Especial

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Lisa sólo abrió sus ojos al sentir una respiración caliente en su cuello, y gruñó levemente, queriéndose mover, pero dándose cuenta que en realidad estaba atrapada.

Tener a su esposa abrazada a ella, una de sus piernas enredada en su cintura y la otra entre sus piernas. Rió, se movió un poco y besó su frente, inhalando su aroma.

Vio el reloj, que apuntaba las 8:30 de la mañana, en domingo, y frunció su ceño confundida, porque, realmente, sus hijas las levantaban a las 7 de la mañana para dormir de nuevo con ellas. Sólo alzó una ceja y volvió a gruñir al no poder estirarse por una dormilona rubia que estaba abrazada a ella, pero no se quejaba.

Porque en ese momento, amaba su vida. Ella recordaba cuando deseaba no tenerla, cuando juraba que su vida apestaba y ahora sólo se veía, y se entendía. Las circunstancias realmente la hacían pensar eso, hasta que Rosé apareció. No podía decir que todo mejoró mágicamente porque no fue así, atravesó un largo proceso para llegar a ese punto de poder darle amor a 3 seres humanos, y con los nuevos deseos de su esposa, otro más.

Sólo suspiró, riendo, y abrazó más fuerte a su omega contra su pecho mientras tarareaba, exhalando feliz.
Escuchó cómo la otra de quejó levemente por el brusco movimiento, y ese bello rostro salió de su escondite.

Algunas veces olvidaba lo gruñona que era su esposa al levantarse, especialmente los domingos. La mayor la miró con sus ojos entrecerrados, recién levantada, y se posicionó a su altura para dejar un beso en su frente. Y Lisa amaba ver a su esposa recién levantada porque tenía una leve rutina.

Empujaba a la pelinegra al borde de la cama, la volvía abrazar, y rodaba hasta el otro borde, estirándose. Después, se queda así cinco segundos, bosteza, y vuelve a ella rodando, volviendo a abrazarla, pero haciéndose bolita, se estiraba de nuevo, y sólo quedaba boca arriba. La volteaba a ver.

—¿Y mis bebés?—Lisa comienza a estirarse hasta tronar sus huesos, haciendo a la rubia hacer un gesto,—Y no truenes tus huesos así, amor.

—Buenos días.—Recuerda, bromeando, pero Rosé sólo la ve fija.—Son las 8:39 y no sé dónde están, tal vez están dormidas, ¿Recuerdas que ayer jugaron en el espacio todo el día? Realmente se agotaron.

—Oh, sí, tienes razón, me había preocupado porque pensé que puede que se habían escapado de la casa a buscar más cartón.—La alfa le pasa su vaso de agua que estaba a su lado y la omega lo acepta, sonriente, bebiendo.—¿Hoy qué hacemos de desayunar? Es domingo, tal vez quieran waffles con nieve, procura no darles mucha porque ya sabes lo qué pasa.

También, que Rosé hacía preguntas a la castaña pero las respondía por si misma. Rió, se acercó, y besó su mejilla, acunando su rostro mientras la mayor reía y la abrazaba más contra ella.

—Ardillita, ¿Hay noticias sobre esa personita en camino o... aprovechamos que las niñas están agotadas?—La rubia rió alto mientras se pegaba más a ella y sentía besos repartidos en su cuello, pero puede que esa risa alta le haya avisado a alguien que estaban despiertas porque escucharon la puerta azotarse, voces chillonas, y la castaña suspiró.

—¡Buenos días, dormilonas!—Lily saltó en ellas para separarlas y acostarse en medio, haciendo a Alice hacer lo mismo, y las madres no tuvieron otra opción más que hacerles espacio, viendo que estaban acostadas, verse, y sonreír.

—¿Quieren un abrazo de oso?—Ve el gesto de negación de su hija, pero la omega sólo sonríe, la ve, y la atrapa antes de que pudiera escapar de sus brazos. En unos segundos Lily estaba en sus brazos quejándose, pero riendo por los besos que estaba repartiendo su madre en su mejilla, cosquillas y el abrazo.

Rosé la dejó ir cuando sintió que fue suficiente, y vio a Alice, que volvió a hacer lo mismo, haciéndola reír alto.
Y Lisa mientras veía la escena sonrió, vio a su hija en brazos, y besó su frente.

—¿Cómo durmieron mis princesas?—Alice frunció su ceño mientras la veía, arrugó su nariz, y vio a su hermana, que hizo lo mismo.

—¡No somos princesas, somos...

—Astronautas, lo s-

—¡Somos piratas!—La pelinegra frunció su ceño mientras la veía fija, y vio su pijama. Camisa y pantalón que simulaba un traje espacial. Ladeó su cabeza.

—¿Y tu pijamita?—Rosé vio a su esposa con un gesto tierno, y cómo pudo, entre dos personitas, acunó su rostro, se le acercó, y besó sus labios, dándole su deseado 'buenos días'. Sólo que tarde.

—Es sólo que... ¿Ya ven que ayer vimos Los Piratas del Caribe? Queremos ser piratas ahora.—La pelinegra vio a sus pequeñas, besó sus mejillas, y carcajeó.

—¡Arghh, tendré que conseguirles patas de palo, arghh!—Un gesto gruñón, cerró su ojo y simuló que era un pirata, haciendo a Alice y Lily reír.

—Mami, ahora mamá se robó tu puesto de capitán, ¡Capitana Rosé, llévenos a la cocina!

—¿Me robó mi puesto?—Apenas vio a su esposa fuera de la cama, la otra sonrió, asintiendo, y salió corriendo detrás de las niñas, haciendo a la alfa correr detrás de ellas para alcanzarlas, y lo hizo. Apenas llegó a la cocina se deslizó en el piso para llegar a la pelinegra, abrazarla, y comenzar a besar su mejilla repetidas veces.

Sólo que Rosé abultó sus labios para tener un beso deseado. Lisa sonrió, se acercó, y lo hizo, haciendo a sus hijas gritar mientras saltaban.

—¡Mamá y mami se aman! ¡Se aman mucho!—La omega volteó a verla, y mordió sus labios, sonriendo.

—Sí, nos amamos, y soy la mujer más feliz de este mundo.—Y eso, le hace saber a Lisa que lo está logrando, que esta cumpliendo su promesa de hacer feliz a su esposa y a sus hijas.

Quiso volver a besarla hasta que Rosé cubrió su boca con su mano, la empujó levemente, y salió corriendo al baño, preocupando levemente a la menor que salió detrás de ella.
Sólo levanto su cabello mientras la otra vomitaba, y la vio fija, tratando de procesar.

Cuando Rosé entraba en celo, sí, tenía náuseas, pero no tantas como para vomitar apenas se levantaba, pero recordó.
Sólo la vio sonriente mientras la veía tomar un vaso de agua.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—¡Náuseas, vomito, yo dentro de ti hace unas semanas!

—¡¿Eso qué tiene que- ¡Dios, Lisa, Lisa!—El vaso de plástico decorado de patitos y ardillitas, ambas con ojos llorosos, y se abrazaron, riendo.
Y bueno, Rosé seguía siendo Rosé, por lo que hizo una broma en el oído de la menor.

—Tu semen sigue siendo igual de potente que hace seis años cuando me diste unas gemelas.—Lisa rió, negando.

—Siempre una romántica.—Ríe hasta que entra en razón.—¿Qué crees que sea?

—Lo que sea menos dos o tres o más.—Y Lisa ríe, la abraza, y llora levemente en el hombro de su esposa escuchado que ella igual lo está haciendo. Sólo se separan, se ven, y ríen.

Pero cuando la alfa intenta besarla en los labios, la omega de aleja.

—Dios, Lili, no, acabo de vomitar...

—Oh, sí, cierto... ¡Pero vamos a tener un tercero!

—¿Un tercero qué?—Y sus hijas en la puerta, ladeando sus cabezas confundidas, y las casadas se ven.

Y bueno, Lisa sonrió nerviosa tratando de encontrar las palabras perfectas para... volver a escapar de la situación y dejársela a su esposa la inteligente.

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Ahora si, el final ☺️💖

Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now