Capítulo 54: No acabó como esperaba

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Jota

Nochebuena.

—Venga, sonreíd junto al árbol  —dijo mi hermana mientras colocaba el móvil en horizontal.

—¡Espera! —exclamó mi abuela poniéndome un gorrito de Navidad.

Lo ajustó en mi cabeza y Mike corrió para colocarle una guirnalda a Luis y unas gafas de reno a Paula. Siendo honesto, la noticia de que iban a ser padres había corrido cómo la pólvora en mi familia. Y todo el mundo estaba emocionado con la idea de un nuevo miembro. Ya estaba de diez semanas y apenas se percibía la barriguita.

—¡Decid Feliz Navidad!  —gritó mi madre con una sonrisa.

—¡Feliz Navidad! —canturreamos los tres a la vez mientras posábamos para la foto.

Laura apretó el botón y el flash saltó inmortalizando la imagen.

—¡Mirad que guapos! —mi hermana extendió el teléfono para que pudiésemos vernos.

Contemplamos la foto por unos minutos mientras sonreíamos al vernos. Decidí enviársela a mi pequeña Iris con el texto "Feliz Navidad <3". 

Caminé hacia la mesa, que ya estaban todos sentados, y disfrutamos de los postres mientras mi hermana contaba una y otra vez cómo planificaría la boda.

Mi abuela y yo nos habíamos pasado gran parte de la tarde preparando una tarta que estaba deliciosa. Hasta me planteé la idea de que si la Astrofísica no me iba bien me dedicaría a la Repostería.

El caso es que nos habíamos reunido casi todos. Y es que algunos de mis primos y tíos faltaron porque habían decidido organizar un viaje a no sé dónde. La buena noticia es que Sara se quedaba en mi casa con nosotros.

—Luego salimos, ¿no? —me preguntó arrastrando una silla para sentarse a mi lado.

—Sí, he hablado con Dani —hice una pausa—. Vamos al pub del padre de Valeria.

—Val no está —levantó sus ojos hacia mí poniendo una mueca triste—. Se queda con su madre.

—Sí, algo así me dijo Dani —me encogí de hombros.

No sabía mucho de la relación de estos dos pero nunca antes había visto a mi mejor amigo mirar a una chica como si fuese la única persona del planeta, y me gustaba saber que estaba bien con ella.

El móvil de Sara vibró encima de la mesa y cuando miró la pantalla una sonrisa de oreja a oreja le surcó la cara. Me incorporé un poco para contemplarla con las cejas levantadas porque pocas veces había visto a mi prima así.

—Llevas toda la noche pegada al teléfono. ¿Se puede saber qué pasa? —pregunté estirando mi brazo para reposarlo en su silla.

Pero ni siquiera me hizo caso porque estaba completamente absorta mirando la pantalla mientras escribía. Fruncí el ceño ladeando la cabeza en un intento de escudriñar lo que estaba pasando.

—¡Sara! —chasqueé mis dedos en su oreja. 

Y dio tal respingo que casi se le cae el móvil de la mano.

—¡Joder! ¡Qué susto, idiota! —me fulminó con la mirada para después darme un puñetazo en el hombro que hizo que me pusiese recto al instante.

—¡Au! —me acaricié la zona afectada—. ¡Que das fuerte! —me quejé empujándola un poco.

—No me vuelvas a asustar —gruñó entre dientes mientras me amenazaba con un dedo.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now