Cuarenta y Tres

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—¿Ya te he dicho que me encantan tus manos?—Rosé habló tomando la mano de la menor entre las suyas, y sonrió, viéndolas.—Amo todo de ti, ¿Sabes?

—Yo igual amo todo de ti, Rosie.—Un beso en sus labios, y sintió cómo su omega comenzó a subirse a su regazo y continuar el beso, y suspiró.—Con cuidado, amor.—La mayor sonrió, sonrió de una manera tan linda que el corazón de Lisa comenzó a latir a una velocidad que jamás pensó que podría latir, y suspiró.

—¿Pasa algo?

—Sólo que te amo mucho, demasiado.—La abrazó, poniendo su cabeza en su pecho, e inhaló su olor. Amaba tanto ese olor a cerezas que tenía la mayor, amaba todo de ella.—Siempre te lo digo, ¿No? Soy tan, pero tan afortunada.—Se separó de su pecho, sostuvo su rostro como luna, y la besó, sonriendo.—Haces mi corazón explotar.

Sus manos se dirigieron a las pequeñas contrarias, y las posicionó en su pecho, sonriéndole. La mayor sonrió tierna cuando sintió el latir de su alfa, y suspiró.—Cuando estoy contigo me quedo sin palabras, y nadie en mi vida me ha quitado las palabras.—Ambas rieron, viéndose.—Es el momento perfecto para tener sexo.

—Concuerdo perfectamente.—Sus manos volvieron a acunar el rostro tierno de la mayor, y lo besó, lo besó con tanta pasión que hizo a Rosé gemir en sus labios. Movió sus caderas sintiendo cómo poco a poco el miembro de la menor endurecía, y sonrió.

Sus manos viajaron por todo su cuerpo hasta su pantalón de pijama e intentó quitárselo, pero la mayor se separó y negó, riendo divertida. Lisa sólo respiraba de manera agitada viéndole.

—Quiero hacer algo que no he hecho hace tiempo.—Besó su cuello, bajó, besó su abdomen bien marcado, y después bajó hasta su entrepierna, con su palma acariciando su bulto bajo su pijama. Relamió sus labios, riendo.—¿Qué tenemos aquí? Hace tiempo que no tiene consuelo.

Sus manos rápidas bajaron su pantalón, y dejó a la vista ese boxer que seguía apresando sus caderas y su miembro. Volvió a acariciar ese bulto, sonriendo, notando cómo Lisa tenía una sonrisa chula viéndole mientras cada vez se acercaba más a su erecto miembro.

Su lengua viajó a ese notorio bulto, acariciando levemente con ella, haciendo fuerza. La menor suspiró al sentir las leves caricias en él. Rosé eligió que no le haría sufrir, y directamente liberó de esas caderas esa ropa interior.

En cuanto salió su miembro, pareció rebotar, y a los ojos de Rosé, de una manera perfecta. De manera apresurada sus labios fue a la hinchada y rojiza punta, consolándola con su lengua y chupando cual dulce favorito, haciendo gemir a la menor, haciendo poner sus manos en la cabeza de la mayor para acariciarle, y sonrió. Los labios de la rubia eran maravillosos, tanto, que la hicieron agradecer a cualquier entidad divina por eso. Ella relamió los suyos. Su cabeza comenzó a subir y a bajar de una manera rápida en su miembro, sintiendo esa calidez recibir su miembro.

En un rápido movimiento la separó de su miembro , la acostó en la cama, y comenzó a bajar el pantalón de Rosé para llevar sus dedos a su centro, y volvió a besarla para sentir los gemidos en sus propios labios cuando sus dedos se dirigieron a su hinchado clítoris, comenzando a acariciarlo, apretarlo entre sus dedos, y después, meter el índice dentro de ella.

Rosé se aferró a sus hombros, gimió de desespero al sólo sentir un dedo, y miró de esa manera a Lisa, haciendo un pequeño mohín.—Mételo ya.

—Te amo, Rosie.—Después de sacar su mano de la entrepierna de su omega, le sonrió. Ambas manos subieron para sacar su camisa, dejando su pecho desnudo porque debajo de él no tenía bralette. Sonrió para dirigir sus labios a esos pequeños botones rozados sobresalientes en su piel pálida.

Comenzó a succionar, a morder levemente, y a acariciar con su lengua para hacer sentir bien a su sensible omega que estaba gimiendo en sus brazos, retorciéndose de nuevo, y sus ojos cerrados con fuerza mientras sus propias manos se dirigían a su coño, comenzando a acariciar su propio clítoris, sintiendo cómo ella misma sentía su humedad ya hasta gotear. La menor se dio cuenta de eso. Sonrió.

En cuanto Lisa se separó del pezón, se dirigió al otro, consolándolo. La mayor volvió a hacer un mohín, así que ella misma elevó sus caderas, buscó el miembro erecto de su menor, y comenzó a frotarse contra ella, gimiendo fuerte al sentir la doble estimulación. Relamió sus labios, separó a la menor de sus pechos, y la miró fijamente, sonriendo.

—Te amo.—Y el miembro de la menor entró por completo en la mayor, ambas gimieron al mismo tiempo por la estrechez.—Te amo tanto.—Levantó sus caderas, comenzando los movimientos, y ambas gimieron de nuevo al sentir la increíble sensación y al escuchar el obsceno sonido de sus cuerpos.—Te amo, Lisa, eres lo mejor que me ha pasado.

—No quiero que nada te pase.—En la comida, puede que el rostro de la menor ante las palabras de Jennie parecieran no afectarle, pero en realidad si fue así. Todo el día estuvo pegada con Rosé, si caminaban ella siempre esperaba a que las calles estuvieran vacías para pasar y tenía a Rosé detrás de ella, pero pegada a su cuerpo. Hizo una mueca.—No quiero que nada te pase, Rosie, es sólo que-

Las manos de la mayor acunaron su rostro, y la besó, riendo.—No me pasará nada, amor, nada me pasará.

—No dejaré que te pase nada, ¿Si?—La besó de nuevo, y gimieron en sus labios al sentir de nuevo otra estocada. Cada movimiento terminaba en una promesa de amor que se hacían, y reían, viéndose.

—¿Sabes? Serás una excelente madre, sé que siempre protegerás a nuestra personita.

—Te protegeré a ti y a esa personita, amor, yo sólo protejo a mi familia.—Dijo en tono de cavernícola, y rieron, al parecer olvidando que estaban teniendo candente actividad sexual. Sólo se miraron, se sonrieron, y se besaron, volviendo a las estocadas.

Gemidos, besos por todo el cuerpo de la mayor, y después, sus labios se dirigieron a su marca, viéndola con curiosidas.

—Dicen que se debe volver a marcar cada tres meses.

—¿Deberíamos?—Rió, y ladeó su cuello para dejar a la menor acercarse a la marca, chuparla, y después, volver a morderla, sacando un quejido de Rosé.—Te lo digo tantas veces al día porque no quiero que lo olvides, baby te amo.

—Yo igual hago lo mismo, ardillita.—Volvió a acunar su rostro para besarla, y no supieron cómo, pero terminaron acostadas en la cama, agotadas, y desnudas, sólo con las cobijas tapándolas. Se estaban viendo fijamente, sonriendo.

Hasta que un teléfono comenzó a sonar.

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Perdón por la inactividad, pero me está consumiendo la Universidad, tratare de darme más tiempo...🥲
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Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now