-Levihan- OneShots en Edición

Things that happen... Part 2

Cosas que pasan... 2da parte

¡Espero que les guste!

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Cuando recobre la conciencia lo primero que se hizo notar fue un dolor realmente fuerte que recorría todo mi cuerpo.

Después del dolor inicial, este se concentró en un solo sitio.
En el lado derecho de mi cabeza y parte de mi cara.

Fuertes punzadas acompañadas de un ardor intenso atravesaban mi cráneo, respire profundo tratando de sobrellevar el dolor.

Sentía como la piel del lado derecho de mi cabeza se estiraba cuando presionaba mis párpados fuertemente de tal manera que el ardor era insoportable.

¿Que demonios había sucedido?

Mi respiración era irregular, tenía los párpados fuertemente cerrados y el dolor no cesaba ni un poco, sentí que mis ojos se humedecieron al realizar esto.

En cuanto relaje los músculos el ardor y dolor dejaron de ser tan intensos, seguramente habían tenido que coser esa parte de mi piel.

Trate de enfocarme en otra cosa que no fuera el dolor lo que me obligó a pensar en mi alrededor...

Seguí tratando de regular mi respiración y después continué con mi inspección.

Estaba sobre una cama, pero no era mi habitación eso estaba más que claro, mis sábanas jamás tendrían esta textura asquerosa que me encontraba sujetando.

Solo había un lugar que tenía peor higiene que los cuartos de los cadetes y ese lugar era la enfermería.

Además de que el olor era característico, por más cloro que usarán ese lugar siempre olería de manera repulsiva.

Trate de abrir los ojos pero había algo que me lo impedía, levante mi mano izquierda y la acerque lentamente a mi rostro.

Era una pedazo de tela...
¿Una venda?, tenía una maldita venda en los ojos, ¿que carajos? 

Trate de levantar mi mano derecha pero esta no respondió.

Genial, simplemente genial.

Con la mano izquierda intente deshacerme de la venda pero no pude, mis movimientos eran un tanto torpes.

Seguramente me habían inyectado algún tipo de porqueria para evitar que me moviera.

Demonios.

Suspire pesadamente dejando caer mi mano izquierda sobre aquel asqueroso lecho.

—Deja de moverte —comentó alguien que acababa de entrar a la habitación donde me encontraba.

Reconocí de inmediato de quien se trataba.

—Gracias por el consejo —traté que mi voz sonara molesta pero solo salió en un suspiro.

Eso solo significaba que no había utilizado mi voz como regularmente lo hacía, lo cual en realidad no era mucho.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? Y ¿Por qué tengo puesta esta estupida venda? —pregunté.

—Cuatro días, y llevas puesta esa estupida venda para evitar que la luz lastime tus ojos, no sabíamos si habría algún riesgo de que tu vista se fuera a ver afectada así que tomamos algunas precauciones —finalizó.

—¿Tomamos?, ¿tú y quién más Hange? —respondí.

—Yo y el doctor Henrikz —contestó.

Un crujido a mi lado derecho me indico que había tomado asiento.