Capítulo 45: El festival

235 15 4
                                    

Iris

Vi a Jaime ir hacia la barra para pedir algo y a Sara ir tras él, imaginé que para pedirle perdón. Siendo honesta, me sentó como una patada en el estómago lo que dijo, eso de que sería mi culpa si perdiesen. Aunque Jaime me había repetido una y otra vez que no me tomara en serio sus palabras ya daba igual lo que hiciese porque efectivamente, me las tomaba más que en serio. Estaba segura de que si perdían la culpa me carcomería desde dentro. Cuando se disculpó me confesó que llevaba un tiempo alterada entre las clases y el festival, que no era excusa pero que tenía que sincerarse. No quise darle más importancia porque sabía de sobra que se arrepentía y que un mal día lo puede tener cualquiera. Lo bueno es que acabó solucionándose de una manera u otra.

La prueba de sonido había sido más larga de lo normal, pero había salido bastante bien. Ya era al mediodía y pronto traerían la comida.

Me encontraba sentada en unos sillones de jardín observando la zona en la que estaban Jaime y Sara, que me miraban mientras hablaban de algo, entrecerré los ojos en su dirección pero tampoco pude escuchar mucho más. Así que, me giré hacia mis amigos, que por suerte habían conseguido venir todos; Val, Mark y Leo.

Y estaba tan feliz de compartir esto con ellos que tampoco pude ocultarlo.

De pronto, noté una mano en mi codo que me levantaba de mi asiento y me arrastraba hasta la otra punta lejos del resto.

—Bueno, Iris... —el tono de voz de Valeria me anticipó que esta conversación era más que privada—. Cuenta.

Y supe en ese instante a lo que se refería, todo el mundo sabía que Jaime y yo estábamos juntos, ni siquiera pude ocultarlo. Lo confesé el primer día que tuve clase después de haber empezado a salir con él. Nos apoyaron y se alegraron por nosotros en cuanto lo hice, estaban felices de verme así y una punzada de energía me recorría las venas al ser consciente de que lo aprobaban. Nunca antes podría haber contado algo así hasta que ellos me dieron toda la seguridad del mundo para hacerlo.

Marci también lo sabía, me llamó días después para comprobar si la idea que tuve había funcionado o no, así que ya os podéis imaginar la alegría que le entró cuando le confirmé que había tenido sus frutos.

Valeria chasqueó los dedos delante de mí para volver de mi mente y aterrizar en el suelo.

—¿Qué quieres que te cuente? —parpadeé dos veces.

—¡Eh... todo! —dijo en un tono de obviedad absoluta.

—No hay mucho que contar... —Me llevé una mano al brazo y comencé a acariciarme con la palma. Sabía cosas de nosotros pero era muy consciente de que quería los detalles.

—¿Sales con Jota y no hay nada que contar? Ya claro, eso no me lo creo —puso los ojos en blanco.

—Estamos muy bien. —Una sonrisa tiró de las comisuras de mi boca—. No sé explicarlo, es... es increíble. Como si no terminase de creerme que estamos juntos. —No podía dejar de sonreír y mi amiga fue muy consciente de ello.

—¿Y crees que estás enamorada de él...? —levantó una ceja con curiosidad y yo apreté los labios.

—No es cuestión de creer... es cuestión de que lo estoy —dejé salir todo el aire de mi cuerpo y Val arqueó las cejas con sorpresa—. ¿No te lo esperabas? —sonreí, divertida.

—La verdad es que sí, se os ve muy bien juntos.

—Lo estamos, me gusta pasar tiempo con él —mis ojos volaron hasta Jaime que estaba sentado mientras hablaba con su hermano.

—Y... —afianzó la voz atrayendo al instante toda mi atención—. ¿Habéis...? —La contemplé con el ceño fruncido sin entender a lo que se refería y ella puso los ojos en blanco—. Que si os habéis acostado, Iris —soltó. Abrí los ojos de par en par y miré hacia todos lados para comprobar que nadie lo había escuchado.

A través del arco IrisWhere stories live. Discover now