Diecisiete

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Rosé por alguna razón amó que Lisa fuera más mandona de que de costumbre.
Cuando escuchaba la fuerte voz de la alfa, su omega interior gritaba porque eso era lo que quería. Escucharla mandarla, sus manos posesivas en su cuerpo, y que siempre estaba tras ella, incluso, cuando estaba cocinando y la castaña solo la abrazaba de la cintura, se apoyaba en su hombro y solo quería tener todo tipo de contacto.

Cosa que le encantó a la mayor.

Cosa que no le encantó, fue que Lisa comenzó a leer algo que le llamó la atención, cuando Rosé se merecía toda su atención, y se sentía celosa de ese libro. Quería que Lisa estuviera abrazada a ella, que le mordisqueara el cuello como últimamente llevaba haciéndolo, que le estuviera besando, no leyendo un aburrido libro.
Frunció su ceño, se sentó en las piernas de la menor, y comenzó a moverse, pero eso no llamó la atención de la pelinegra. Le hizo un puchero encantador, se le acercó, le sonreía, y se movía, pero eso no fue suficiente.

Harta, le quitó ese libro, lo tiró lejos de su vista, y entrelazó sus brazos en el cuello de Lisa, viéndola a los ojos.

-¿Quieres bañarte conmigo?

-¿Por qué?

-¿Para bañarnos juntas?-La menor alzó su ceja, y puso sus manos en esa pequeña cintura, comenzando a acariciarla con sus pulgares, haciendo círculos.-Di que sí~

-¿Qué gano yo si digo que sí?-Besos repartidos en su pecho, y Rosé gimió levemente, despertando algo en su alfa. Sintió ese bulto en su trasero, así que se movió, haciéndola gruñir.

-Podemos hacer algo más que bañarnos.

El omega de Rosé gritó, celebró, chilló y lloró cuando sintió a su alfa levantarse, cargarla y caminar al baño sin ningún problema. El agua caer a la bañera, y Lisa besarla, chupar y mordisquear su piel.

Últimamente, en esa semana, a la pelinegra no le importaba marcar a su omega, debido a que, acordaron eso. Mientras ambas partes estuvieran de acuerdo, todo se podía. Menos el tener relaciones sexuales sin preservativo, cosa que ambas se le olvidó mientras tenían su relajante ducha.
Y cosa que Rosé notó un día después.
Porque tener un líquido blanco corriendo desde tu centro a tus piernas no era algo normal.

Tenía algo de suerte porque ella siempre estaba tomando sus pastillas de manera religiosa. A diario.
Solo tenía que hablar con la menor de su desliz.

-¿Condón?

-Te lo llevas poniendo diario, Lisa, ¿Cómo se nos olvidó eso?-Exclamó, y la menor solo rió levemente.

-Fue un pequeño desliz, pero, ¿No te sentiste más cómoda así?

Rosé entrecerró sus ojos, y luego mordió levemente la nariz de Lisa, haciéndola quejarse.

-¿Quieres decir que preferirías hacerlo sin preservativo? Mira, te juro, Lalisa Manoban, que si quieres decir eso yo te demando.

-Y ahí va la demanda.

-¡Te estoy hablando serio!-Unos labios en los suyos, y se separaron, dejando a la omega relamiendo sus labios con sus ojos cerrados, pero luego los abrió.-Toda actividad sexual tendrá que ser con preservativo.

-Entiendo perfectamente, sé leer.

-O te demando.

-Deja de decir demanda.

-Te juro que te demando.

-Roseanne, te dije que dejes de decir demanda, ¿Si escuchaste?-La Rosé mandona que estaba a 48 horas de aparecer le gritó que no fuera tan idiota y que le hablara de manera correcta, pero la Rosé en celo sintió su centro humedecerse y apretarse, haciéndola tragar saliva con fuerza.

-Escuché.-Cabeza baja, evitar su mirada, y ahí la alfa suspiró, besando a la mayor.

-Perdón.

-No te disculpes, tú eres la alfa.

-En parte tienes razón, pero, es raro, no hago muy seguido eso.

Rosé la miró a los ojos con curiosidad.

-¿No pasas tu celo con otras omegas?-La menor relamió sus labios, y luego negó. Era una oportunidad para ofrecerle su cuerpo como solución. Frunció sus labios, luego hizo un puchero, y volvió a sentarse en el regazo de la menor, viéndola.-De ahora en adelante, ¿Te gustaría pasar el celo conmigo?

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Little Bunny || Chaelisa G!PDove le storie prendono vita. Scoprilo ora