✨5. AQUÍ Y AHORA: 5.II Los secretos de pilar

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Desde que llegó a Vitoria solo había una cosa que ocupaba la mente de Pilar: El orfanato. Dado que era incapaz de borrar su pasado necesitaba conocerlo. Su objetivo era obvio. Pretendía acceder a esa oficina polvorienta y oscura de sus recuerdos. Confiaba en que aquella estancia albergara todos los secretos sobre su origen y que sentía que necesitaba conocer ¡Tantas veces había fantaseado con encontrar a sus verdaderos padres!

Cuando era un poco más pequeña, se aferraba a una quimera: Que su abandono era un error y que desde entonces estaban buscándola. Ahora había dejado de lado esas esperanzas de niña en el baúl más oscuro y profundo de su interior. Solo ansiaba conocer sus nombres. Quizá, en el mejor de los casos, llegar a verles. Y en el más loco de sus sueños hasta hablaba con ellos. Independientemente de lo que pasara a continuación, sabía que sus heridas solo podrían cicatrizar con respuestas.

Había estudiado duro. Se había esforzado en el colegio para sacar las mejores calificaciones. Demostrar a todos, niños y adultos, que una abandonada podría llegar a superar a cualquiera de ellos. Sin embargo, la sensación de no ser suficientemente buena la perseguía como una sombra. Con independencia de la luz que hubiera a su alrededor. De pronto, un olor a tinta llenó mis sentidos mientras en su cabeza retumbaban como un oráculo las espartanas palabras de un chico:

— Nadie querrá nunca casarse contigo— Eran las palabras de un chico, curiosamente de aquel que le gustaba hasta ese mismo instante—¿Qué sangre darás a tus hijos si tus propios padres te abandonaron?

Podía notar cómo su corazón endureciéndose como el barro al sol. Para luego quebrarse en diminutos añicos.

Pilar estaba cansada de huir de su pasado. Agotada de intentar aparentar ser quien nunca podría. Harta de pelear contra cualquiera que dudara de ella. De ser fuerte porque era la única opción que le queda a cualquier niño expuesto. Tras reponerse a la burla me condujo a otro episodio de su pasado:

Raspaba su propia piel con un estropajo de esparto hasta dejar salir la sangre. Quería deshacerse de esa mácula que la convertía en una apestada. Su dolor físico era solo un pequeño pellizco comparado con su dolor emocional. Tanto que ensimismada en su propio mundo no era consciente de que alguien se acercaba.

—¿Qué crees que estás haciendo?—preguntó Micaela acercándose y acuclillándose a su lado— ¿Acaso piensas que así dejarás de ser quien eres? Tú no tienes nada malo, Pilar— aseguró la mujer con ternura— No debes cambiar por lo que opinen o digan los demás o jamás podrás vivir feliz contigo misma.

—Pero madre. Se ríen de mí. Me desprecian. ¿Quién soy?—preguntó con ojos empañados.

—Eres nuestra hija. Porque nosotros te elegimos— respondió Micaela mientras la tomaba entre sus brazos.

Ahora, por fin, era capaz de entender las palabras de Madre. Tenía claro que jamás intentaría arrancar de nuevo de su piel ese número ni su apellido. Que aquella tinta corría por sus venas tanto como su sangre. Por fin era capaz de aceptar que era la suma de todo lo que ha vivido, pero también sentía que había una parte de ella misma que le ha sido arrebatada y estaba decidida a encontrarla, conocerla, abrazarla y luego, ya libre, poder seguir su propio camino.

Zambullirse en las profundidades de Pilar era una tarea de lo más complicada. Mucho más ardua que con el resto de las niñas. Ella jamás mostraba sus verdaderos sentimientos. Mucho menos aquellos que implicaban amor o cualquier tipo vulnerabilidad. Era capaz de hacerlo con tanta eficacia y naturalidad que, en muchas ocasiones, quedaba oculto incluso para sí misma. Pero hoy, por alguna razón, las defensas de Pilar están más bajas que de costumbre.

Su atención se encontraba fija en un plan. Su nivel de ansiedad era tal que sus pensamientos discurrían más salvajes que de costumbre. Por una vez, había olvidado ponerse su disfraz arrogante y su blindaje de desdén. Tener el privilegio de acceder a aquella parte de ella resultaba un gran triunfo. No en vano. Conseguir manipular las palabras y pensamientos hasta creerlos y negar la realidad parecía estar bastante extendido entre los humanos. No en vano, era lo que la propia Benigna parecía estar haciendo.

Sin embargo, es gris. (En edición)Where stories live. Discover now