Doce

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-Cariño, ¿Qué te gustaría desayunar?-Ese apodo. Lisa frunció su ceño cuando sintió el peso de Rosé arriba de ella, quería seguir durmiendo, pero la dulce omega que tenía arriba de ella no se lo permitía.-Amor amor amor amor amor amor amor amor amor amor, levántate.

-¿Puedes dejarme dormir?-Un tono brusco, más su movimiento que fue igual. Arrugó su ceño cuando Rosé dejó de moverse e hizo un gesto con su boca, que comenzó a temblar. Sus labios se habían abultado en un puchero mientras sus cejas subían, ¿Estaba amenazando con llorar? La pelinegra se frustró un poco, pasó su mano por todo su rostro, y suspiró.-Oye, no llores, no lo dije-

-Está bien, lo entiendo, soy una molestia para ti.

-Nunca dije eso.-Se acercó para besar su hombro, que estaba siendo tapado por su sudadera, misma que fue quitada la noche anterior por la omega.-Perdón, estoy cansada.

-Me gritaste muy feo.-Lisa volvió a pasar su mano por todo su rostro.

-No te grité.

-Si lo hiciste, y me miraste muy feo.-La omega que ahora estaba en su regazo con un puchero, ¿Era mayor que ella? La castaña se preguntó eso.-Solo te pregunté qué querías desayunar.-Sus manos limpiaron sus lagrimas, y Lisa torció sus ojos. Había olvidado que las omegas en su celo eran mil veces más sensibles que las betas en su periodo.-¡Ve! ¡Te harto, suéltame!

-Rosé, Rosie, mira, no me molestas.- Aclaró, sosteniendo el rostro de la rubia, que se veía lindo aunque estuviera llorando. Un rostro sin arrugas, sin mocos, seguía siendo hermosa, pero esas lagrimas seguían bajando.-Es solo que estoy muy agotada, y cuando estoy muy cansada me pongo muy gruñona.-Así le explicaba a su pequeña sobrina de 10 años cuando se despertaba de mal humor por no tener su digno descanso, y al parecer había funcionado.

La rubia la siguió mirando con sus cejas alzadas en un gesto triste, y después comenzó a jugar con la cara de Lisa.

-Eres muy gruñona.-Dijo en acento de bebé, y seguía teniendo su puchero. Lisa lo besó, y tal vez eso alegró a la mayor, si, la mayor.-¿Quieres algo de desayunar, amor?

Sintió algo en su estomago cuando Rosé le dijo amor, y alzó una torpe sonrisa, viendo a su omega.

-No tengo hambre, ¿Y tú?-La rubia negó con su cabeza, seguía teniendo un puchero.-Perfecto, entonces, vamos a dormir.

-No dormiré contigo.-Ahora la menor frunció su ceño.-Si no me dices amor.

Los omegas pueden ser demasiado dependientes del alfa por el que sienten algo, aunque estén rodeada en una habitación llenos de alfas. Lisa movió su cabeza para dejar de pensar eso, y miró a los ojos a Rosé.

-Vamos a dormir...Amor.

-¿Ves? No es tan difícil.-Su corazón comenzó a latir al momento que sintió la cabeza de Rosé en su pecho, y después su dedo haciendo figuras ahí.-¿Quieres saber qué figuras estoy haciendo?

Lisa solo respondió con un '¿mhm?' porque ya estaba conciliando el sueño de nuevo.

-Una jirafa.-Puntos con sus dedos, haciendo las manchas.-Un perro.-Sus dedos haciendo triángulos, las orejas.-Y un patito, tú eres uno, uno muy feo.-Una risa nasal por parte de la menor, que la seguía escuchando aunque ya estuviera casi dormida. Sintió la rubia moverse, un beso en sus labios, y volvió a donde antes.-No es cierto, eres un patito lindo.

-¿Por qué un patito?

-Te pareces a uno.-Otra risa nasal. Su sobrina decía lo mismo.

-Soy más como un tigre.-Los mismos dedos dibujando algo en su pecho, pero pararon.

-No sé dibujar tigres.-Dedos haciendo círculos. Lisa no tenia los ojos abiertos, pero sentía los dedos de Rosé hacer figuras.-¿Cómo era un tigre?

Ahora si abrió los ojos, la rubia estaba acostada entre su brazo y pecho, así que la mano de la menor comenzó a acariciar el hombro de Rosé.

-No sé.

-Y dices serlo.-Suspiro pesado. Ambas se quedaron en silencio mientras se repartían caricias. Lisa tragó saliva, acercó sus labios a la cabeza de Rosé, y la besó, gesto que pareció gustarle porque lanzó un gran suspiro. Tal vez solo le gustó a la omega, más no a Rosé en sí.-¿Por qué un tigre?

-¿Hay una razón? No sé, siento que me parezco más a uno.-Rosé se subió su mirada, y miró a la menor. Achicó sus ojos, y se dispuso a jugar con el rostro de la pelinegra. Apretaba sus mejillas, movía sus cejas, y de vez en cuando la besaba, su nariz, sus labios, y su frente, para luego volver a acostarse en la misma forma.

-Eres un patito.

-Un tigre.-Corrige.

-Eres igual de cálida que un patito.

-¿Cuándo haz abrazado un patito?

-Ahora mismo.-Lisa chasqueó su lengua, e intentó mirar a Rosé con una ceja elevada.

-Tú eres una ardilla.

-¿Por qué?-Una mirada curiosa

-Porque eres linda y tierna como una.


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Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now