Cuarenta y seis

619 74 2
                                    



—Eres muy fuerte, ¿Sabes?

—Soy cinta negra en el taekwondo.—Llevó una papa con salsa de tomate a su boca, y la comió, viendo cómo la pelinegra sobaba su brazo con dolor.—Ya dije que lo siento.

—Está bien, sólo que duele.—Un puchero.—¿Qué fue lo que te pasó que te hizo reaccionar de esa forma?

—Los omegas siempre estamos en un gran riesgo de ser abusados sexualmente.—Lisa asintió, viendo sus manos nerviosa.—Vi que eras una alfa, con flores, afuera de mi casa, diciendo mi nombre repetidas veces.

—Me estaba presentando a la puerta.

—Ya dije que lo siento, boba.

—Soy tu hermana mayor.

—La de la otra familia.

—Tú eres la otra familia.—La otra la imitó mientras comía otra papa.—¿Todo te va bien?

—Me acabo de enterar que tengo una media hermana, ¿Cómo te sientes tú?

—Ilusionada, siempre fui la del medio, la olvidada, y ahora soy la mayor.—Una sonrisa.

—Soy hija única así que, yey, tengo una hermana mayor que es una idiota.—Aunque la insultó, la sonrisa de la mayor no se le quitó del rostro por nada del mundo, haciéndole parecer estúpida.—¿Tengo algo en la cara?

—Te pareces a mi hermana mayor.

—Sí, cómo sea.—Alzó sus cejas, tomó otra papa, y la comió. Lisa sólo sonrió de manera nostálgica.

—Es sólo que ella falleció recientemente, perdón si te incomoda mi mirada pero, eres su viva imagen, parece que eres ella a sus 17.—Sonó su nariz, apretó sus manos entre sus piernas, y mordió sus labios para evitar soltar una sonrisa triste, y eso fue algo que movió el corazón de Minnie. Suspiró.

—Lo siento.—Leve reverencia.

—Está bien, no te preocupes.—Volvió a sonreír, viéndola atenta.—¿Quieres una nieve?

Un leve puchero en el rostro de la menor, su sonrojo y sus manos en sus piernas. Sí, era un Manoban. Lisa sonrió al notar eso.—Claro que quieres una nieve, ven, yo pago.

Dejando dinero en la mesa sin preguntar por la cuenta, sólo se levantó, esperó que la adolescente igual se parara, y comenzó a caminar a un parque al lado de Minnie, que sólo la veía rara.

En el parque le compró una nieve doble, sólo la veía feliz, y le intentaba tomar fotos a escondidas, haciendo a la chica verla rara.—Sólo estoy comiendo una nieve.

—Le tomo muchas fotos a la gente que amo.—La chica torció sus ojos, suspiró, y agachó la cabeza, rendida.

—Literalmente me acabas de conocer, te acabas de enterar de mi existencia, no me puedes amar.—Un puchero de la mayor.—Lis...

No pudo completar la oración porque ya tenía el celular de la alfa en su rostro y una foto de una mujer rubia cocinando, una foto de ella distraída.—Ella es Roseanne, es mi novia, vamos a tener una hija.—Cambió la foto.—Ella es Krystal.—La mujer estaba dormida en lo que parecía una camilla de un hospital.—Y ella es Samantha, mi sobrina, tiene 8 años.—Una niña con un sombrero de dinosaurio, que parecía no tener cabello, coloreando un libro. Hizo una mueca.

—¿Samantha tiene-

—Leucemia, fue una etapa difícil pero, mejoró.—Una sonrisa al ver esa foto ella misma, y Minnie sólo la miró triste.

—¿Por cuánto pasaste? ¿Cómo es que sigues feliz?—Lisa sólo frunció su ceño, confundida.

—Pu-pues... puede que, no lo sé, lo he superado.—Se apoyó por completo en la banca, comiendo de su nieve de cereza, y miró el suelo, triste.—Supongo que mi naturaleza es superarlo porque he pasado por muchas mierdas.

—Pero, ¿Cómo sigues tan galan?

—¿Cómo?

—Otra persona pesimista al enterarse sobre su media hermana la hubiera tirado a la mierda, no la hubiera contactado, nada, ¿Tú? Tú-

—Un pasado duro no te da el derecho de tratar a los demás como mierda, Minnie, aunque haya sido un pasado duro tú sabes lo que atravesaste, puedes tomar de ejemplo eso, no sé, tratar de superarlo, por lo menos sabes que trataste.—Volvió a comer de su nieve, haciendo que la chica la mirara atenta.

—¿Papá te enseñó eso?

—Marco me enseñó de la vida lo mismo que la escuela enseña de pagar impuestos, o sea, nada.—Rió ante su chiste.—Él no es mi padre, ya no más.—Volteó a verla.—Un hombre que fingió su muerte para salvar su pellejo, que volvió sin importarle mis sentimientos, que me robó todo, eso no es lo que un padre hace.

—¿Te-te hizo eso?

—Si para ti si es un padre, lo entiendo, era polifacético.—Suspiró. Realmente no recordaba algo bueno de Marco más que le enseñó mecánica y cosas básicas para reparar cosas de la casa.—Pero para mi no lo es, lamentablemente.

—¿Qué más te hizo?

—Estás muy pequeña para que te diga eso.—Su mano viajó hasta su cabeza, revolvió su pelo, y Minnie sólo la miró con admiración.—¿Quieres una pizza?

.

.

.

—Minnie es genial, bebé, sabe taekwondo, ella podría salvarme el trasero a mi.—Habló, dejando que la pasta de dientes que tenía en su boca saliera en gotas y espuma. Rosé sólo levantó su mirada para verla a los ojos.

—Mem alepro mupcho.—Su cepillo de dientes en su boca le impidió hablar bien, pero levantó su pulgar, diciendo que si le había entendido. Escupió lo restante de su boca al lavabo, sonriendo.—Me alegro mucho, amor, te ves demasiado contenta desde que llegaste de verla.

—Ella al principio parecía muy indiferente y grosera, pero de verdad, amor, te juro que después de hablar por unos minutos todo comenzó a fluir.—Sonrió con dientes, viendo a su omega que ya estaba secando su boca con una toalla por ahí, y después se acercó a besarla.

—Beso sabor a menta.—Rió, y volvió a besarla.—Cuéntame todo.

—Bueno, llegué, ella me hizo una llave profesional, le dije que era mi media hermana, fuimos a comer papas fritas, fuimos al parque por una nieve, hablamos, fuimos por una pizza, hablamos, creo que gasté mucho dinero hoy.—Un puchero tierno, que Rosé volvió a besar para acostar a la menor y que su mano viaje al pantalón de su pijama, comenzando a acariciar su miembro.—¡Wow, Rosie!

—Hay que hacerlo, ya.—Sus labios se dirigieron al cuello contrario, donde comenzó a besar y dejar varias marcas, y después se separó, notando que ya había un bulto en esos pantalones ligeros.—Hay que hacerlo ya.

—Esto me recuerda mucho a cuando estás en celo.—Rió, sujetando de los hombros a la mayor mientras bajaba a su entrepierna, donde comenzó a bajar su pantalón.—¿Recuerdas cuando- ¡Dios!

Y dejó de razonar cuando sintió la boca de su omega hacer maravillas en su miembro.

Little Bunny || Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora