Capítulo 47: Los resultados

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Iris

Nos quedamos un rato en el reservado hasta que un chico vino a decirnos que tenían que ir al escenario para saber los resultados; el resto nos fuimos a la pista para poder escucharlos desde allí.

Nos situamos a un lado y entonces, Leo se acercó a mí para entrelazar nuestras manos con fuerza, como si no quisiese dejarme ir. Le acaricié la mejilla y me giré al escenario en cuando un representante de cada banda subió, en nuestro caso Sara. El resto esperaban en los laterales de la tarima.

Una chica apareció por unas escaleras para atrapar un micrófono y leer el contenido del sobre que llevaba en la mano. Cada vez que miraba el papel mi corazón bombeaba más y más sangre, era un manojo de nervios. Estábamos lo suficientemente cerca como para poder ver las caras que en su mayoría eran de terror.

Escruté al detalle a todos los representantes y entonces vi algo que me dejó helada. Era... era el tío que me había hecho eso... Apreté con fuerza la mano de Leo para no desvanecerme y tragué saliva.

—¿Estás bien? —interrogó girándose hacia mí.

—Sí... solo nerviosa —mentí.

De repente, todo se quedó en silencio, la chica proclamó las palabras «Y el ganador es...» 

Me aferré a la mano de Leo y miré a Jaime que estaba en un lateral observando a Sara mientras se tronaba los dedos.

Y lo soltó... soltó el nombre del ganador. El chico que me había retenido comenzó a dar saltos de alegría. Había ganado, iba a ir al festival. Mis ojos volaron hasta Jaime que tenía una sonrisa triste. No podía creerme que hubieran perdido. Eran buenos, los mejores me atrevería a decir. Incluso el público parecía decepcionado, se miraban los unos a los otros en un intento de comprender el veredicto.

Tragué saliva y empecé a sentirme mal, muy mal en cuanto fui consciente de que no habían ganado. Me vinieron a la mente todas y cada una de las palabras de Sara. Era mi culpa, no habían ganado por mi culpa. Cerré los ojos para alejar las lágrimas que amenazaban con salir y noté a Leo tirando de mí.

—Vamos a verlos.

Caminamos hasta el reservado mientras el malestar en mi interior comenzaba a agravarse, me dolía el estómago y tenía un nudo en la garganta. Esperamos sentados hasta que entraron por la puerta, me incorporé de golpe y me acerqué a Jaime que me miraba con una sonrisa.

—No pasa nada —dijo mientras lo abrazaba—. Estoy contento de haber llegado hasta aquí —ocultó su cara en la curva de mi cuello.

Pero sabía de sobra que le dolía... que le hacía muchísima ilusión ir al festival. Si al menos... si al menos no hubiese ido a los ensayos quizás así habrían ganado.

—Lo siento, Jaime —me aferré a él.

Sh, ya te lo he dicho, estoy contento —dejó un beso tierno en mi hombro.

Después de un buen rato en el que los ánimos estaban por los suelos, decidimos despedirnos del resto para que Jaime me llevase a mi casa. Condujo durante todo el camino en silencio, tan solo podía escuchar su respiración y cómo apretaba de vez en cuando el volante con fuerza. Cuando llegamos aparcó y anduvimos hasta mi portal.

—¿Te duele? —preguntó mientras miraba mi rodilla.

—Un poco pero no es nada —contesté con una sonrisa que él me devolvió. Nos quedamos mirándonos un rato y entonces abrió la boca.

—Bueno, debería irm...

—¿Subes? —interrumpí. 

Él me miró con curiosidad.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now