Capítulo 19: La primera de muchas

249 19 13
                                    

Iris

Observé a Jota que me miraba absorto en sus pensamientos con media sonrisa. Se había quedado embobado cuando terminé la partida.

Carraspeé la garganta haciendo que volviese a la realidad.

—En media hora llega la cena —escuché.

—Perfecto. Tengo hambre —añadió Sara.

La verdad es que yo también tenía hambre. Aunque para ser honesta, casi nunca me acababa una pizza yo sola, encima no sé qué me pasaba que tenía un nudo en el estómago que me impedía comer.

—Oye, después de cenar podemos jugar a algo —sugirió Dani.

A todos nos pareció bien y asentimos.

Mientras esperábamos la comida, Dani puso un par de vídeos en YouTube y no sé en qué momento había acabado tan cerca de Jota pero de repente, me vi pegada a él con una manta que nos tapaba a los dos porque hacía demasiado frío. De vez en cuando se nos escapaba alguna que otra mirada de soslayo y tenía que respirar hondo para calmarme.

—Sara, ¿has mirado lo de la resolución del festival? —preguntó Dani.

Se llevó la mano a la frente y parpadeó varias veces.

—¿Se te ha olvidado?

Em... tal vez... —apretó los labios—. Puedo mirarlo mañana desde el ordenador.

—¿Hace una semana de eso y aún no lo habías mirado? Eres un caso, Sara —reprochó Dani.

—Oye, que vosotros tampoco os habíais acordado.

No sabía de qué estaban hablando, así que los miré curiosa hasta que dudé un segundo antes de lanzarme.

—¿Un festival? —pregunté.

—Sí, el mes que viene hay un festival de bandas emergentes y la semana pasada nos inscribimos —explicó mi amiga.

Me puse demasiado contenta y los felicité por haber dado el paso de participar.

—Ese día podrías subir con nosotros al escenario para cumplir tu apuesta —bromeó Jota.

—Ni de coña —me apresuré a decir.

—¿Apuesta? —Dani puso una mueca de confusión.

—Sí, hoy ha perdido contra Jota y tiene que subirse en un concierto para tocar con nosotros.

—He perdido porque ha hecho trampas —me molesté—. Además, si me subo es para tocar solo una canción en un concierto que no sea tan importante.

—¿Y qué instrumento tocas? —preguntó su amigo.

—Ninguno.

Dani me miró extrañado y después se giró para mirar a Jota en busca explicaciones.

—Le voy a enseñar a tocar el bajo.

Dani sonrió de forma burlona y yo negué con la cabeza poniendo los ojos en blanco.

—Entonces, ¿solo una canción? —interrogó Sara.

—Solo una. Bastante que lo hago —hice una pausa para mirar a Jota—. ¿Puedo elegir yo?

—Claro, pero tiene que ser de las nuevas que hemos escrito.

—Espera, ahora que lo dices... Me acuerdo que el otro día me dijiste que querías aprender a escribir canciones, Iris —comentó Sara.

Jota se volteó hacia mí con los ojos muy abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja, y sabía muy bien en lo que estaba pensado. Negué la cabeza frenéticamente porque eso no iba a pasar.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now