Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
COMENTAD POR FIS 🥺 no pago terapias ni por este capítulo ni los siguientes que aún guardo en mi mente
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JungKook comió solo y, luna, era tan aburrido. Su casa estaba en completo silencio que intentó llenar con música o su propia voz cantando. Nada. Echaba en falta de forma absurda a NamJoon correteando por ahí, ya que había ido con TaeHyung y Jimin a casa de los Kim, extrañaba a SeokJin cantar en la cocina o reír ante las ocurrencias de él mismo, ya que se había marchado de nuevo a su casa para "vigilar" a su hermana, deseaba tener a Jimin allí trabajando mientras los miraba o comía de sus bizcochos hechos con amor o bebía de su café o té para reanimarse, ansiaba tener a TaeHyung allí pintando, ayudándole con sus escritos o comiendo galletitas de avena con frutos rojos, amaría tener a su Junnie y su Hyunnie para conversar o jugar juegos entre los tres como antaño...
Sonrió ante la nueva idea que había cruzado su mente. Podría ir al mercado, comprar frutos rojos y avena de trigo para hacer un pastel con sus hermanos una vez recogiera a YeonJun de la escuela y TaeHyun volviera de la rehabilitación. Así podrían pasar tiempo de calidad los tres juntos y después sorprender a su Alfa y Omega con algo hecho por los tres.
Era un plan perfecto y sin fallas.
Media hora después, con su bolsita de mimbre en su mano derecha, veía la variedad que el mercado le ofrecía de frutos rojos. La mujer que atendía, y quién lo conocía desde pequeño, le ofreció a probar una pieza de frambuesa y de moras para degustar sus sabor. Con su mano izquierda lo hizo, tomó la mora rosada y la masticó disfrutando el ligero toque ácido en esta. Cuando fue turno de tomar las frambuesas su mano izquierda, la que siempre tendría marcas de las quemaduras de aquella plancha, rozó otra mano y se sobresaltó.
-Disculpa. -Ofreció una reverencia a la chica que le veía con una mano en el pecho. -No pretendía asustarle. -Dijo bajo viendo los ojos llorosos de la joven, esta pareció salir de su ensoñación y negó sin decir nada más y volvió su vista al puesto de frutas.
JungKook no le dio más importancia, era normal causar asco, miedo o incluso terror en las personas que nunca habían visto a un Beta. Tras probar la dulce frambuesa canturreo alegre y me pidió a la dueña que le embolsara unas pocas. Cuando recibía la bolsa y la guardaba en su cesta de mimbre, esperando el cambio del pago, sintió de nuevo la mirada fija de la chica sobre él. Así que se giró y le sonrió a la Omega.
-¿Eres...? -Susurró ella, el pelinegro suspiró sabiendo la pregunta que vendría con cruel connotación. -¿Eres Jeon JungKook? -Eso le desconcertó, abrió sus ojitos grandes y brillantes analizando a la chica. Barbilla puntiaguda, cuerpo delgado, nariz perfilada, cejas finas y ojos rasgados además de piel pálida con ligeros fonos morados en sus muñecas...
-¿Te conozco? -Preguntó ladeando su cabeza y tratando de no enfocar su vista en los tonos amarillos y morados que adornaban su piel. La chica pareció dudarlo unos segundos antes de responder cuando creyó que se marcharía al recibir de vuelta su dinero el menor.
