❅ 08. Casillero 314

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Capítulo 08.

Jay tuvo razón al decir que no debía dejar que algo tan pequeño arruinara su día de esa manera, después de todo, el resto del día no fue tan malo

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Jay tuvo razón al decir que no debía dejar que algo tan pequeño arruinara su día de esa manera, después de todo, el resto del día no fue tan malo... Aún. Ambos estuvieron conversando hasta que la campana sonó y ambos regresaron al interior del edificio para retomar sus clases. Park Jongseong realmente se había quedado con ella esas dos horas... Y la acompañó hasta su salón de clase, ofreciéndose a cargar su mochila. Se había sentido un poco egoísta al haber disfrutado la manera tan molesta en la que todas sus compañeras la miraban al ver a Jay a su lado, incluso cuando el chico depositó un beso en su mejilla como despedida. Ese día, probablemente, habían comenzado a florecer sentimientos... Inesperados en ella.

Jeongin realmente estaba haciéndole un interrogatorio, incluso parecía estar más emocionado que ella en ese momento, ganándose un regaño por parte de la profesora de matemática. A Park Jongseong todo el mundo lo conocía por ser hijo de un empresario muy importante, ser uno de los chicos más lindos de la escuela, un caballero y ser tan amable con todo el mundo... Aunque también era conocido por compartir el mismo grupo que Sunghoon, quien también tenía una gran popularidad entre toda la población estudiantil femenina de esa escuela... Jay era tan diferente a Sunghoon, que le desconcertaba tanto el hecho de que fuesen amigos.

Jay era increíble... Y Sunghoon era, él.
¿Pero por qué rayos estaba comparándolos en ese momento? En realidad, ¿qué tenía que ver Sunghoon con lo que sucedía? Era un idiota.

—¡Te gusta Jay! —chillo Minyeong, ganándose un par de miradas de algunas personas, aunque rápidamente todos volvieron a sus propios asuntos. Ilanis le cubrió la boca a su amiga, para que evitara decir otra cosa.

—¡No! —respondió rápidamente, con las mejillas sonrojadas— No lo sé... —suspiro— Me siento como una tonta, me ha dado un poco de atención y ya he caído.

Minyeong apartó la mano de la chica de su boca, mientras Ilanis hacía una mueca de asco limpiándose la saliva que está había dejado en ella.

—¿Y qué tiene? ¡Dios! ¿Por qué eso habría de importar ahora? A ese chico le interesas, si no fuera así no lo demostrara... Y no te estuviera observando como lo hace ahora.

La chica se alarmó, mientras disimuladamente, giraba a ver la dirección señalada por su amiga. Efectivamente, Jay la observaba fijamente, y al haber notado que ahora ella también lo miraba, le brindó una sonrisa tan linda que casi hacía que la chica cayera de espaldas.

—Deja de meterme ideas en la cabeza.

—¡¿Yo?!, ¡Pero si es él quien te mira como si tuviera hambre! —se defendió con el ceño fruncido, Ilanis se sonrojó— Deja de ser tan modesta y acepta que le gustas al chico más lindo y popular de toda la maldita escuela.

Es que eso era imposible. Quería creer que lo era.

Ilanis continuó con su almuerzo tratando de no prestar atención a todo lo que Minyeong le decía. Lo que menos quería era ilusionarse y su amiga lo único que hacía era hacerle imaginar una vida al lado de Jay, con una gran familia y siendo felices por siempre... Como si fuera un maldito cuento de hadas. Que patética soy, se dijo a sí misma.

Cuando terminaron con sus almuerzos, entregaron sus bandejas y salieron de la cafetería caminando por los pasillos, con sus brazos entrelazados sin dirigirse a ningún lugar en específico. Ambas se detuvieron frente a un casillero en especial, el 314, el cual estaba lleno de notas, fotografías y flores. El nombre de Shim Jaeyoon podía leerse en la placa dorada conmemorativa que este tenía. Minyeong sacó de su bolsillo una nota en un papel de color rosa, lo pegó en el casillero y murmuró un 'Espero que estes descansando'.

Ilanis permaneció helada en su lugar, observando con detenimiento cada fotografía, cada nota... Cada flor en aquel casillero. Pudo ver a Sunghoon en un par de fotografías —obviamente—, a Jay y a todos esos chicos con los que ambos pasaban todos los descansos; Jake era un chico muy apuesto... Tenía una sonrisa realmente linda y contagiosa. Le entristecía saber el hecho de que él, siendo alguien tan joven con toda una vida por delante, ya no se encontraba entre ellos. Aunque jamás lo había conocido, no dejaba de parecerle una pena que alguien tan joven haya muerto.

Ambas volvieron a entrelazar sus brazos, para así, retomar su camino lejos de ahí. Ilanis estaba sumida en sus pensamientos, sin escuchar realmente lo que su amiga le decía.

La cabellera blanquecina de Sunghoon llamó su atención, el chico caminaba con la cabeza gacha sosteniendo un pequeño ramo de Peonías blancas en sus manos. Ilanis lo siguió con la mirada incluso cuando él pasó a su lado sin prestarle atención. Por el color rojo de su nariz, podía suponer que estaba llorando, pero aún así, ni siquiera pensó en la opción de acercarse a él y decirle algo, porque ni siquiera valía la pena que lo intentara... Y tampoco quería ser imprudente.

Ese día se preguntó mucho a sí misma que se sentiría perder a alguien a quien amas... Pues realmente —y por suerte— ella jamás había perdido a nadie. En realidad, hasta creía que nunca se había enamorado realmente de alguien.

Así que, no podía comprender por completo el dolor que Sunghoon podría estar sintiendo. Y se sentía inútil por eso.

Sunghoon no se presentó al entrenamiento esa tarde, y nadie hizo ninguna pregunta al respecto, pues sabían y eran conscientes de que en un día como ese, él no tenía cabeza para nada más

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Sunghoon no se presentó al entrenamiento esa tarde, y nadie hizo ninguna pregunta al respecto, pues sabían y eran conscientes de que en un día como ese, él no tenía cabeza para nada más. Ilanis no dejaba de sentir una sensación extraña en el estómago y un sentimiento desconocido en el pecho. Gracias a eso, se había cortado el dedo con la cuchilla de su patín, dejando un par de gotas en el hielo. Se limpió el líquido en su suéter, sin importarle demasiado la mancha que está le dejaría después cuando secara.

El entrenamiento terminó y Yi-jin les ordenó que fueran directamente al comedor para cenar, y que los quería en sus dormitorios antes de las once. Entonces, se despidieron del entrenador e hicieron caso ante su indicación. Los cuatro iban de camino al comedor con sus patines en mano. Ilanis caminaba con los pies descalzos, pues se había olvidado de sus sandalias. Jeongin se ofreció a cargarla en su espalda, y la chica no pudo negarse porque 1. El frío del piso traspasaba sus calcetas y 2. Las piernas le dolían demasiado. Su amigo la levantó como si fuese una pluma y continuaron con su camino hasta el comedor.

No podía dejar de pensar en Sunghoon, no podía dejar de pensar que era lo que podía estar haciendo en ese momento o donde se encontraba... También pensaba en Jay, después de todo, él también era amigo de Jake... Pero Sunghoon, bueno, al parecer él había sido algo más.

No quería pensar en lo solo que debía sentirse en ese momento. Estaba preocupada, se sentía preocupada... Y estúpidamente no podía dejar de pensar en que algo iba a suceder. Ni siquiera sabía el qué, simplemente sentía algo en el estómago que le quitaba el apetito y que ni siquiera la dejaba pensar o escuchar con claridad.

𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄𝐒 | Park Sunghoon ✓Where stories live. Discover now