❅ 28. No te vayas

276 30 1
                                    


Capítulo 28.

Sunghoon sentía que nuevamente, todo en su vida volvía a tornarse de color gris

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sunghoon sentía que nuevamente, todo en su vida volvía a tornarse de color gris... Perdiendo completamente la motivación y felicidad que había adquirido hace meses atrás. Tal vez era tonto el responsabilizar a Ilanis sobre la desgracia de su vida en esas últimas semanas, porque realmente habían pasado varios días desde que ambos cruzaron una sola palabra. Ni siquiera en los entrenamientos se comunicaban, era como si ambos simplemente supieran lo que debían hacer y no se preguntaban nada más allá que fuera relacionado con su rutina para la competencia.

Y eso era algo que estaba volviendo loco a Sunghoon. Porque extrañamente, Jay nuevamente se había vuelto cercano a ella y sabía que nada realmente bueno saldría de eso. Conocía sus intenciones, lo hizo desde un principio, Jay nunca descansaría hasta que Ilanis estuviera a su lado. Aveces trataba de aceptarlo, tal vez él sería mejor para ella. Tal vez Jay era lo que necesitaba... Tal vez él habría de comprenderla mejor, tal vez él no iba a juzgarla de la manera que Sunghoon lo hizo. Y lo que más le dolía, era que sabía perfectamente que todo eso era cierto; porque a pesar de que lo odiaba, Jay era una gran persona... Y estaba enamorado.

Nunca le había dolido demasiado el verlos juntos, porque sabía que Ilanis no esperaba nada más que una amistad... Nunca se había sentido realmente mal de saber que ahora, la mayoría del tiempo lo compartían juntos. Pero lo que sí le había dolido, había sido ver a Jay en la pista, mientras parecía un bebé con patines, tomado de la mano de su chica, mientras ambos se reían y parecía que en su pequeño mundo, solamente existían ellos dos.

Hacía tiempo que no veía esa sonrisa en el rostro de Ilanis, hacia tiempo que no la escuchaba reírse de esa manera, y el solo saber que no era él quien lo causaba, solamente le hacía sentir peor.

—Solo tienes que impulsarte Jay... —se rió una vez más, mientras sujetaba al chico de ambos brazos y se posicionaba frente a él.

—¡No me sueltes! —chilló cuando uno de sus pies resbaló, provocando que se tambaleara— Voy a caerme, en serio, voy a caerme.

La melodiosa risa de Ilanis resonaba por todo el lugar, causándole un escalofrío a Sunghoon, quien los observaba desde las bancas, aún con su maleta al hombro y sus patines en mano.

—No vas a caerte, estoy sujetándote. No te voy a soltar, lo prometo.

Un pequeño lapso de silencio los inundó por completo, probablemente tratando de encontrar un significado más allá de aquellas palabras. Jongseong simplemente apretó aún más su mano, pero esta vez, más seguro de lo que haría.

Fue rápido. Le había robado un corto y rápido beso a la chica, lo suficiente como la lograr perturbar la tranquilidad de Sunghoon y desordenar por completo los sentimientos de Ilanis. A pesar de que no duró demasiado, había sido suficiente para cambiar muchas cosas. No esta arrepentido de haberlo hecho, no estaba arrepentida de que hubiera sucedido... Pero Sunghoon estaba realmente arrepentido de no haber hecho algo para impedirlo.

—Lo siento.

—Está bien —respondió, en un tono bajo—. Creo que, si lo hubieras hecho meses atrás... Me habrías evitado muchos problemas.

¿Conocerse había sido un problema?

—Lo sé, si no hubiera sido tan cobarde... Probablemente estuviéramos juntos. No quiero que pienses que solo digo esto por lo que sucedió, pero yo siempre te escogí a ti, siempre pensé en ti; y te quise desde el primer instante en el que te vi.

No podía seguir escuchando eso. Mucho menos podía seguir viendo el hecho de que en su mirada, podía notar que ella también habría deseado que las cosas fueran diferentes.

Aún te quiero.

—Jay y-yo...—

Eso era suficiente.

—¿Qué mierda crees que estás haciendo?

¿Iba a ser el malo en aquella historia? Bien, entonces tal vez debía comportarse como un idiota.

—¿Qué haces aquí? —preguntó la chica, viéndolo confundida y algo molesta.

—¿Qué haces tú aquí? Y con ese idiota... —contraatacó Sunghoon, en un tono para nada amigable— Está pista no es un lugar público para que traigas a cualquier persona a dar un estúpido paseo. Mucho menos si está perturbando mi lugar de entrenamiento y quitándome parte de mi tiempo.

Ilanis no estaba realmente sorprendida de lo que escuchaba. Después de todo, ese era el Sunghoon que había conocido.

—Tú entrenamiento ni siquiera es a esta hora... Y Jay no es cualquier persona.

Jongseong aún seguía aferrado a la mano de la chica, quien las había entrelazado, dejando a la vista de Sunghoon aquel gesto.

—Sácalo de aquí —dijo entre dientes.

—No vamos a ir a ningún lado, Sunghoon. El entrenador me permitió invitarlo... Así que, si tanto te molesta, eres tú quien debería irse.

El platinado se acercó amenazadoramente hasta ella, permaneciendo justamente frente a sus narices. Sunghoon podía comportarse como un idiota cuando realmente se lo proponía, y aveces, tendía a hacer cosas que realmente no quería. Estúpidamente, la empujó obligándola a separarse del chico y retroceder. Ilanis tambaleó en su lugar después de eso, tratando de recuperar el equilibrio.

—¡¿Qué mierda te sucede, Sunghoon?! —gritó Jay, tomándolo del cuello y empujándolo lejos de ahí, rápidamente tomando el brazo de Ilanis cerciorándose de que se encontrara bien.

—Lárguense de aquí.

Y eso harían.

Ilanis simplemente se dejó guiar por Jay, quien sorpresivamente había dejado su temor de lado y aunque aún se impulsaba con pasos cortos y algo torpes, los llevo a ambos hasta la orilla.

Jay le ayudó a quitarse los patines y ponerse sus zapatos, haciendo lo mismo después. No quería dirigirle una sola mirada, ni a él, ni a Sunghoon, ni a nadie. No iba a volver a llorar frente a nadie... No volvería a mostrarse débil ante los demás.

No permitiría que siguieran pisoteando su corazón.

—Si me quieres, entonces demuéstramelo.

Jay observó con detenimiento sus labios, mientras aquellas palabras se quedaban grabadas profundamente en su cabeza. No permitiría que siguieran pisoteando su corazón, sí... Pero tampoco iba a dejar que su felicidad se fuera con un idiota como él, y tampoco perdería la oportunidad de volver a ser feliz por su culpa.

Tal vez lo haría por despecho, o tal vez porque sabía que Jay no iba a dejarla sola. Y ahora, después de decírselo, solo debía asegurarse de que él aún siguiera sintiendo lo mismo.

—Y si realmente quieres estar conmigo, Jay... No vas a alejarte después de lo que te voy a decir.

Por favor no te vayas, se dijo internamente, una vez que el chico Park volvió a prestarle por completo toda su atención.

𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄𝐒 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora