Trece

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Rosé se levantó, de sorprendió de ya no sentir el dolor de su celo, y se alegró levemente. Cerró un poco sus ojos cuando sintió el aire acondicionado golpear su rostro e intentó taparse más con esa frazada color beige, ahora, intentó alcanzar su celular para lograr ver cuál era la hora y qué día era, pero unos brazos en su cintura le impidieron moverse más allá. Su celular estaba en el otro buró.

Frunció su ceño. Odió no poder moverse, odió que esos brazos fuertes limitaran su movimiento, odió sentir calor provenir de ese cuerpo que estaba abrazando, odió inhalar ese delicioso olor a chocolate proveniente de esa alfa, odió sentir esos fuertes brazos abrazarla, y odió sentirse tan cómoda ante semejante situación. Odió querer acurrucarse más, odió mover sus manos a esos brazos, y odió cuando ella mismo forzó un poco más el agarre, odió realmente estar en esa cómoda, linda, y deliciosa sensación.

Pero lo que más odió, fue que su acompañante soltó un brazo de su cintura para llevarlo a su rostro y rascarse levemente su ojo. Y volvió a odiar cuando ese brazo volvió a donde iba. Decir que odiaba todo era lo mismo que decir que le gustaba, porque se dio cuenta de eso; le gustaba estar siendo abrazada.

En todos los contratos que tenía firmados, ella los anulaba a los días porque no se sentía lo suficientemente cómoda como para seguir con todo eso, o no seguían las normas, no seguían sus órdenes, o en sí, eran muy rudos, así que no pudo completar más de dos noches con ellos, y estar con Lisa, que ya llevaban dos semanas, se sintió una sensación nueva.

Sintió cómo su pequeño cuerpo tembló y ahora, admitió que le encantó que la pelinegra jalará la frazada a su cuerpo, la tapara hasta la mejilla, que la volviera a abrazar contra su cuerpo, y fue totalmente un gozo a su corazón sentir caricias en su cintura, haciéndola reír levemente. Tal vez esa risita fue suficiente para informarle a Lisa que estaba más que despierta. Escuchó una respiración fuerte, que le informó que la otra también estaba despierta. Unos labios en su cabeza, y sintió un beso en su cabeza, haciéndola elevar sus cejas en un gesto tierno.

-Buenos días.- ¿Por qué no le estaba diciendo amor como el día ante pasado? Rosé maldijo a su omega interior cuando sintió esa sensación de vacío en su estómago, se sentía estúpida porque su omega le decía que hiciera cosas estúpidas, cosas que la rubia solo aceptaba dos. Cariños y apodos. Una vez que dejó de sentir los brazos en su cintura alcanzó su celular, y vio el día. Sábado. Se suponía que su celo acababa el domingo, no sábado. Arrugó su ceño, que se fue borrando a medida que sintió unos besos en su hombro desnudo, y unas caricias en sus brazos.-¿Dormiste bien, cariño?

Olvidando que se suponía que la 'Rosé normal' tenía que llegar en 24 horas y no ese día, todo estaba perfecto, sólo que no sabía qué iba a hacer con Lisa. Según ella tenía entendido que tenían que mantener relaciones sexuales todos los días para calmar el dolor de su celo, ¿Qué iba a hacer con la menor si no estaba lo suficientemente caliente como para hacer 'e s o'? ¿Pelar papas?

Cerró sus ojos, apagó su celular, y pensó que haría su omega interior en esa situación. ¿Cómo se devolvía un saludo de pareja?

Abrió sus ojos. ¿Pareja?

-Buenos días amor, dormí bien amor, ¿Y tú, amor?-Mucho amor. Volteó a ver a la menor que la veía con una sonrisa cálida, y se preguntó si siempre había sido así de hermosa. No la recordaba de esa manera desde que llegó a su oficina, o más bien jamás se fijó en ella. Era muy linda. Rosé le intentó devolver una sonrisa igual, solo que la suya parecía de psicópata.

-Dormí bien amor, gracias por preguntar.-Un beso en sus labios, beso que la derritió por completo. Si eso recibía en sus días de celo, se sentiría estúpida por pedirlos todos los días, aunque lo quisiera. Cerró sus ojos, y se dispuso a disfrutar del beso que le estaba dando la menor.-¿Quieres algo de desayunar o quieres seguir besándome?

-No tengo hambre.-La besó por convicción, y sintió los labios de Lisa elevarse en una sonrisa.

-Yo si, así que si no te molesta, iré a hacerme algo.

Rosé asintió levemente, y sintió el calor abandonarla al mismo tiempo que Lisa entraba a lo que era la cocina improvisada.

-El martes quiero ir de compras contigo, el martes nos vemos en el centro comercial.

Y Lisa alzó una ceja curiosa desde la cocina, viendo a la mayor que estaba usando su celular en la cama.

-¿Ok?

-Será mejor que aceptes todo lo que te comprare o te demando.


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Little Bunny || Chaelisa G!PWhere stories live. Discover now