Historias aleatorias que involucran varios aspectos que Hajime Isayama no nos ha mostrado de nuestra amada pareja LeviHan.
¡Y pensar que todo esto salió de mi imaginación...
Vaya sorpresa!
El amor con el que han recibido estas historias realmente m...
Este es el shot cortito que se me ocurrió hace como un mes y bueno, ni resulto cortito ni rápido de publicar.
¡Nos leemos al final!
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—No
—¿Pero por qué no? —preguntó con cara de sufrimiento.
—Es una idea terrible y lo sabes —respondí mientras pasaba de largo sin prestarle más atención.
—Levi, por favor... necesito que vengas conmigo —continúo quejándose pero ahora sujetando un costado de mi mochila, haciendo que me tambaleara y volteara a verlo con cara de desagrado.
—Ve tu solo, la rubia siempre parece enojada conmigo —respondí quitando su mano de mi mochila.
Él no perdió tiempo y corrió hasta quedar frente a mi, ese idiota.
—Por favor, sí vas conmigo te prometo que te compraré una caja de ese asqueroso y estúpidamente caro té que te encanta, por favor —terminó de lloriquear.
Pero aquello que propuso sonaba tentador.
—¿Una? —pregunté indeciso mientras levantaba mi ceja derecha... no podía creer que estuviera siendo sobornado y que me estuviera pensando seriamente el acceder.
Nos miramos desafiándonos con la mirada.
—Tres —dije intentando sonar inflexible.
Me miró con recelo.
—Dos —respondió rápidamente.
Estuve a punto de decirle que no y seguir mi camino pero continuó.
—Dos cajas de té y te conseguiré tu estúpido limpiador de pisos que no encuentras por ningún lado —dijo con cara de sufrimiento una vez más.
Se notaba bastante desesperado.
Me lo pensé por un par de minutos.
Suspiré.
—Bien —dije sin ganas.
—¡Yujuuuuuu! —gritó tan fuerte que casi me dejó sordo.
Lo ignoré.
—¿Cuándo es? —pregunté con falso resentimiento.
Después de todo era importante mantener la fachada, lo que me acababa de ganar era un buen precio por el sufrimiento que seguramente pasaría en esa salida del demonio.
—Mañana, después de las 6, se que estás libre y es por eso que le dije a Nanaba que irías conmigo porque nunca se despega de Hange y necesito que vengas para que.
Me vi en la necesidad de interrumpirlo.
—Quieres que sea tu distracción, así la rubia deja de hablar con su amiga y habla contigo, ¿es eso? —pregunté algo ofendido.
