en ella.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Chau muchas gracias.
Dije yo, quien recientemente había bajado del taxi, le pague al hombre, y camine hacia la puerta de aquel apartamento en donde me encontraba viviendo, saqué las llaves y entré para de una dirigirme hacia aquel ascensor. La puerta estaba abierta, porque cuando me fui, la dejé así, cuando entre, la vi a ella, sentada en ese sofá negro que tenía en la "entrada."
—Mauro ¿a donde carajos te fuiste?, me dejaste acá sola con tu hijo.
Al escucharla solté una risa, y negué con la cabeza.
—No,no chiquita, ahora te levantas y con tus mentiras, y extorsiones, te vas de mi casa.
—¿De que hablas?
Pregunto ella haciéndose la desentendida.
—Lo que escuchas, ya me enteré de todo, me mentiste flaca, dijiste que estabas embarazada, y no tenes nada.
Esta negó.
—Pero no puede ser, yo te mostré la prueba.
Asentí.
—Si, pero como desconfiaba de vos, mande a hacer otras pruebas, hace dos horas me llamaron, y ¿sabes lo que me dijeron?, que no estás, y que nunca estuviste embarazada.
