Capítulo 4: Estrellas binarias

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Todos mis amigos empezaron ayer la universidad, menos Dani y yo. Hoy la alarma no sonaba, era mi día libre porque mi hermano decidió que los martes lo serían.

Eran las once de la mañana, me despertaron las estúpidas obras que estaba haciendo mi hermana en su peluquería y que odiaba con toda mi alma porque eso había provocado que no pudiese ir a la universidad. Aunque, en mi ciudad estaba la carrera que quería hacer, deseaba con todas mis fuerzas irme de aquí. Entrar en esta Facultad supondría seguir viviendo con mis padres y mis hermanos, y era algo que no iba a permitir.

A pesar de que mis hermanos eran mayores que yo, seguían viviendo con mis padres. Luis podría independizarse si quisiese pero sentía que seguía en casa para que las cosas con mi padre no fuesen demasiado tensas.

Estaba soltero, pero no había duda de que andaba locamente enamorado de Paula. La empleada del mes que solo lleva dos semanas trabajando en su bar, aunque la conocía de toda la vida, creo que por eso la convenció para trabajar con nosotros.

Laura, por otro lado, adoraba la peluquería. Siempre peinaba a mis tías cuando íbamos a algún evento familiar, así que estaba claro de lo que iba a terminar trabajando. Constantemente, ha sido la chica rubia perfecta a la que no se le escapaba ningún detalle. Su novio Mike era el típico chico trabajador de buena familia que haría cualquier cosa por mi hermana, eso me tranquilizaba bastante, después de todo, la quería muchísimo.

Mi madre, siempre ha estado muy unida a Luis y mi padre a Laura, yo en cambio era un poco la oveja negra de la familia, siempre he estado muy unido a mis abuelos.

Me quité las sábanas de encima y me puse de pie de un salto. Mi dormitorio no era demasiado grande, al menos pude convencer a mis padres de poner una cama doble porque la otra se me hacía demasiado pequeña. Tenía la ventana justo a la izquierda de mi cama, dos mesitas de noche, una cómoda y un armario, aunque la mitad del espacio estaba ocupado por los chaquetones de mi madre y de mi hermana. Tenía un escritorio con un ordenador de sobremesa lleno de polvo porque ya apenas lo utilizaba y las paredes de la habitación eran de un tono amarillo repletas de pósteres, se notaba el frikazo que llevaba dentro.

Cogí el móvil y miré las notificaciones. Mi abuela me había llamado dos veces esa mañana, en muchas ocasiones tenía que ir a su casa porque le tocaba a no sé qué botón del mando a distancia y la televisión dejaba de funcionar.

Saqué la ropa de la cómoda y me vestí con unos vaqueros y una sudadera, no hacía demasiado frío pero lo suficiente como para llevar manga larga.

Busqué el número de mi abuela y la llamé, tan solo sonaron dos pitidos antes de que lo cogiera.

—Tesoro, ¿cómo estás?

—Hola abuela, estoy bien. ¿Y tú? ¿Ha pasado algo? —soné un poco preocupado.

—Ay, que soy mayor y le he tocad...

—Al mando y ahora no puedes poner la tele en el mismo canal, ¿verdad? —esbocé una sonrisa tierna.

—Eso es, ¿puedes venir a arreglarla?

—Claro, en quince minutos estoy ahí.

—No corras que ya sabes que me da miedo.

Colgué y cogí las llaves del coche, su casa estaba a veinte minutos de la mía justo al lado del bar de mi hermano, así que me sabía el camino de memoria. Bajé a la cochera y saqué el coche que mi abuelo me regaló, creo que era su nieto favorito.

Conduje por las calles y la carretera con la radio de fondo. Observé el paisaje a mi alrededor, no había demasiado verde porque apenas llovía, pero durante el trayecto frondosos árboles se asomaban de entre el asfalto. Un flashazo me vino a la mente al recordar los ojos de la chica misteriosa. Tenían algo y ni siquiera podía explicarlo, pero hacía que solo pudiese orbitar sobre ellos. No la conocía de nada y sentía que era similar a las estrellas binarias que orbitan mutuamente alrededor de un centro de masa común. Y era muy extraño porque me sentía atraído como si un imán tirase de mí.

A través del arco IrisHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin