Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
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JungKook se tomó unos segundos, viendo como Jimin dudaba entre salir de la bañera de nuevo y abrazarlo o esperarle dejándole su espacio; como TaeHyung comenzaba a llorar de nuevo enfadado y trataba de quitarle su camiseta.
Finalmente suspiró, sabiendo que ellos amaron su rostro sucio y delegado, su voz miedosa, sus pesadillas, su mano quemada... Primero retiró sus pantalones y calzoncillos, el largo de su camiseta cubriendo su hombría hasta que poco a poco levantó esta y se deshizo de ella.
Para su desgracia ninguno de sus esposos se fijó en su pene o trasero, sino en las cicatrices y quemaduras en su pecho, estómago y espalda.
-JungKook... -Fue lo único que pudo decir Jimin, su voz tratando de salir controlada pero siendo grave y molesta con matices de su lobo dominante y protector.
Sin embargo fue de nuevo TaeHyung, quién chapoteando el agua tiró de sus manos para hacerlo entrar a la bañera y sentarse de frente a él, enredando sus piernas en su cintura y besando; con adoración y puro amor, cada una de sus cicatrices. JungKook acarició su cabello mojándolo en el proceso.
-Bebé bonito y bueno. -Halagó al Omega, este rio cantarín dejándose caer en el pecho de Jimin que lo comprimió con fuerza por su vientre.
JungKook se dedicó a lavar las piernas, brazos y pecho del castaño, Jimin lavaba su cabeza haciendo ronronear al Omega mientras mantenía sus ojos cerrados. Dado un momento Jeon sintió la mirada fija del Alfa en una de sus mayores cicatrices, la que cruzaba su pecho y que había sido hecha con el botellín de una cerveza una noche que se negó a preparar más comida cuando ya eran las 3 de la mañana y él tan solo tenía 10 años.
Jimin le sonrió, tratando de que no notara tan mal su enfado y le llamó, con miedo a que se volviera a cohibir o avergonzar, con un ligero movimiento de cabeza. JungKook se acercó más, recibiendo un beso de su Alfa que compartieron, primero dulce y después fogoso, sobre el hombro del Omega.
-Alfa, Beta. -La voz de TaeHyung salió ronca por el silencio de esos dos últimos días, infantil aún así. Ambos le miraron alejándose lo justo para chocar sus narices a la par que las mejillas del castaño que estaba sonrojado, mezclando el sudor con el agua de su cuerpo y con la pupilas increíblemente dilatadas.
-Bien, vale, vamos. -Concedió Jimin, forzando sus cuerpos a dejarle espacio y siendo el primero en salir de la bañera. Una vez fuera cargó a TaeHyung hasta dejarlo sentado sobre el mármol que cubría una de las paredes del baño. Al girar, el Alfa, de buscar una gran toalla que cubriera y secara el cuerpo de sus chicos encontró una imagen que debería resultar adorable o incluso sexy, pero nunca triste.
JungKook estaba de pie, entre las piernas abiertas de TaeHyung, mientras le besaba la nariz varias veces seguidas tratando de hacerle reír a pesar de su dolor y fiebre creciente. De ese modo, en esa postura, Jimin tenía la perfecta vista de la espalda maltratada de JungKook y solo la luna sabía lo mucho que deseó llorar. Su lobo, habría perdido la razón e ido en busca de venganza de forma primitiva si no hubiera sido porque TaeHyung volvió a sollozar llamándolo.
