❅ 02. Especial

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Capítulo 02.

Su primer día de escuela había sido mejor de lo que se había imaginado

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Su primer día de escuela había sido mejor de lo que se había imaginado. A pesar de que todas las personas en aquel instituto la veían con cierto desagrado, miradas juzgadoras, murmuraban cosas a sus espaldas y se portaban de una manera un tanto grosera, Jeongin se había encargado de hacer su primer día de clases especial.

Fue bueno desde que ambos se enteraron de que irían en la misma clase, que compartirían el mismo asiento por el resto del año y que a los amigos del chico les interesaba conocerla e integrarla en su grupo. Se había sentido cómoda estando con ellos, Felix, Jisung y Hyunjin eran divertidos y agradables. Los tres habían mostrado un gran interés al saber que ella era la nueva integrante del equipo de patinaje, y a pesar de que Ilanis había hecho lo posible por evitar hablar sobre su antiguo equipo y su antigua vida, ellos tampoco habían preguntado más de lo debido.

—¿Realmente no te has vuelto loca viviendo con este tonto? —preguntó Hyunjin, dándole un golpe en la cabeza a Jeongin, quien se sobaba el lugar lastimado con una mueca de indignación.

—¡Soy el mejor compañero que alguna vez podrá tener! —respondió por la chica, quien soltó una risa, bebiendo de su leche de fresa— ¿Verdad que si? —se giró a verla, insistente.

—Si. Lo eres.

Y era verdad, aunque solamente llevaban cuatro días viviendo bajo el mismo techo, Jeongin era dulce, atento y responsable.

—¿Lo ven?

—No creo... Tus pies huelen horrible —contraatacó esta vez Jisung, mientras hacía una mueca— y siempre dejas tus calzones en el suelo.

—¡No es cierto! Se me quitó el pie de atleta desde hace meses... Y estoy haciendo la limpieza más seguido —respondió el chico, igual de indignado que hace unos minutitos.

—Meter la ropa sucia bajo la cama no es hacer la limpieza —atacó Hyunjin, apoyando a Jisung.

Ilanis y Felix los escuchaban discutir mientras reían, ambos se habían agradado por el hecho de que preferían callar y escuchar antes que decir cualquier cosa; Aunque en Felix se debía a que aún no tenía la confianza suficiente, en Ilanis era que toda su vida le habían hecho saber que cualquier cosa que dijera: no tenía importancia alguna.

—Discúlpalos —habló Felix en una risa, sobre los gritos de sus amigos—, siempre disfrutan de estar molestándolo y discutiendo... Pero es divertido, no puedo negarlo.

Ambos se rieron. Ilanis seguía sin decir una palabra, y aunque no quería verse grosera por no responderle, honestamente no sabía qué decir.

—Me agradan —respondió sincera. Felix le sonrió. Aunque había pensado que ella no respondería ni dijera nada, aquella respuesta le había sido suficiente.

Park Sunghoon entró a aquel lugar ganándose las miradas de todo el mundo —a excepción de ese grupo de cinco chicos, que estaban sentados al lado del ventanal—, llevaba esa expresión tan seria y característica de él, mientras que con la mirada buscaba a sus amigos. Observó a Heeseung levantar y agitar su mano, indicándole dónde era que se encontraban. Casi arrastrando sus pies, se dirigió hasta donde los chicos estaban. Ni-ki y Sunoo abrieron un espacio para que el platinado se sentara en medio. Sunghoon tomó el lugar, dejándose caer con aburrimiento y cansancio.

—¿Por qué la cara? —preguntó Ni-ki, mientras comía una papa frita.

—Estoy cansado —respondió sin más.

Jay puso los ojos en blanco, tampoco era como si le importara demasiado su estado de ánimo, pero le enfermaba tener que ver su cara. Le ponía de mal humor y también arruinaba el ánimo de todos ahí... Pero nadie a excepción de él, era capaz de aceptarlo.

¿Por qué seguían actuando y pretendiendo que Sunghoon era su amigo? Había dejado de serlo desde hace mucho tiempo.

—¡Hey! Escuchamos que habría una chica nueva en el equipo, ¿es cierto? —Sunoo había provocado que todos lo miraran con curiosidad.

Sunghoon cerró los ojos con fuerza, mientras bufaba. Era verdad, se había olvidado por completo de esa desagradable chica que habían traído desde el otro lado del maldito mundo.

—Solo es algo temporal —respondió sin demasiada importancia—, con mi lesión el consejo no querría arriesgarse a que descalifiquemos en el torneo internacional... Ella sólo es un remplazo —eso era lo que quería pensar. Inconscientemente se encontraba observando hasta donde se encontraba sentada, junto a Jeongin y los idiotas de sus amigos—. Pero cuando menos lo piense ya estará montada en un avión de regreso a su país, no pienso dejar que tome mi puesto en el torneo.

Sunghoon veía a Ilanis como una amenaza, y ni siquiera entendía por qué. Ella no era nadie en el mundo del patinaje, ni siquiera podía estar seguro de que era buena en ello porque no podía verla en los entrenamientos.

¿Por qué le temía tanto?

—Es linda —habló Jay encogiéndose de hombros, sin apartar su mirada de la castaña—. Hay algo... Especial en ella.

Heeseung asintió, dándole la razón.
A simple vista, llamaba mucho la atención.

—¿Especial? —preguntó Sunghoon, con molestia— ¿Qué tiene esa de especial? No es más que una maldita extranjera desconocida e inútil que está aquí para perder el tiempo.

Sunoo y Ni-ki compartieron una mirada entre ellos, el japonés se rascó la nuca algo incómodo por las palabras de su amigo, Heeseung solamente siguió comiendo de su almuerzo y Jay miró fijamente a Sunghoon, con una ceja enarcada y una sonrisa burlona para después decir: —¿Le tienes miedo, Hoonie?

No le gustaba cuando lo llamaba así, pues siempre era para molestarlo, humillarlo o avergonzarlo.

—No digas tonterías, ¿por qué habría de tenerle miedo a... Esa? —respondió, haciendo una mueca algo nervioso.

—Porque se te nota, si no lo tuvieras no estarías tan consternado porque ella pueda quitarte tu lugar. Si se supone que es un reemplazo y si estás tan seguro de que pronto regresará por donde vino, ¿por qué te enoja tanto el hecho de que esté aquí? Si no le tienes miedo... ¿Por qué te preocupa?

Nadie dijo nada.

El rostro de Sunghoon en ese momento era un bendito poema, y la sonrisa de satisfacción en el rostro de Jay le daba nauseas.

Park Jongseong jamás iba a perdonarle lo que sucedió hace un año... Y por ende, jamás iba a dejar de estarle llevando la contraria y tratando de humillarlo cada vez que tuviera la oportunidad.

Jay se llevó el último bocado de su almuerzo a la boca, mientras se levantaba de su lugar con la sonrisa persistente en el rostro y depositaba la basura en un cesto, que por mera casualidad, quedaba cerca de la mesa donde la misma chica que perturbaba la tranquilidad de Sunghoon se encontraba sentada.

𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄𝐒 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora