Epílogo

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Recogiendo conchas marinas. Doce años después.

Alcanzó la única y última concha que recogería de la orilla. Prometió llevarse a casa solo una, ya no podía coger miles como le gustaba hacer de niña, su novia le regañaría después de haberse enterado de que recogerlas para llevárselas convertía aquello en un desequilibrio natural. Aquí había tantas mientras paseaba al lado del mar, poseían una belleza que causaban gran tentación evitar detenerse a mirarlas. Tenían unos colores claros, unas formas espirales en su caparazón, había caracolas preciosas naturales que, solo por esta vez, le fue permitido guardarse una para regalársela a su sobrina de dos años. La observó maravillada de la similitud del color y forma, que le recordaban mucho a una que cogió cuando cruzó el Pacífico con su familia. La estudio bien, no queriendo entregar a su niña favorita algo que no fuera perfecto. Y cuando dictamino que lo estaba, levantó su mirada hacia el horizonte del mar, donde parecía que el sol empezaba a desaparecer fundiéndose con el agua turquesa de la playa. Miró aquella escena, el precioso paisaje y pensando que debía ser ahora, consideró mentalmente antes de girar de dirección para volver a donde estaban las tumbonas.

Allí estaba Apple, esperándola pacientemente a que volviera de su paseo solitario, brillando su piel y resplandeciendo sus ojos con la tenue luz del atardecer que estaba comenzando.

"Te has perdido la videollamada de Ronnie" Habló cuando llegó a su lado.

Su niña, su única sobrina de momento por parte de su hermano castaño y Raven, una combinación de amor entre los dos. Se parecía tanto en carácter como en físico a sus padres, era pura alegría y amabilidad como ellos dos. No sabía bien cuantas características había heredado de los Queen, aparte de los ojos de su madre, pero de su familia, era muy Charming, traviesa a más no poder.

"La llamaré luego en el hotel, dime, ¿qué hacía hoy?" Preguntó, sentándose enfrente de ella, en la otra tumbona.

"Raven estaba probándola su vestido de dama y estaban practicando cómo llevar sola los anillos al altar, aunque creo que aún es algo pequeña para hacerlo como quieren los novios" Le respondió, dándola su opinión de que fuera la encargada de los anillos y arras.

"Bueno, así practica en la boda de Rosabella y Daring para hacerlo mejor en la nuestra" En su boda sería una experta en hacerlo, estaba segura.

Apple soltó una risita a su comentario. "En cuanto volvamos tenemos que ir con urgencia a mirar vestidos. Por mucho que sé que te gustan los que nos pusimos en la fiesta de inauguración de la casa nueva de Holly y Ramona, no podemos ponernos los mismos. Casi todos nuestros amigos que estaban ahí estarán en esta boda"

"Pero me gustan, íbamos a juego" Añadió indignada al rechazo de su proposición.

"Iremos a juego en nuestra futura boda ¿qué te parece?" Le formuló risueña, acercándose lentamente para besarla.

Una vez tuvo siete años, comenzando a soñar con una fantasía de una boda con Apple, antes de llegar a los dieciocho, consiguió su amor deseado con la rubia y ahora doce años después, entrando a la década de los treinta, sonaba de los labios rojos la futura boda que tendrían. Estaban envejeciendo, se estaban despidiendo de su juventud para abrazar su nuevo rango de adultas jóvenes. Sin embargo, contemplaba a su catorce de febrero y seguía igual de linda que todos los años anteriores. Estaba segura de que su amor por ella terminaría al morir una y tenía que ser ella porque no quería vivir sin la rubia, no quería aprender cómo sería eso, no dormir con su chica... No podría estar viva sin su fuego y seguridad, esperaba morir primero, a si enamorada para siempre.

"Quiero enseñarte algo, antes de que nos marchemos al hotel" Expresó levantándose.

Su novia aceptó su mano y sin saber qué quería mostrarla, le siguió hacia la orilla, antes de llegar a que el agua cristalina mojara sus pies. Allí había un corazón dibujado a mano con las iniciales de ambas, la rubia lo miraba con amor, sin esperarse que al girarse se encontrará de rodillas en frente de ella y sacará una cajita con un anillo. Llevaban semanas bromeando con casarse, pero quería proponérselo oficialmente desde hace mucho tiempo, queriendo regalarla un anillo de compromiso para su dedo anular.

"Apple White, dejando ya las bromas, seriamente ¿quieres cásate conmigo?" Formuló su petición, enseñando un anillo de un zafiro azul como los ojos de los que estaba completamente enamorada desde casi toda su vida.

"¡Claro, qué Sí!" Comunicó entusiasmada de la sorpresa inesperada del final de su viaje.

Se fundieron en un beso romántico, el primero de comprometidas. Ahora, cuando regresaran a casa, se lo contarían a todos: a los compañeros del hospital y a los de ella del museo, a sus amigos, a sus hermanos, a sus padres y a sus suegros, entre muchas personas más. Solo esperaba no enfadar a su querida suegra al hacer que su única hija se casará por lo civil en vez de por la Iglesia, pero si les dejará el Vaticano, por hacer feliz a Blancanieves, se uniría en matrimonio bajo los ojos de Dios si el Papa permitiera casar a personas del mismo género. Pensaba mientras estaban ya en el coche descapotable que alquilaron para estas vacaciones de verano, conduciendo por una carretera al lado del mar, que hacía unos días era desconocida para ellas.

La puesta de sol estaba radiante, desprendiendo sus últimos rayos violetas de la tarde, mientras la suave brisa del movimiento del coche movía sus cabellos hacia atrás despejándole el rostro, y a su lado estaba espectacular su novia llevando el hermoso anillo que acababa de sellar su compromiso. Sin temor, decidió soltar su mano derecha del volante y sostener la de Apple para llevársela suavemente a la boca, queriendo besarla delicadamente bajo la mirada sonriente de su compañera de vida.

Apple, que tarareaba la canción que sonaba, subió el volumen a la radio y le dedicó una de sus canciones favoritas de One Direction.

"I don't, I don't, don't know what it is,
but I need that one thing
and you've got that one thing"

Y así fue como se despidieron de aquella playa perdida del Caribe de aguas transparentes y llena de conchas, que estaba alejada del turismo de masas y los multiplex resorts. Su viaje prometido terminó, cumpliendo no solo el primer sueño compartido de ambas, sino haciendo que se quedara en sus memorias como el lugar especial donde decidieron llevar su amor a otro nivel.

𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉♡𝓈  𝑒𝓃𝓉𝓇𝑒  𝒜𝓅𝓅𝓁𝑒  𝓎  𝒟𝒶𝓇𝓁𝒾𝓃𝑔Where stories live. Discover now