Descubriendo el Trabajo de un Beta ~ VKookMin ~ JungKook, JiMin y TaeHyung

~Epílogo~

Sus piernas corrían a más no poder, su cuerpo chocando sin pretenderlo contra los transeúntes y sus disculpas en gritos cuando los dejaba a atrás. Choi YeonJun llegaba tarde, una maldita costumbre mal aprendida de su hermano mayor TaeHyun y que su cuñado BeomGyu siempre le recriminaba. 

Los Choi, una familia algo disfuncional pero perfecta y envidiada por todos. Una familia que había viajado desde la gran ciudad de Seul hasta las costas de Busan. Una familia numerosa formada por varios tíos, primos y hermanos que realmente no tenían ningún parecido físico entre ellos. Una familia que ocultaba su pasado en su ciudad natal y que aceptaron como propio un apellido que nunca fue suyo. Así, los Jeon, los Kim y los Park, se convirtieron en los Choi junto a sus tíos políticos los Min y Jung. 

YeonJun se había criado junto a su bella familia, el recuerdo de las anécdotas que su mente infantil borró en su ser siendo algo primordial en las cenas semanales. Su corazón humano y su alma lobuna amando a tres personas que no recordaba conocer y a los cuales consideraba sus padres. Igual que les pasaba a sus sobrinos, quien él consideraba sus hermanos pequeños y que habían sido criados por sus abuelos NamJoon y Hoseok. Los mellizos tenían un amor sobrenatural y leal al recuerdo de los recuerdos de sus padres, un amor sincero para quienes dieron su vida por ellos.

El joven Alfa de veinte años giró la única esquina que bifurcaba su universidad, donde estudiaba leyes, con el instituto de sus hermanos y el colegio de sus sobrinos. A lo lejos pudo localizar a su pequeño sobrino de cinco años, con el cabello rubio y sonrisa de colmillos marcada como su hermano TaeHyun, zarandear su mano con alegría y haciendo a su hermano mayor por tres años de cabello azabache hacer el mismo gesto. Al lado de los menores estaban sus hermanos, en realidad sorbios también, de ya catorce años mirándolo con el desespero de su tardanza. Una carcajada salió de él cuando Kai, con el cabello azabache de JungKook y los ojos brillantes de TaeHyung le sacó su dedo medio.

-Maldito Omega descarado. -Rio más alto y prolongado cuando fue la Beta, Mia, quien comenzó a golpear a su mellizo y tapó los ojos de los menores. 

Kai; su pequeño Omega, al que cuidaba con constancia aún si era arrasador como el océano tal como lo identificaba su nombre. Sensato, elocuente y de sentimientos profundos.

Mia; su pequeña Beta, la que llegaría a ser la elegida como denominaba su nombre: "la amada por la Luna'. Emotiva, diligente, cuidadosa, expresiva y consecuente.

Su cuerpo volvió a colisionar contra el de alguien, esta vez mucho más delgado y menos corpulento hasta el punto de hacerlo caer al suelo. YeonJun se detuvo escuchando las risas de sus sobrinos a lo lejos. Con preocupación se giró para ayudar al chico que había lanzado al suelo sin pretenderlo, su mano extendida hacia él.

-Lo lamento. -Dijo ofreciendo una reverencia, el joven en el suelo se encogió por instinto ante la cercanía del Alfa. -Déjame que te ayude. -Pidió tendiendo su mano con más aínco. 

El cuerpo en tierra era delgado, pequeño y estaba encogido con temor. YeonJun frunció su ceño cunado el inconfundible aroma de un Omega entró por sus fosas nasales y su mano fue tomada por el contrario. Un recuerdo fugaz y olvidado de esas marcas rojas, que sabía se volverían violetas en pocas horas, en las muñecas del Omega pelinegro revolvieron todo su sistema. Su mano quemó de forma ardiente y deliciosa ante el contacto con la suave y pálida piel del chico. Tal vez este también lo sintió, porque su mirada se alzó por primera vez del suelo para buscar la suya. 

Grandes ojos redondos y con las corneas rojas pro el llanto le dieron la bienvenida enmarcados en un relleno rostro redondeado de mejillas mullidas y rosadas. YeonJun tragó saliva pesadamente negándose a soltar al chico y afianzando su agarre. El Omega parpadeó tembloroso, sus ojos mostrándose en azul, su lobo gritando y llamando al de YeonJun que no tardó en corresponder y afirmar lo que estaba pasando allí al mostrar a su Alfa a través de sus ojos rojos. Eran destinados.