-Levihan- OneShots en Edición

The time we own

El tiempo que poseemos.

¡Espero que lo disfruten!

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—¿Qué pasaría? —insistí nuevamente.

Levi dejó lentamente los documentos que hace un momento revisaba para girarse en mi dirección.

—¿A que viene esa pregunta, Hange? —dijo levantando la ceja derecha levemente.

—Curiosidad en mayor medida y realmente me gustaría saber que piensas al respecto —respondí encogiéndome de hombros.

Aún me encontraba recargada en el marco de la puerta abierta de su habitación, hacia nada había llegado a interrumpir sus deberes.

—¿Qué clase de cosas estuviste haciendo para tener ese tipo de dudas? —pregunto curioso.

—No estaba haciendo nada en específico, solo redactaba algunos documentos en mi laboratorio que obviamente no tienen nada que ver con la pregunta pero de la nada comencé a pensar en cosas como esa... fue por eso que vine a preguntarte directamente —fue mi rápida respuesta.

Se levantó de su asiento y camino hacia mi con determinación, pasó delante mío y habiendo salido de su habitación se giró a mitad del pasillo y volvió a hablar.

—No me parece que sea muy prudente de nuestra parte el hablar de algo como eso en este sitio, ya es demasiado deprimente todos los días como para hablar de ello más abiertamente hoy... recién llegamos Hange —dijo exhalando, se notaba cansado.

—¿Entonces solo te vas a ir?, ¿no piensas responderme? —claro que me pondría a la defensiva, lo único que quería eran respuestas.

—Yo nunca dije que no te respondería, dije que 'No me parecía prudente hablar de algo como eso en este sitio', así que cierra la puerta y vamos afuera —dijo retomando su andar y dirigiéndose rumbo a las escaleras.

Inmediatamente entendí a que se refería, no era un lugar adecuado según el... bueno cualquier lugar puede ser bueno para hablar de lo que sea en mi opinión.

Conforme con su respuesta sonreí en su dirección y procedí a realizar lo que me pidió, cerré la puerta de su habitación y caminé siguiendo la dirección que lo vi tomar anteriormente.

Lo encontré a las afueras del comedor, listo para abandonar el edificio.

—¿Quieres platicar en el comedor?•pregunte aún sabiendo cuál sería su respuesta.

—Claro que no —respondió y abandonó el recinto.

Continuó caminando por los senderos de tierra que delimitaban los edificios y sus funciones dentro de la legión, alejándonos cada vez más de las zonas donde podríamos encontrar a algún cadete o soldado meramente por casualidad.

Y después de haber recorrido por algunos minutos el sitio decidió que sería prudente detenernos en la zona de práctica, la cual únicamente se utilizaba por las mañanas y muy raramente por las tardes.

Ya había anochecido, por lo que nadie debía merodear la zona por la lejanía que suponía de los edificios donde pasábamos la noche.

No se trataba de una noche especialmente fría u oscura, el viento soplaba provocando que se mecieran las hojas de los árboles al compás de este.

Me quede un momento observando el cielo nocturno y la maravillosa vista que este ofrecía, después cuando lo escuché llamarme fue que me di cuenta que él se encontraba sentado sobre la hierba, área que delimitaba el final del área de entrenamiento.