Final

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—Disculpe, Señorita Manoban, tengo que hablar con usted sobre Alice.—Y la mujer supo lo que sentía su madre cuando la maestra decía lo mismo, sólo que con su nombre. Tragó saliva mientras esperaba a que la maestra hablara porque tenía que llevar a sus hijas a casa de su hermana y atender una omega en celo.

—¿Pasa algo con ella?

—¿Usted le ha enseñado algo sobre los omegas siempre tienen que obedecer a los alfas?—Frunció el ceño. Iba a tener una plática muy seria con su hija sobre eso. Sólo miró a la profesora.

—Claro que no, yo nunca le he enseñado eso, siempre le he enseñado que nadie es superior a nadie y que todos merecemos respeto, ¿Qué hizo?

—Y me alegra tanto su crianza.—Sólo frunció su ceño de nuevo, mostrando que no entendía nada.—Es sólo que hoy una compañera le dijo a otra que bajara su cabeza ante ella porque 'estaba segura que era una alfa' y Alice se metió y comenzó a darle una lección de modales a esa pequeña... quería comentarle eso, de seguro está orgullosa de su niña.

—Mi esposa estará muy orgullosa de escuchar esto, nos vemos luego.—Tomó las manos de sus niñas y comenzaron a caminar a su carro, con la mujer teniendo una sonrisa gigantesca por lo que acababa de pasar.

Miró a sus pequeñas mientras estas le sonreían, y en cuanto subieron al vehículo, Lisa volteó a verlas.—Estoy muy orgullosa de ustedes, y mami también lo estará.—Ambas niñas sonrieron con dientes, y la castaña también lo hizo.

—¿Vamos a casa de tía Krystal?—La alfa asintió, arrancando el carro, y sonriendo.—¿Por qué tres veces cada año nos quedamos con Tía Krystal?

—Pues...porque mami y yo...creo que eso es algo que mami les tendrá que explicar.—Alice y Lily sólo se vieron, hicieron un puchero, y voltearon a ver a su madre, que les sonreía por el retrovisor.

—¿Y ustedes qué hacen esas semanas?

—¿Recuerdan el día que mami dijo que ella y yo éramos igual de inteligentes? Mintió, la próxima vez que hagan esas preguntas sólo pregúntenle a mami porque ella es más inteligente que yo.—Las niñas asintieron, viendo que habían comenzado el viaje.

—Capitán Lalisa Manoban, ésta vez no nos especificó el destino.—Dijo Lily mientras hacía un puchero y movía sus piernas en el espacio restante del asiento, y Alice asintió.

Lily ese mes se había obsesionado con el espacio y los astronautas, y por causa, igual obsesionando a su hermana gemela. Así que las adultas se acostumbraron a ver cajas de cartón recortadas como cascos, naves, y planetas, y Lisa, siguiendo la emoción de sus hijas, comenzó a decir que los vehículos eran naves y que viajaban a toda velocidad 'por el espacio'.

Lisa rió.—Bueno, pues mi tripulante Alice ya había dicho el destino, princesa.

Recordó cuando Alice se  había obsesionado con las películas de Disney e hicieron lo mismo, apoyar las actividades, así que ahora las niñas eran princesas y Rosé y ella eran las reinas.

—No soy una princesa, soy una astronauta.—Lisa rió mientras veía el ceño fruncido de su bebé por el retrovisor, y negó.

—Siempre serás mi princesa, y tú también, Alice, siempre lo serán.

—¿Y mami? ¿Siempre será tu reina?—La pelinegra asintió, sonriendo y apoyando su mano en su rostro, sintiendo su alianza.

—Siempre.—Paró el carro frente al departamento de su hermana, y las vio.—Llegamos, esperen a que baje sus mochilas y ustedes vienen conmigo, ¿Si?—Asintieron y en cuanto la mujer lo hizo, las niñas bajaron, tomaron las manos de su madre, y subieron al departamento de Krystal, que en cuanto las vio soltó un grito.

—Tía, ¿Tú sabes por qué mamá y mami cada 3 veces al año pasan una semana a solas?—La menciona miró a su hermana, que le hizo señas.

Y las señas eran marcar la estatura de su esposa en el aire y señalarla, haciéndola reír.

—Pregúntenle a Rosé.—Y ambas Manoban se deslindaron de dar esa explicación, dejándosela a la esposa de una.—Bueno, niñas, compré pizza, está en la cocina.

Lisa sólo se agachó hasta la estatura de las niñas, sonrió, y se despidió de ellas, diciendo que las iba a extrañar.

Cuando apenas salió del departamento, salió corriendo a su carro para arrancar e ir de manera acelerada a su casa para atender a su omega en celo, y más cuando ella comenzó a sentir el leve ardor. Arrancó a su casa y cuando llegó, sólo entró, se quitó toda su chaqueta y caminó a su cuarto, encontrándose con su esposa en la cama.

—¿Cómo les fue?

—La maestra me felicitó por la conducta de Alice, llamándola niña ejemplar por detener a otra niña abusiva.—Besó sus labios, tomando su cintura, y comenzó a quitarle el camisón a la otra, que en cuanto se lo quitó, notó sus rosados pezones y llevó sus manos a ellos.

—Me alegro mucho.—Dijo entre besos, y después tomó el cuello de la otra para que se recostara con ella mientras seguía tocando su cintura.—Lili, te amo tanto, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

La pelinegra sonrió, asintió, y volvió a besarla mientras comenzaba a bajar sus bragas y desabrochar su cinturón. Rosé la miró fijamente.

—¿Quieres un tercero?

—¿Qué?

—¿Quieres un tercero? O ponte un preservativo en este instante.—Lisa la vio, confundida, pero tomó su rostro y la vio.

—¿Tú quieres un tercero?—Rosé mordió sus labios mientras asentía, viéndola fijamente. Ambas sonrieron para después besarse, reír en medio del beso, y volver a verse.

—Prometimos que llegaríamos a cinco, pero Lili, te juro que no puedo aguantar otros dos de esos, sólo uno más.—La otra asintió repetidas veces, y sólo volvió a besarla.

—Está bien, entonces, ahora sin preservativo.—Rosé asintió mientras se recostaba, viéndola fijamente.—Hace tiempo que no lo hacíamos sin preservativo.—Comenzó a dejar besos por su pecho hasta llegar a su centro, y la omega rió mientras asentía.

—Lili, cariño, te amo, pero comienza a devorarme porque duele como un carajo el celo.—Y la alfa asintió, llevando su lengua al clítoris de la mayor para comenzar a escuchar sus pequeños gemidos y suspiros.

Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now