✨4 OLOR A MAR: 4 II. Noticias de Getxo

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Siguiendo las instrucciones de Benigna, Marciano se dispuso a coger el tranvía que le conduciría directamente a la plaza de Las Arenas. Allí Benigna había reservado una habitación en el hotel Antolín a su nombre. Desafortunadamente, Benigna no podría estar a la hora que estaba prevista su llegada por lo que se reuniría con Marciano allí en cuanto fuera posible.

Marciano se retrotrajo a la primera conversación telefónica que había tenido en su vida:

—Es impensable perderse incluso para mí, que tengo una orientación atroz—La frase era tan "finolis" que con solo recordarla volvía a darle la risa.

—Antes de llegar a la plaza de Las Arenas verás un enorme puente de hierro. Te recordará a la torre Eiffel parisina—Recordaba Marciano. En aquel momento, no se atrevió a confesar que no tenía ni idea de cómo era esa torre en cuestión, pero confiaba poder reconocer fácilmente un puente metálico en cuanto lo viera.

—La parada del tranvía queda justo frente al hotel y las cocheras de fin de trayecto a su lado. Además, su nombre está escrito en grandes letras—describió Benigna.

Ahora tenía la oportunidad de ver que la descripción se ajustaba totalmente a la realidad. Desde su trayecto, paralelo a la ría, pudo vislumbrar el majestuoso puente colgante. Dos altas torres metálicas se erguían a cada lado de la desembocadura del Nervión unidas por una pasarela horizontal a muchos metros de altura. Una barquilla iba y venía de un lado a otro acercando los dos márgenes con su monótono trasiego. Este sistema no solo permitía el tránsito de personas también daba la posibilidad a los barcos de remontar el río y penetrar desde el mar hasta el corazón de la capital, Bilbao. Resultaba una imagen hermosa y orgullosa. Un claro ejemplo del dominio del mundo por el hombre que lo modelaba a su imagen y semejanza.

Según D. Pablo el siglo XX, había llegado para ponerlo todo patas arriba. Estaba alterando todas las formas de vida fueran estas acaudalas o sencillas. Los rápidos avances e ingenios: La electrificación del tren, la llegada del teléfono, los coches. Latidos que impulsaban la sangre por todas las arterias de un país en crecimiento. Inventos, que hacían la vida más cómoda a todas las gentes empezando por quienes pudieran permitirse pagarlo. Mirar alrededor invitaba a soñar con las ideas locas y maravillosas de los libros de Julio Verne.

Sin bajar siquiera de su medio de transporte pudo encontrar su alojamiento. Un gran edificio rectangular con cuatro pisos, contando con la planta baja. Coronado por una cubierta de teja y unas enormes letras en las que se podía leer: Hotel Antolín. Del lado de la ría la construcción tenía unos preciosos miradores. A Marciano se le hizo un nudo en el estómago al pensar que , dada su ubicación y estilo, la estancia fuera muy cara. Mucho más de lo que a él le hubiera gastado en previsión de los grandes desembolsos que se avecinaban.

El tranvía le dejó a los pies del mismo puente. A su lado pudo ver un quiosco de prensa y varios carteles con direcciones. Marciano se acercó a comprar un ejemplar del Noticiero Bilbaíno. Pretendía encontrar personas que pudiera contratar para hacer reformas y , visto lo visto, era probable que necesitase también algún alojamiento más económico.

Ya en el hotel fue acomodado en una pequeña, pero acogedora y limpia habitación del primer piso, Daba a la parte trasera del hotel y no parecía tan ostentosa como el resto. No tardó mucho en guardar su ridículo equipaje y sale de la habitación para leer el periódico que había adquirido mientras esperaba la llegada de Benigna.

Aquel primer piso resultaba bastante más familiar de lo que en un principio pensó estaba ocupado por: dos cocinas, dos comedores, otras seis habitaciones, dos salones, dos wc, un cuarto de plancha y una oficina. Dirigió sus pasos a uno de los salones comunes con un enorme mirador acristalado y vistas a la ría. Se acomodó en uno de los sillones de terciopelo verde, prensa en mano, y aprovechó la claridad del amplio ventanal para ojear del diario.

Sin embargo, es gris. (En edición)Where stories live. Discover now