Capítulo 26: Estamos dentro

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Jota

La semana transcurrió sin sobresaltos, iba del trabajo a casa y de casa al trabajo. En todos esos días no me crucé con Iris, era como si nos evitásemos. Tampoco habíamos hablado, ni un mensaje, nada. Desde que me dijo mi padre lo de irme a estudiar fuera me bloqueé. Conocía a Iris de tan solo unas semanas, me importaba, era mi ami... ga... y, a decir verdad, no quería irme en parte por ella. Era raro, me sentía muy bien estando cerca de Iris, sentía cosas, de eso era consciente, por eso me preocupaba irme.

Tenía ensayo con el grupo, el padre de Valeria nos contrató otro sábado más para tocar y mañana era el gran día. Durante toda esta semana no habíamos ensayado porque sabíamos de sobra que estábamos más que preparados. Ya habíamos tocado antes allí, justamente la noche en la que conocí a Iris.

Sara habló hace un par de días para decirnos que tenía que contarnos algo importante del festival, que había recibido un mensaje pero que prefería hablarlo en persona, así que por la tarde habíamos quedado para hablar del tema.

—Espabila que todavía hay mesas que atender —escuché que decía mi hermano desde la barra.

De golpe volví a la realidad, hoy había sido un día tranquilo y estaba tan absorto en mis pensamientos que me había olvidado de que una familia me había pedido más bebidas.

—Voy —cogí la bandeja y salí por la puerta.

Caminé hasta los clientes con las bebidas sobre la base, tenía buen pulso así que sabía de sobra que no se me caería nada. Dejé las cosas sobre la mesa y me di la vuelta jugueteando con la bandeja hasta que frené en seco cuando la vi.

Estaba parada con el pelo suelto y ondulado. Llevaba una sudadera que ponía Fringe, sabía la serie que era, también llevaba unos pantalones vaqueros y unas Vans.

—Hola, Jota —saludó con una sonrisa.

—Hola, Iris —añadí casi embobado.

—He estado ocupada y por eso no te he avisado antes para ensayar, ¿puedes hoy? —manifestó sin dejar de tocarse la manga de la sudadera.

Estaba nerviosa y lo pude percibir al instante. Mierda. Había quedado con el grupo, teníamos la reunión y no podía dejarla para otro día, según mi prima era importante y no quería decirle que no a Iris.

Miré sus ojos y quedé atrapado en su centro gravitacional, me hacían sentir pequeño en un verde con tintes color miel. Como si ella fuese el núcleo y yo un electrón que orbitaba a su alrededor atrayéndome con una fuerza de la que no podía escapar. Apenas la conocía y tampoco quería espantarla, sabía de sobra que este sentimiento era nuevo para mí y me asustaba que fuese tan temprano porque sin duda iba sin frenos y me daba igual estrellarme.

Ella parpadeó un par de veces haciendo que volviese a la realidad.

—Bueno, tengo reunión con el grupo, pero si quieres puedes venir.

—Ah... bueno, es que... no quiero molestar. Nos vemos otr...

—No molestas —la interrumpí.

—No te preocupes, Jota. Nos vemos otro día —sonrió.

Pero yo no quería verla otro día, quería verla todos los días, quería verla hoy, mañana y pasado. Y aun así entendí la situación y estaba seguro de que, si no hubiese sido por la reunión, ahora mismo me la habría llevado a comer por ahí y hubiésemos pasado la tarde juntos porque quería tenerla cerca.

—Si quieres podemos quedar esta semana, ¿el jueves? —pregunté.

—Bueno, es que me voy a mi pueblo. Es puente y tengo que ir a ver a mi familia.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now