Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
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TaeHyung observaba a su madre corretear por todo su salón con una energía desbordante y alegre, siendo así, todo lo contrario a como él se sentía. El que parecía ser el día de la vida de su madre, era el de su propio entierro en vida y lo estaba odiando a más no poder.
Bajo el marco de la puerta a la cocina se colocó la sombra de su mayordomo principal, NamJoon le sonrió de lado como aliento y él bajó su vista a sus pies.
-¡TaeHyung, por la luna, sonríe un poco! -Se quejó la mujer que le dio la vida con un grito agudo y molesto para él. -Has estado más de dos horas arreglándote y ahora te sientas en ese sofá de cualquier modo. -El castaño alzó la vista para verla de nuevo.
-Yo no me he arreglado porque haya querido madre, vosotros me habéis obligado. -Rebatió con molestia en su tono de voz. Su madre arrugó su ceño, pero no fue capaz de decir nada más pues una voz grave e imponente hizo acto de presencia.
-Y más vale que no me obligues a obligarte a sonreír y ser gentil. -Demandó su padre Alfa. -No quiero pasar vergüenza porque montes uno de tus expectaculos. -Con chulería recolocó su chaqueta de traje sobre sus hombros. -No sabes lo feliz que soy de saber que al fin te irás de esta casa y de que al menos sirvas para algo.
-¡Que nunca me has querido aquí lo sé de sobra! -Gritó poniéndose en pie y encarando a su padre. -¡Si tanto te ha molestado siempre mi presencia haberme dejado marchar antes con...! -Sus exclamaciones se quedaron calladas en cuanto la mano recta y altanera de su padre se levantó en dirección de su rostro. Por suerte o desgracia su madre llegó a tiempo de detener el golpe.
-No le golpees. -Susurró la muerte sin ver a los ojos a su marido. -No daría una buena primera impresión con la marca de tus anillos en su cara. -El Alfa asintió y bajó su mano, sin embargo encaró ahora su rabia hacia la mujer Omega.
-Todo esto es tu culpa y lo sabes. -Escupió con asco. -Tú eres la que se quedó embarazada y me dio un hijo bastardo. -TaeHyung cogió una profunda respiración y evitó verlos como siempre hacía cuando esa conversación iniciaba.
-Tú fuiste quién se fue de viaje y me dejó sola en mi celo. -Replicó la Omega con voz calmada. Las mismas replicas y exigencias que TaeHyung llevaba escuchando desde que tenía uso de razón. -Al menos deberías agradecerme que fue que obligué a ese estúpido Omega a acostarse conmigo y no lo hice con un Alfa que pudiera marcarme y matarte. -El hombre rodó sus ojos.
-No me hubiera muerto, no eres mi destinada ni te quiero tanto mujer. -Soltó una carcajada grave y fuerte al aire. -Más bien agradece tú que al menos el muchacho naciera Omega puro y nos sirva de algo ahora mismo.
Una mano cálida rozó la suya hasta entrelazar sus dedos finos con los suyos más grandes. TaeHyung suspiró cuando el aroma de su hermana llegó a él abrazándolo y haciéndolo sentir calma y paz. Jennie era lo único bueno en su vida, lo único real y la única persona que le quería en esa familia de locos, narcisistas, Alfistas y de fachada ejemplar cuando eran todo lo contrario.
