Capítulo 1: Un nuevo comienzo

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Iris

Dejé la maleta en mi habitación y salí al balcón para despedir a mi hermana y mi tía con la mano. Acababa de llegar nueva a la ciudad y sinceramente no sabía ni por dónde empezar. Nunca me había imaginado acabar en una ciudad como esta. Estaba a unas tres horas de mi pueblo y lo más lejos que había ido había sido una hora, así que se me hacía bastante raro.

Cuando decidí lo que quería estudiar ya era demasiado tarde para planificarlo todo así que pensé que Comunicación Audiovisual era una buena opción. Siempre me ha gustado el cine y las series porque, a decir verdad, quería poder especializarme en guion. Me gustaba eso de contar historias y dejar huella, siempre había querido eso.

Y siendo honesta, no me hacía a la idea de vivir aquí pero ya era demasiado tarde como para decir que no. Además, el lunes tenía mi primera clase y ni siquiera sabía dónde estaba la universidad, cosa que me agobiaba un poco.

Aunque la idea de venir aquí, me ayudaría a no pensar en el horrible verano que había pasado. Nunca me han gustado, siempre me sentía demasiado sola y aburrida. Mi familia no tenía mucho dinero e ir de vacaciones se nos hacía imposible, así que me pasaba los tres meses en mi pueblo muerta del asco.

Eché una última ojeada a la ciudad que yacía bajo mis pies y miré por última vez el coche de mi tía que se alejaba por la calle como si la Tierra se lo tragase.

Entré de nuevo al salón y me metí en mi habitación para intentar hacer de esas cuatro paredes blancas un hogar. No era demasiado grande pero fui la última incorporación del piso así que me conformaba con una cama cómoda.

El armario empotrado estaba justo a la izquierda al entrar, y había un espejo que no dudé ni un segundo en sacar al pasillo porque me daba muy mal rollo. Tenía una estantería blanca y negra y un pequeño escritorio blanco. Para mi sorpresa la cama era de matrimonio así que yo feliz con ello. Aunque no me extrañaba, el piso era lo suficientemente caro como para no tenerla. La única ventana por la que entraba la luz, estaba justo encima de la cama.

Empecé a deshacer la maleta mientras me ponía algo de música de fondo. Estaba sola así que no molestaría a nadie

Fui colocando la ropa con mucha delicadeza, aunque sabía de sobra que en una semana el armario estaría hecho un desastre.

Cuando terminé fui hacia la cocina, me acordé de que habíamos dejado la compra hecha en cuanto vi las bolsas encima de la encimera, así que también me tocó colocarla.

Justo en el momento en el que cerré la puerta del frigorífico, la principal se abrió. Tragué saliva y me asomé un poco desde la cocina. Acababa de llegar mi nueva compañera de piso con sus padres, aunque bueno, no era nueva para mí. Nos conocíamos desde los ocho años, solo que llevábamos una década sin hablar y no exageraba.

Entraron al salón y yo me armé de todas las fuerzas posibles para salir de allí e ir a saludar. Fue curioso cuando de repente un día me llamó diciéndome que ella también estudiaría en esta ciudad y que ya tenía un piso, por si no quería seguir buscando. La verdad, me alegré bastante porque, además de que ya la conocía, no tendría que continuar descartando opciones carísimas y en malas condiciones. Supongo que esas eran las desventajas de haberme mudado a la costa.

Salí lo más apresurada que pude de la cocina y me planté en el salón detrás de sus padres.

—¡Hola Iris! —me saludó Teresa por encima del hombro de su padre con una sonrisa de oreja a oreja.

Me quedé helada con lo cambiada que estaba. La había visto un par de veces por mi pueblo, pero nunca nos habíamos atrevido a hablar, a pesar de haber sido muy buenas amigas con ocho años.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now