𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.

𝑪𝒊𝒏𝒒𝒖𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒆𝒊

Tres en uno
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Editado.

Suecia 10:20am
Se va la primera
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—Estuve en recepción, les iba a pedir más toallas, pero no entiendo nada de lo que hablan, el traductor llega como a las once menos veinte.

Acotó Thomas, mientras entraba a la habitación que compartía con aquella castaña, de ojos claros.

—Y si amor, hablan sueco, yo tampoco les entiendo nada, pero lo único que se, es que los jabones me los voy a llevar igual.

Respondió la pecosa, mientras se peinaba el cabello, sobre la cama.

—Pero más vale, reclama lo que es nuestro, total eso también nos lo cobran.

—A nosotros no, a Tony, el tío de Agus.

—Tenes razón...le llevamos los jabones de regalo.

La castaña soltó una carcajada, y asentio con la cabeza.

—No te rías, ¿donde va a conseguir jabones suecos?

Alzó los hombros, y lo observó fijamente, antes de volver a responder.

—No tengo idea, pero en Uruguay, estoy segura que no.

Alemania 10:20am
Y se va la segunda
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—La puta madre Tiago, deja tus cosas acomodadas, esto ya parece un basurero, y estamos acá hace dos días.

Acotó el de gorra, mientras pateaba sutilmente los championes, y algo de ropa, de su compañero de cuarto.

—¡Se me cayeron algunas cosas!, ¡ahora acomodo!

Grito el menor, desde el baño, que se encontraba en la habitación.

—Toda la valija se te cayó hijo de puta, hasta la ropa nueva que te compraste ayer, está en el piso.

—Bue hermano, en mi defensa, estaba probando oufits nuevos.

Respondió Tiago, mientras salía de aquel tocador, peinándose el pelo con los dedos, así empezar a levantar las cosas del suelo.

—Dale "oufits nuevos", acomoda todo, porque te voy a matar.

—¡Ya voy mamá!, ¡ya voy!

Contesto una vez más el semi-teñido, burlándose, al doblar aquella pequeña montaña de ropa, que había dejado sobre la cama. Mientras doblaba metía en la maleta, dejando ver la alfombra que se encontraba en el suelo, por tanta ropa, y cosas nuevas que habían comprado, no se podía ni caminar.

Bélgica 10:20am
Se vino la tercera
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—la carte est à l'envers

Dijo aquel hombre, que nos observaba pasar la tarjeta de la habitación.

—Epa, que te pasa con mi novia

Respondió el peli-blanco, mientras se daba la vuelta,  para observar a aquel belgano, que pasaba por allí, y nos hablaba en francés.

—¿Novia?, qu'est-ce que c'est? je ne comprends pas.

—Ah, ¿seguís hablando de mi wacha?, ¡te voy a romper la cabeza!

Grito Mauro enfurecido.

—Mau~...

Acote yo, mientras le picaba el hombro, para que me preste atención.

—No, no, espera que esté se quiere meter con vos.

—Calme-toi mec, il a l'air en colère

—¡NO TE ENTIENDO NADA!, ¡CON MI NOVIA NO!

El castaño de bigote, se acercó al ojiverdes, y le arrebató la tarjeta de la mano.

—ME ROBÓ, ¡NOS ESTÁ ROBANDO!

Su chillido fue altísimo, estoy segurísima que nos escucharon hasta de recepción, y eso que estamos en el séptimo piso.

—C'est mec, c'est facile, le côté bleu, ça marche dans l'autre sens.

Acotó el bigotón, mientras pasaba la tarjeta, para así abrir la puerta de nuestra habitación, y voltearse. Le señalo a Mauro, algo del color de la tarjeta, para que sepa como había que pasarla, luego de eso, se agachó, tomó nuestras bolsas de compras, y nos las entrego en la mano.

—Aaah, el loji este no te quería levantar, nos estaba ayudando con la puerta.

Soltó el tatuado, mientras observaba al chico, no era de buen gusto que dijera esas cosas frente a él, por los menos podría ser más discreto, pero como este no entendía ni media palabra de lo que hablábamos, jamás se enteraría de las blasfemias que el Argentino escupía.
Yo asentí con la cabeza, y por fin hable.

—Es lo que te quería decir, pero no me dejaste.

—Y bueno, pensé que te quería chamuyar, ya que no es la primera vez que lo intentan.

Respondió el rubio, mientras hablaba por lo bajo, el castaño belgano desapareció, luego de decir "Adieu les touristes perdus."

—No les des bola Killah, si yo siempre te voy a elegir a vos, a demás no les entiendo nada de lo que hablan.

Respondí ahora yo, dejando la bolsa de papel, al costado de la mesita de luz.

—Te amo.

Soltó el, mientras se acercaba para besar mi cabeza.

—¿Vamos a desayunar?, terrible lija.

Acote yo.

—Vamos si.