Cuarenta y Uno

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—24 horas, Rosie.—Señaló una pelinegra mientras entraba a la casa, riendo al ver el rostro feliz de su pareja al verla. Como si el rostro asustado de hace días hubiera desaparecido, su sonrisa invadió su rostro.

—Felices 24 horas.—Le dio pase a su casa, notando que la menor cargaba un gran bote de mantequilla de maní. Sonrió de nuevo.—¿Hiciste algo?

—Mmm.—Su rostro se volvió serio, llamando la atención de su pareja, que ladeó su rostro.—Ayer fui a poner una denuncia a Marco y casi me arrestaban porque pensaron que fui complice, me pasaron al detector de mentiras, fui a ver qué pasaba con mi departamento y, pues, sin seguro el señor Choi sólo me dijo que me mudara aprovechando que ya no tenía los muebles.

—Eso es malo...

—Vamos a comprar nuevos.—Le restó importancia, moviendo su mano como si estuviera limpiando polvo.—Y, fui a un centro de baile, gracias a Dios la gente de ahí me extrañó y me volvieron a admitir en un dos por tres.

—¿Academia de baile?—Rosé preguntó, haciendo a Lisa asentir alegre al mismo tiempo que se apoyaba en la barrita, viéndose increíblemente sensual a los ojos de la mayor. En esa posición Lisa podría hacer lo que quisiera con ella. Eliminó esos pensamientos de su cabeza mientras su mano viajaba a su crecido vientre y sonreía.—Creo que ya sabes que lo que pasó fue por furia que fue escondida.

—Sí, señora.—Sus palabras salieron roncas, cosa que hizo a Rosé morder sus labios por las palabras y el modo de decirlas.—Por eso me inscribí de nuevo a la academia de baile, es algo físicamente agresivo, así que de ese modo podré sacar los que siento de una manera... creo que sana.

—Sí, así, Lili.—Se acercó a ella, sus manos se entrelazaron detrás de su nuca, y alzó una sonrisa, viendo sus labios.—No hace falta decirlo.

—Entonces, ¿Usted, la gran señora cual sólo escucho y atiendo su palabra, ha eximido a esta mujer que sólo vive para satisfacerla en cada cosa que diga y piense?

—Esa es la única forma que me gustaría que me pidieran perdón.—Juntó sus labios, haciendo a Lisa dar pequeños saltitos mientras la sujetaba de su cara y la besaba.—Que bueno que fuiste a por la denuncia, ¿Cómo fue que te pasaran tras el detector de mentiras?

—Dios, fue lo más horrible, hasta yo tenía miedo de que no fuera a decir la verdad aunque sabía que la estaba diciendo, era como... '¿De verdad estoy segura que no había visto a este hombre desde que tenía quince?'—Su mueca hizo reír de una manera sonora a Rosé, que sólo asintió, pero sus palabras realmente no.

Lo anotó. Su padre la había abandonado desde que tenía quince y aún así ella lo perdonó, pagó por un maldito funeral y el día de hoy le dejó quedarse en su departamento. Lisa era un ángel, y la mayor estaba totalmente segura de eso al verla seguir haciendo bromas sobre la incómoda situación. Sólo rió, volvió a besarla, interrumpiendo sus palabras, pero algo en su cerebro se activó al sentir que el beso había subido de tono.

Se separó, viéndole los ojos.

—¿Lo haremos?—Gimió cuando sintió un brusco movimiento, y de repente, ya estaba sentada en la barrita con Lisa entre sus piernas. Iba a disfrutar cada segundo de eso.

Por lo general, cuando ella y Lisa no tenían actividad sexual por varios meses, lo compensaban con rondas y rondas de sexo, y mordió su labio al saber que esa sería una de las ocaciones al recordar que no habían tenido intimidad por el bebé. Por el bebé.

Y Rosé sabía lo que pasaría. Lisa iba a parar, la iba a mirar con sus ojos llenos de lagrimas, y diría un: '¿Y si le toco la piernita?', así que se preparó para eso, pero se sorprendió al no recibirlo.

Lo único que recibió fue que la menor le quitara la camisa y sus labios fueran a sus sensibles pechos, sacándole un gemido de sus labios.—¿Sabes qué otra forma es una sana forma de liberar estrés?

—¿Cuál?—Preguntó, llevando sus manos a la cabeza de su novia, haciendo que siguiera en sus pechos.

—Sexo.—Fue lo último que dijo antes de bajar a su crecido vientre y besarlo.—Hola, tú, no sabemos aún tu nombre o si logras escuchar algo pero te aseguro que los ruidos que escucharás de tus madre no son de dolor, te recomiendo que duermas porque haré a mami sentir muy bien.

—¡Lalisa, así no, habla con sutileza!

***

—Es la semana nueve.

—¿Mes?—Preguntó Lisa riendo nerviosa, ganándose dos miradas serias.—Por favor no me culpen, todo sería más fácil si se dice 'Oye, ¿cuántos meses tienes?' '¡Oh, amiga, dos!'—Y las dos suspiraron, ocultando su risa.

—Es el tercer mes y primera semana de él.—Señaló una hoja que tenía varios dibujos.

A palabras de Lisa, garabatos graciosos.

—El tiempo sí que pasa rápido.—Suspiró la mayor.

—Question time, Rosie, ¿Nauesas?—Negó, y la castaña apuntó eso.—¿Sabes de alguna enfermedad crónica que tenga tu familia? Si no es así, pregunta.—Volvió a negar, sosteniendo la mano de su novia.—¿Tuviste algún otro embarazo?

—Jisoo...

—Es parte del protocolo, me estoy asegurando, Rosie, me estoy asegurando.—Torció sus ojos, y negó, haciendo a las dos menores asentir.—¿Fumas, consumes alcohol?

—No, no fumo y no consumo alcohol de manera regular.

—Correcto.—Dijo la castaña en inglés, haciendo otros garabatos.—Lisa, Rosie es realmente mala para consumir alcohol, a la primera copa ya está en las nubes.—Ambas rieron, haciendo que la que estaba siendo expuesta inflara sus mejillas y volteara a ver sus zapatos, algo enojada.

Cosa que a los ojos de Lisa, se veía hermosa, tierna y perfecta. Aunque eso era siempre, porque para Lisa, la omega que tenía a su lado era la mujer más perfecta del mundo.

—¿Tuviste alguna operación?

—La de las amígdalas, fue algo pequeño.—Ambas asintieron.—No he estado tomando medicamentos recetados, mi rutina de ejercicio es... todos los días me levanto a correr en la caminadora, así que, a diaro, creo, y no soy alérgica a nada.

—Me encanta que a donde quiera que vayas tú ya tienes todas las preguntas hechas.—Volvió a anotar en su hoja, le sonrió a la pareja, y se estiró, haciendo un puchero.—¿Quién va a ser la madrina de ese bebé? ¿Verdad que yo? Claro que yo.

—La hermana de Lisa y Jennie, eso te incluye a ti.—Y el gesto victorioso de la doctora hizo a la pelinegra reír.—Espero que no pase mucho tiempo con ustedes porque se le pegara lo sonso.

—Con tu esposa ya sería mucho.—Bromeó de nuevo, haciendo reír a Lisa, pero segundos después, dejó de reír, viéndola seria.

—Hey... todavía no somos esposas.

—¿Y el anillo de Rosie?—Su mano fue a la de la mencionada, mostrando el lujoso accesorio.

—Con él le pedí que fuera mi novia.

Y la castaña abrió sus ojos, viéndola.—¿Le pediste que fuera su novia con un anillo?—Y un tímido sí salió de ambos labios.—Eso es tierno...

—¿Ya acabó la cita?

—¡Wow, es mi hora de comer! Va a venir Jennie, están invitadas desde ahora.—Otra sonrisa cínica, como la primera vez, y ambas fruncieron su ceño.

—¿Qué?

—Vamos al restaurante que está aquí a la esquina, me harté del club sandwich de aquí.—Y Lisa sonrió nerviosa al recordar que puede que no estaba en buenos términos con la mejor amiga de su omega.

Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now