Cuarenta y Nueve

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—Hola, linda.—Rosé sólo ignoró al chico que se le había intentado acercar alejándose, dándose cuenta de que no debió irse por ese callejón oscuro a esperar a su novia.

Rosé era una fanática de tomar atajos, nunca quería perder tiempo por lo que pensó que sería una buena idea el meterse a ese callejón al momento de ver a por lo menos tres alfas acercarse a ella. Tragó saliva, frunció su ceño, y creó todo un plan.

Había una botella de whisky justo a su lado, lo que daría tiempo de agacharse para recogerla, romperla, y defenderse de los hombres que se intentaban acercar a ella, había un bote de basura justo enfrente de ella, lo que le daba tiempo e empujarlos y correr. Tenía muchas oportunidades que ella había analizado. Suspiró.

—¡Pero qué linda eres! Dan ganas de comerte entera.—Inhaló el potente olor a alcohol que provenía de los otros, y arrugó su nariz. Viernes en la noche y ya estaban ebrios. Tenía un gran rostro de disgusto.

—Caballeros, están borrachos, les ruego que se alejen, por su bien.—Se alejó, su brazo intentó sujetar la botella de whisky, pero un se acercó.

—¿Eh? ¿Tú, dándome órdenes? ¿Quién te crees, pequeña perra?

—Yo-

—Será mejor que le hagan caso, caballeros.—Olor a chocolate que comenzó a brotar, y Rosé sonrió aliviada al ver a su alfa sujetar del cuellos al hombre que estaba acosándola. Aunque ella fuera más baja que ellos, se veía totalmente fuerte.—Tienen cinco segundos para irse.

—¿Y tú?—Lisa negó, exhaló, y volteó al hombre para que la viera.—Vale, creo que tú eres su novecita.—Intentó empujarla, pero la castaña lo esquivó.

Y un golpe en la mejilla contraria resonó, sorprendiendo a la omega, que llevó sus manos a su rostro. Jamás había visto a Lisa actuar de forma violenta, pero ante todo, aunque estaba sorprendida, el ver a su alfa ser fuerte realmente hizo que algo en su cuerpo se prendiera.

Ella estaba totalmente en contra de la violencia sin razón, sabía que existía el diálogo, pero había tenido que usarla en ese momento.

Sólo suspiró, se arrinconó, y tragó saliva nerviosa al ver que los otros dos hombres se intentaron acercar a su alfa, que apretó su puño, frunció su ceño, y suspiró.

—Caballeros, les pido que se retiren si no quieren terminar como él.—Apuntó al que estaba en el suelo, y los demás, que parecía que sí estaban cuerdos, negaron.—Entonces váyanse, lejos.—Y sujetaron al caído, corrieron fuera del callejón, dejándolas solas.—¿Estás bien?

—Yo podía sola.—Aunque estaba feliz de ver a Lisa defenderla, ella sabía que podía, ya hasta tenía todo un plan, y le mostró su decepción a la alfa, que sólo la veía sorprendida.

—¿Tú crees que podías sola? Rosie, estabas hecha una miniatura en ese momento.

—¿Me estás diciendo débil?—Lisa frunció su ceño, relamió sus labios, y sonrió nerviosa, sin saber qué decir. Y el embarazo hacía a Rosé más sensible, así que pensó que sí pensaba eso.—Me estás diciendo débil

—No lo estoy haciendo.

—¿Ya acabaste de hacer tu show de señora poderosa? Mírenme, soy fuerte, golpear, empujar, mi omega tendrá que usar mi apellido, unga unga.

—Si quieres tomo tu apellido pero no hay que comenzar a pelear, Roseanne.—Entrecerró sus ojos.

—¿Quieres callarme? Cállame.—Y la menor se acercó para besar a la mayor, moviendo sus labios de una manera lenta, suave, pero al mismo tiempo ruda. En cuanto se separaron, Rosé relamió sus labios.—Perdón.

—Está bien, no te disculpes.—Movió su mano repetidas veces, y después la vio.—Arde después del impacto.

—Y gracias, Lisa, no sé por qué comenzó la pelea, estuve apunto de arruinar. todo.

Su alfa sólo se le acercó, acunó su rostro, y besó su nariz, tierna.—Eres lo único que tengo en mi vida, Rosie, haría de todo por protegerte.—Otro beso.—Y hay que irnos de aquí porque tenemos la reservación dentro de unos minutos.

—Y porque no es un lugar para tener un momento romántico, ¿Qué somos, Spiderman y Mary Jane?

—Podría colgarme de algún lugar para tener un beso así.—Y en cuanto la menor quiso subirse a una escalera, esta tropezó, cayendo al suelo de una manera divertida, pero dolorosa.—No debí hacer eso.

.

.

.

El sonido de las copas chocar, varias risas, y el ruido de fondo, comensales hablando, compartiendo cosas fue lo primero que inundó a Rosé, pero todo quedó en segundo plano al ver a los ojos a Lisa, frente a ella, sonriendo.

—Per-

—Ya te dije que no te disculpes por lo que acaba de pasar, ¿Si?

—Casi arruino nuestro aniversario, patito.—Un puchero, que Lisa sólo abultó sus labios al sentir que la mesa era una gran interrupción entre su contacto físico, así que sólo tomó su mano, la acarició, y la besó.

—Pero no importa, de todos modos iba a encontrar una forma de contentarte para llegar.

—¿Y una de esas formas era?

—El regalo que te voy a dar, spoiler, son muchos spoilers, Rosie, no quiero arruinar la noche.—Sólo negó, riendo, y tomó la mano de su alfa, riendo.

—Puedes darme el regalo ya.—De su bolso sacó una caja envuelta en papel rojo, y Rosé la abrió, sonriendo al ver lo que tenía dentro.—Un collar.—Mordió sus labios, y sus ojos se llenaron de agua al ver a su novia sonreir, pero luego vino una mueca preocupada.

—¿No te gust-

—Es perfecto, Lili,

—Puedes decirme si no te gustó.

—El simple hecho de saber que al ver esto pensaste en mi, gastaste en mi, me hace feliz, muy feliz.—Con su mano le lanzó un beso.—Yo también te tengo un regalo.—Le mostró una caja roja.—Abrela.

—¿Qué será?—Movió la caja sonoramente, y después, cuando la tuvo enfrente de ella, la abrió, encontrándose con un lindo anillo, casi igual al que le había dado a Rosé. Tragó saliva para llevarse ese nudo en la garganta, pero no pudo, así que lo único que sintió fue las lágrimas correr por sus mejillas, y después vino una sonrisa.—Es maravilloso.

—Déjame ponértelo.—Lisa asintió, cediéndole el anillo y su mano, así que la mayor de una manera instantánea se lo puso, riendo.—Y creo que esta es una noche llena de sorpresas.

—¿Tú igual tienes sorpresas?—Rosé asintió, llevando la copa de agua a su boca para tomarla.—¿Qué es?

—En cuanto terminemos la cena te lo diré.—Lisa comió lo restante de su salmón en menos de dos segundos, y después miró el plato vacío de la mayor.—Parece que aspiradora Lili apareció.

—Dime la otra sorpresa.1

—Dime primero la tuya.—Ambas entrecerraron sus ojos, sonriendo, y después entrelazaron sus manos sobre la mesa.

—Nop, primero tú.

Rosé sólo le pasó una llave recién sacada de su bolsillo, haciendo a Lisa ladear su cabeza. Sólo relamió sus labios, frunció su ceño, y la miró, haciendo a la mayor reír por su confusión.

—Hogar dulce hogar.

Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now