Cincuenta y Seis

546 55 1
                                    


—Me gusta cómo va quedando el rosa con el amarillo.—Una Rosé embarazada dijo desde su silla viendo a la alfa hacer unos últimos arreglos al color de la habitación, y volteó a verla. Notó una mancha de pintura amarilla en su rostro.

—Lo sé, dije que confiaras en mi gusto.

—Soy tu esposa, obvio tienes buen gusto.—La pelinegra rió y negó, mostrando un hoyuelo, y volteó a verla.

—¿Era necesario apurar al pobre oficiante?

—Tú dijiste que estabas de acuerdo, Lalisa Manoban, ¿Aceptas a Roseanne Park, ahora Roseanne Manoban Park, como tu esposa, juras amarla y respetarla?—La otra carcajeó y dejó el rodillo en el tapete de plástico, acercándose a la otra para abrazarla.

—Yo, te recibo a ti, como esposa y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.

—Te lo aprendiste.

—Y tú no, todo por apurar al oficiante, ¿Qué dijiste? 'Sí sí, ya estamos casadas' y la gente se quedó como estatua.—La mayor torció los ojos.—Debemos ser la boda más corta de la historia.

—No quiero quitarle el puesto a Kim Kardashian.—La besó.—La boda más corta de la historia fue de tres minutos, la chica le pidió el divorcio al idiota tres minutos después porque ella tropezó y él se rió.

—No sé cómo sabes eso.—Se sentó en el suelo, frente a su omega, y tomó sus manos, viendo el anillo.—Nunca vi a mis padres con sus anillos.

—Yo nunca me fije en eso.—Admite viendo el anillo de la otra, y abulta sus labios, tratando de omitir una sonrisa.—¿Te das cuenta que ya tenemos un año conociéndonos?

—Sí, justo hoy me levanté y pensé eso, hoy, 15 de enero, yo me atravesé con Roseanne Park y firmamos un contrato donde sólo podíamos tener sexo, donde se prohibían las marcas, la relación, y tener intimidad sin preservativo, y justo hoy, un año después, es Roseanne Manoban Park, mi esposa, podemos tener sexo cuando queramos, estás marcada por mi y estás esperando mi- mis hijas.

—¡Son gemelas!

—¡Lo sé! ¿A quién se parecerán más? Yo quiero que salgan igual que tú, con todo y tus lunares.—Rosé sólo relamió sus labios, y negó, mirando el suelo.

—Yo quiero que salgan con tus ojos, ¿Las imaginas?

—Yo sólo quiero llorar porque vamos a tener hijas, tú y yo, ¿Qué haremos con dos personitas?—La mayor relamió sus labios al ver el rostro manchado de su alfa, y sólo rió, viéndola.—Yo sigo sin creer que tú estuvieras involucrada sentimentalmente conmigo.—La otra la golpeó levemente, pero rió.

—Ahora estamos casadas, boba.—Un beso en sus labios, y con su dedo intentó quitar esa mancha amarilla en su mejilla derecha.—Tú eres una niña pequeña, no sé qué haré con tres personitas.

—Disculpa, tú eres una personita.—Arrugó su nariz, besó sus labios de nuevo, y se levantó, estirándose.—Ya acabé con el cuarto.

—Acabamos.

—Señorita Embarazada, usted se la pasó sentada en la silla del bebé sólo viendo a Señorita Construcción terminar de pintar y amueblar.—Torció sus ojos, y negó, carcajeando.—Así que, es hora del baño.

—Y si lo pides, hora de las caricias en la tina.

—Me gusta esa idea.—Y ambas sonrieron, se volvieron a acercar, y se besaron, guiándose de esa manera al baño.

..........................

—En unas semanas será el parto.

—Lo sentía por las contracciones.—La castaña sonrió viendo el gran crecido vientre de la otra, y comenzó a brincar en su silla.—Dios, Jisoo, ¿Qué?

—Veré a tus hijas salir y seré la primera persona que las verá.

—Hey.—La castaña rió malévola al ver a la alfa furiosa, y le apuntó.—Estudiaré en dos semanas para ser yo quién vea primero a mis bebés.

—No hay servicio.—Dijo tecleando en su computadora, y volteó a verla, sonriente.—Digan gracias a Dios que no son Tauro, nacen el 15 de abril.

—Wow, gracias a Dios.—Dice la mayor viéndola de manera seria, entrecerrando sus ojos.—Entonces en unas semanas nacen, exactamente dos.

—Gracias por eso.

—La cita se acabó, me dieron ganas de llorar, gracias, Lisa, por arruinarme mi nuevo matrimonio, ahora quiero llorar, ¿Estás feliz?

La rubia comenzó a reír de manera fuerte, apuntando a la doctora, y la vio.—¡Marica! ¿Vas a llorar?

—Sí, ahora largo de mi consultorio, ojalá llamen a sus hijas con una K.

—Alice y Lily.—La doctora sujetó su rostro, sonó su nariz, y las vio.

—Haré que el registro civil las llame Klice y Kily.—La ceja alzada de la omega le hizo abrir sus ojos, y luego relamió sus labios.—Creo que todos sabemos el estilo de humor que manejo.

—¡Eres una id-

Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now