𝑸𝒖𝒂𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒆𝒕𝒕𝒆

1.3K 105 188
                                    

Tiago
.

Pacheco

Editado.
Nos encontrábamos ya en el hotel de solanas, si les digo la posta, Agustina eligió el mejor lugar para vacacionar, todas las fotos que habíamos visto aquella tarde que planificamos el viaje fueron reales, todo lo que estaba en aquellas fotos aparecía acá, era como un paraíso.

Lastima que la mayoría de la gente era re egocéntrica, y cero amables, excepto los recepcionistas del hotel, y los guardias, la gente podrida eran los «clientes», o «turistas.»

Mi mente estaba en un viaje, pensaba en banda de cosas, una de ellas era como estarían Mamá y Ambar, o que sería lo que estén haciendo en ese momento, iba a sacar el celu para poder mandarles un mensaje, pero su linda voz interrumpió mis acciones, se encontraba vestida con una pollera de tela fina floreada, esas polleras que se ponen las minas para ir a la playa, después tenía la parte de arriba de la maya color negra, el cabello desatado y el teléfono en mano, no iba descalza como yo ayer, iba con unas ojotas del mismo color que la maya.

—Eu Gottita, ¿vamos al agua?

Pregunto la castaña.

—Obvio, me cambio y vamos, ¿Mauro y los pibes?

Guarde el celu, para poder prestarle toda la atención del mundo, mientras ella me hablaba, y me explicaba donde se encontraban, todos y cada uno de ellos.

—Mauro se fue a pegar una siesta porque estaba cansado, viste que nos levantamos re temprano, y manejo el todo el camino, lo pibes se estaban preparando para ir al agua también.

—Uh piola entonces, me cambio y vamos, ¿me esperas?

Ella asintió.

—Si obvio, ni en pedo voy yo sola, tremenda vergüenza.

Reímos, y cuando comenzamos a caminar una vez más la escuché hablarme.

—Eu, ¿vos viste a Belen?

Pregunto ella, mientras caminábamos con dirección a la habitación que compartía con Enzo.

—Um no, ¿Por que?, ¿tendría que saber donde esta?

Ella negó con la cabeza, su ceño fruncido me dio a entender que mi respuesta no le había gustado, pero cuando lo dije, no fue lo que quise trasmitir.

—O sea no, eso no fue lo que quise transmitir.

—Si, fue no importa, te espero acá afuera.

Acotó ella, apoyándose en la pared que estaba al lado de la puerta de aquella habitación, la numeró cuarenta y ocho.

Al entrar a la habitación, tire el celu a la cama, y busqué la ropa que iba a ponerme para bañarnos. No me gustaba que la Gusi se enoje conmigo, pero yo lo hacía difícil, terrible pajero.

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.
𝐑𝐨𝐥𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 L.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon