Little Bunny || Chaelisa G!P

Cincuenta y Siete

—Suegra, va a venir Krystal con Samantha y la persona esa que se hace llamar su novia.—Dijo la pelinegra viendo su celular mientras llevaba otro pedazo de comida a su boca y veía a los tres Park's que la veían.—¿Qué?

—Ya pasaron como cinco meses de que te enteraste que Amber y Krystal son novias, deja de decirle 'persona que se hace llamar su novia'.—Dijo la mujer con canas, y la otra negó, cruzando sus brazos.

—Krystal siempre será para mi la niña pequeña que lloraba mares por un raspón en su rodilla.—Madre e hija se vieron, riendo, pero después vieron al hombre con bigote, riendo, acariciando la espalda de Lisa.

—Tiene razón, aparte, nosotros los alfas somos más, cómo decirlo... más protectores con nuestra gente querida.—Acariciaba su nuca, le sonreía a la pelinegra, y después palmeaba su hombro, haciendo que la alfa tuviera sus ojos llenos de ilusión y brillos.—Yo igual era así con mi hermana menor, ¿No recuerdas, amor?

—Por eso, no quiero que Lisa quiera que Krystal viva con ellas y tenga contadas las visitas de su novia, aunque bueno, lo que no sabías era que Yuna siempre se escapaba para irse a hurtadillas con su ahora esposo.

El hombre sólo gruñó levemente.

—Si sabía sólo que lo dejaba pasar.

—Patito, ¿A qué hora vendrá?—Su alfa con sus manos le indicó la hora, haciendo a la otra asentir con cuidado, llevando su mano a su crecido vientre de manera inconsciente.—Siento que voy a explotar.

—¡Son dos personitas ahí, obvio vas a explotar!—La pelinegra rió mientras se acercaba a su esposa y la besaba, sosteniendo su cintura.—¿Cuándo vas a-

—Ya.

—Eres una comediante, amor, ¿Cuándo vas a pa-

—¡Dije que ya, idiota! ¡Ve el suelo, la fuente! ¡Es ya! ¡Hoy es 15 pedazo de imbécil!—La pelinegra abrió su boca sorprendida y luego vio a su suegra, pálida.

—¡Llamen a la mamá! ¡Ya va a nacer!

—¡Tú eres la mamá idiota!—Rosé no era para nada alguien de usar insultos contra su alfa, más que boba, pero ese día, Lisa entendía su vocabulario agresivo.

Dos personitas iban a salir de ella, así que la pelinegra fue corriendo por la bolsa del parto y las llaves de la camioneta.—¡¿Todos listos?! ¡Hoy van a nacer mis personitas!

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—¿Familiares de Roseanne Manoban Park ?—Pregunta Jisoo mientras sonríe quitándose su cubre bocas, y ve a las hermanas de Lisa y a los familiares cercanos de la otra. Sólo sus padres se pararon.—Los abuelos pueden conocer a las Manoban.

Y por suerte las casadas no escucharon porque ellas estaban embobadas viendo a las pequeñas, riendo, y la castaña llorando por ver las lindas manitas de sus bebés. Miró a su esposa, las miró de nuevo, y relamió sus labios, sintiendo el salado sabor en ellos.

—Te tengo, las tengo.—Carcajeó mientras acariciaba sus manitas, y después vio a Rosé.—¿Puede EXO venir a cantar a sus dulces dieciséis?

—Tendrán 40 y no creo que quieran hacer eso.—Rió, negando, y después se le acercó.—Tienes a tus hijas en brazos, diles algo, nunca cerrabas la boca cuando estaban en mi.

—Ci-cierto... ehm, Alice Manoban, Lily Manoban yo... hace cinco minutos que están en mis brazos pero siento que yo ya las conozco por vida, que las amo, soy su esclava de por vida, yo... ustedes dicen algo y yo lo haré, sus deseos son órdenes para mi, diles algo, Rosie.

La mayor sólo miró a la pequeña que tenía en brazos, y sonrió.

—No soy buena con las palabras, debí haber escrito algo antes de venir, bebés, hum... les amo, ahora creo en el amor a primera vista porque... porque me han enamorado, ni su engendradora me hizo sentir así la primera vez que la vi... Prometo hacerlas feliz, igual que Lili.

—Yo soy Lili.—Dijo, riendo, y después miró cómo entraron sus suegros detrás de la doctora Kim, ambos con una gran expresión de felicidad al ver a las gemelas.

—¡Mira que hermosas son! ¿Quién nació primero?

—Lily nació primero, Alice nació 15 segundos después.—Rieron contentos mientras las veían, y veían a las casadas.—Yo tengo que ser la madrina y no Jen, las vi nacer primero.

—Que Jen y tú son casadas y así serán madrinas, cállate y haz que el nacimiento de mis hijas sea una alegría para nosotras.—Dijo Rosé desde su camilla, cerrando sus ojos y bostezando.—¿Puedo dormir?

—No lo sé, ¿Puedes?—Y antes de que la otra pudiera cerrar sus ojos en paz, la castaña corrió hacia ella.—¡Espera el sedan-

—¡Rosé no es momento de dormir!

—¡Hija no seas cabezota!

—¡Jo-

—¡Ya escuché, no griten frente a mis hijas!—Y Rosé tomó a la pequeña que tenía en brazos, viéndolos, gruñendo.