❅ 22. Promesa

290 32 0
                                    


Capítulo 22.

Ilanis volvió a limpiarse el sudor de la frente, mientras aceptaba la mano de Sunghoon para ayudar a levantarse

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ilanis volvió a limpiarse el sudor de la frente, mientras aceptaba la mano de Sunghoon para ayudar a levantarse. Eran las once treinta de la noche, ambos estaban cansados, hambrientos y era la tercera vez que el chico la dejaba caer cuando intentaba levantarla.

—¿Estás bien, Ilanis? —preguntó el entrenador, sentado en una de los asientos de las gradas, mientras estaba cruzado de brazos en su lugar. La chica alzó su dedo pulgar en respuesta, mientras hacía una mueca al sentir una punzada a un costado del abdomen.

Sunghoon la tomó de la cintura, mientras ambos regresaban al mismo lugar donde habían empezado. Tan solo habían pasado tres días desde que habían comenzado a entrenar de manera intensiva, y no podían seguir soportándolo. Ilanis sabía trabajar en equipo, pero Sunghoon aún seguía acostumbrándose al hecho de que esta rutina no era para nada parecida a las que había estado practicando toda su vida.

—Es todo por hoy —les interrumpió el entrenador, antes de que comenzaran de nuevo—. Los veré mañana temprano, vayan a cenar, dense una ducha y descansen. Buenas noches.

La castaña se dejó caer en el hielo, mientras sentía como su cuerpo comenzaba a relajarse después de haber estado tensa todo el rato.  Se cubrió el rostro con ambas manos y así se mantuvo por un largo rato. Honestamente, sentía que no estaban yendo a ningún lado. Ambos no congeniaban demasiado sobre el hielo, claramente; la competencia se acercaba y lo único que hacían, era un desastre.

Tal vez Yi-jin ya lo había notado, pero no entendía porque no decía nada al respecto.

Ambos cenaron en silencio, con las únicas voces del personal de la cocina de fondo. Sunghoon jamás había visto tan abrumada a la chica, aún así, no dijo nada al respecto.

Una vez que ambos se encontraban frente a la puerta de su dormitorio, Sunghoon tomó su mano, impidiendo que entrara a su habitación de una vez por todas. Ilanis le miró confundida, pero aún así, entrelazó sus dedos con los del chico; el platinado simplemente recargó su frente en el hombro de la chica, tomándola por sorpresa, dicho esto, acarició su cabello sin decir una sola palabra.

Tal vez había escuchado las palabras que Yi-jin le había dicho. Tal vez él terminaría por hundirla en su propio abismo. Tal vez no deberían estar juntos... Tal vez Ilanis jamás debió enamorarse de él.

Tal vez Sunghoon realmente daña todo lo que lo rodea. Pero por una vez en su vida estaba muy seguro de lo que realmente quería, y era estar al lado de la chica.

—Te amo, Hoon.

Silencio. Y una mirada fugaz.
Eso había sido más que suficiente.

—No necesito que lo digas de vuelta. Yo te amo... Y no me importa lo que las demás personas puedan decir o pensar, estaré contigo hasta que te aburras de mí. Hasta que dejes de sentir lo mismo que yo siento por ti, tal vez hasta que mi corazón deje de latir.

Sunghoon sonrío, con los ojos cristalizados. Acunó en rostro de la chica entre sus manos y depósito un beso en su frente.

—Haremos que esto funcione —dijo en murmullo—. Pero te aseguro que nunca voy a aburrirme... Ni dejaré de sentir lo que siento por ti.

Era una promesa.

—Quédate esta noche... —era una propuesta tentadora, pero la última vez, habían sido reprendidos por el señor Kim, al ver a Sunghoon salir del dormitorio de la chica— Por favor.

Pero realmente no podía negarse.

No tenía que suceder algo para decidir quedarse, en realidad, nunca sucedía nada. Porque era sólo hecho de sentir que se tenían el uno al otro, de darse calor, de tocar sus pieles en un abrazo... De estar juntos. Solo eso era suficiente. Estar juntos lo era.

Los besos en la obscuridad eran casi una costumbre, las caricias, los susurros y los suspiros eran probablemente su pasatiempo favorito.

Ambos habían hecho de aquellas cuatro paredes un lugar seguro. Uno donde solo se creaban recuerdos que ambos se encargarían de revivir cuando estuvieran lejos el uno del otro. Cuando fueran lo suficientemente viejos como para continuar creándolos, cuando siguieran juntos a pesar de que los años pasan. Porque ambos lo deseaban, ambos deseaban un futuro juntos.

Ilanis acarició su rostro, mientras Sunghoon se mantiene sobre ella, con sus manos a los costados de su cabeza. Ambos se miran fijamente sin decir mucho en realidad. Solo hay un par de centímetros que los separan, y unas cuantas prendas que ya no son una molestia para sentir el calor del otro.

Ella sonríe, mientras lo único que desea es que ese momento dure para siempre. Mientras en lo más profundo de su ser, lo único que quiere es que Sunghoon jamás la odie por su pasado; y que jamás se entere de ello. Tan solo deseaba pasar el resto de su vida al lado del chico que le había demostrado lo que era el amor, el mismo que le hacía sentir que todo estaba bien.

Sunghoon no se siente capaz de decir aquellas dos palabras. Aquellas cinco letras se quedan atoradas en su garganta mientras continúa deleitándose con la imagen de la chica debajo suyo. Simplemente hay algo en ella que no puede evitar apartar su mirada de sus brillantes ojos... Pero de lo único que está seguro en ese momento, es que podría pasar toda una vida de esa manera. A su lado.

Pero nada es para siempre. El primer amor nunca se olvida, y por más triste que fuera... Este no siempre termina con un final feliz.

A pesar de que ambos no desean un final, este estaba más cerca de lo que podían imaginar. Probablemente lo sabían, probablemente tan solo se negaban a aceptarlo y preferían seguir disfrutando del momento.

O tal vez ya estaba en sus destinos el encontrarse uno al otro y regresar, una y otra vez. Como lo habían prometido.

𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄𝐒 | Park Sunghoon ✓Where stories live. Discover now