𝑺𝒆𝒕𝒕𝒂𝒏𝒕𝒂

224 20 97
                                    

Gato por liebre
.

Editado.
—¿Alguien más va a comer con nosotros?

Pregunté yo, sirviendo comida en aquellos platos pequeños, y hondos, mientras observaba que casi todos ya estaban sentados en aquella mesa.

—Si preguntas por Mauro, no va a venir, esta en la casa de la novia.

Exclamó Thomas, mientras ayudaba a Mari, a colocar los últimos platos que quedaban en la mesa.

—Uh, bueno.

—Fue entonces, vamo' a comer.

Exclamó Tiago, para poder correr una silla de la mesa hacia atrás, e indicarme que me sentara junto a él. Ya todos en la mesa, comenzamos a comer, el almuerzo fue a base de chistes, anécdotas, y bromas.

 Ya todos en la mesa, comenzamos a comer, el almuerzo fue a base de chistes, anécdotas, y bromas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Queres mirar una película después de todo esto?

Preguntaba Ti, mientras secaba aquellos platos que Enzo estaba lavando.

—Ay si, mi amor, estoy tan enamorado.

Decía Enzo, mientras se burlaba de Tiago, quien negaba con la cabeza.

—Vos reite, pero esta morocha, en algún momento me va a decir que si.

Yo solté una carcajada, y negué con la cabeza.

—Miramos una peli si, gorda,¿vos nos queres acompañar?

Respondí yo, mientras fijaba mi vista en Enzo.

—No loquita, tres son multitud, y si yo digo que si, Tiago me va a arrancar la cabeza.

Este término de lavar los platos, y dejó que Tiago terminara de secar.

—Tampoco para tanto bo, si queres nos podes acompañar, no hay problema.

Exclamó aquel moreno.

—No tranquilos, de igual forma tengo que ir a lo del Big, quedamos de juntarnos ayer.

—¿Otro palo pa la historia?

Pregunté yo, mientras reía.

—Otro palo pa la historia, pero no le digas al Duko, que sino se pone como loco.

Asentí con la cabeza, y pase mis dos dedos por mis labios, haciendo una seña como de cierre, y chasqueando los dedos, y este me guiño un ojo, mientras mostraba una linda sonrisa.

—Diviértanse, y no generen problemas eh, no sean pendejos.

El morocho y yo asentimos con la cabeza, mientras nos sonreíamos mutuamente.

—Bien, la sala está vacía, les dejo un pique.

—Gracias gordita.

Respondí yo.

𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora