Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
JungKook miró los apuntes sobre su mesa, inevitablemente llenos de insultos y tachones de tinta negra que tapaban palabras desagradables que le hacían hervir la sangre o querer llorar como cachorro. Con un suspiro frustrado golpeó su escritorio y despeinó su largo cabello azabache tirando de él y descolocado sus gafas de lectura en el proceso.
Una mano repleta de anillos paseándose entre sus cabellos le hizo soltarlos y alzar la mirada, Jimin le sonreía con el mayor amor del mundo de pie a su lado tras abandonar su propio escritorio.
-¿Necesitas despejarte? -Preguntó dulce el Alfa, el Beta asintió con un tierno puchero. -Ven. -Pidió caminando de nuevo a su sillón, recibiendo el menor en su regazo y comenzando a acomodar sus cabellos en una tierna coletita alta que caía como palmera sobre su frente. -Mi Beta lindo. -Sonrió besando sus rosados labios, dejando sus belfos unidos largo rato hasta notar la tensión en el cuerpo contrario desaparecer.
JungKook se acomodó sobre su cuerpo, restregando su mejilla en la marca de aroma del Alfa para poder olisquear mucho más el rocío de la mañana húmeda de un verano. Jimin lo contuvo por su cintura y besó su oreja con un suave toque.
El Beta estuvo a punto de reír cuando los besitos descendieron como caricias de cosquillas por su cuello cuando una imagen en el patio trasero de su casa captó su atención. A través del ventanal podía ver a TaeHyung pintar sentado en su taburete y frente a él el que parecía ser un retrato de YeonJun y TaeHyun con un fondo acrílico de colores brillantes en el caballete; junto al Omega apareció NamJoon cargando una bandeja con zumo y unas galletas de avena y frutos rojos.
La sornisa de su Omega, como comió las galletas y NamJoon limpiaba sus labios sin asco ni vergüenza con su dedo pulgar impregnando en su propia saliva... La forma en que su Omega se escondía en el gran pecho del alto moreno y encajaba perfectamente.
-Minnie. -Susurró haciendo a este ronronear dulce en su cuello. -¿Tú también viste a Tae llorar en el pecho de alguien diciendo que no quería casarse contigo en sus recuerdos? -El humor en Jimin cambio al instante, un confusión clara marcada en su rostro cuando lo encaró. -Mira allí. -Señaló tras el ventanal.
Jimin giró su silla de lado, para que ambos pudieran ver al jardín donde NamJoon ahora acariciaba el cabello castaño de TaeHyung y este le sonreía como niño pequeño mimado. Fue el momento en que ambos sonrieron a la par, cuando sus dientes de mostraron e igual modo excepto que el mayor dejó ver dos hoyuelos lindos en sus mejillas y sus manos se entrelazaron dejando en claro la similitud de sus tonos de piel que todo cobró sentido.
-Oh por la luna. -Susurró Jimin perplejo. -¿NamJoon es el padre Omega de TaeHyung?
-Eso creo. -Asintió lento. -Tae me contó que su madre entró en celo y que su padre no estaba en la ciudad por viajes de negocios. -Dijo volviendo a tener la vista del Alfa en él. -Al parecer su madre estaba tan necesitada que obligó bajo amenazas a uno de sus sirvientes Omegas a tener sexo con ella.
