Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
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-Por la luna Tae. -Murmuró, realmente asustado, JungKook. El Omega se movió, haciendo más fuerza al abrir sus dedos en su interior al estirarse pero, para sorpresa de ambos, gimiendo de forma más relajada y cómodo esta vez.
-Por favor Tae, mi vida. -Dijo Jimin tratando de detenerlo. -Te vas a hacer daño. -Era una súplica adorable, pero el Omega refunfuñó hasta gruñir al rubio cuando casi toca su muñeca embadurnada en el gran exceso de lubricante que su cuerpo había comenzado a expulsar. Su mano moviéndose más fuerte, llevándole a llorar y haciendo a ambos jadear. -Kookie, haz algo, tú siempre consigues calmarlo.
-Tae, cariño mío. -Le llamó trepando sobre su cuerpo, viendo esos brillantes ojos azules. -Mi Omega. -Sonrió amargo pero sincero. -Debes calmarte, ni Alfa ni Beta quieren que su Omega se haga daño. -El castaño asintió recibiendo los mimos del Beta al limpiar las lágrimas de sus mejillas y retirar el flequillo sudado de su frente. El aroma a tinta haciendo todo más ligero y fácil, más calmado y suave. TaeHyung se incorporó, sacando su mano de su interior y tomando a Jimin de una de sus manitas fuertes para acercarlo a ellos. -¿Qué quiere nuestro Omega?
-Sí. -Asintió Jimin hablando bajo para no romper la repentina atmósfera de calma de TaeHyung. -¿Qué necesita que Alfa y Beta hagan?
El Omega, en completo silencio, tan solo diciendo como esas últimas horas en voz dulce e infantil, Beta o Alfa; los movió a su antojo con una delicadeza y concentración adorable. Con el celo fruncido, su lengua fuera rosada y sus manos temblorosas no parecía el mismo que hace un momento lloraba por no ser saciado.
JungKook y Jimin se miraron en la proximidad, sus piernas ligeramente entrelazadas y sus rostros cerca el uno del otro al estar de frente en el centro de la cama. TaeHyung sonrió bonito, cuadrado y lindo; antes de ladear el gesto y colarse entre ambos cuerpos pegando su espalda al pecho de Jeon y su pecho al mismo de Park.
-¿Qué...? -Trató de preguntar Jimin, callando en el instante en que TaeHyung sujetó ambos penes efectos pero agotados e irritados conduciéndolos hacia su entrada abierta en demasía. -¡No! ¡¿Estás loco?! -Gritó, tomando sus caderas e impidiendo que bajara más que el hecho de sentir ambas puntas rozar su ano. TaeHyung aulló, gruñó y hasta goleó con su mano libre el pecho del rubio.
-Alfa. -Llamó JungKook con voz dulce pero decidida, así como siempre le hablaba a su mayor. -Déjale, él sabe lo que hace. -Jimin lo miró incrédulo, ¿acaso había perdido la cabeza? -¿Recuerdas? Nuestro lobo es quien realmente nos conoce y sabe cómo actuar por instinto. -Y Jimin debió morderse la lengua, agachar la cabeza y dejar ser a TaeHyung.
Costó, claro que lo hizo, pero una vez las cabezas de sus penes entraron en el estrecho orificio; todo escurrió con naturalidad gracias a los chorros de lubricante que llegaron a manchar sus muslos entrelazados y el gemido suspirado, de placer y confort supremo de Kim, solo fue el claro: "esto es lo que necesitaba".
