SANGRE DEL DRAGON ( Aemond Targaryen )

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Daella habia tenido una fuerte discusión con su progenitor después de que este intentara entrar a los aposentos de Aemond y ya ni siquiera había vuelto a su habitación. Dormía con Alyssa y Aemond todas las noches y estos intentaban calmarla cuando despertaba por las noches con sueños acerca de Rhea Royce.

Si, seguía teniendo esos sueños donde veía a su madre y padre y también veía escenarios de su infancia. Rhaenyra le explicó la situación y se disculpo con ella un montón de veces, no había visto a nadie de la familia excepto a Luke, Rhaena y Helaena que cada día se veía más hermosa con su embarazo.

—Se llamara Rhys — murmuro la rubia—Si es niño y si es niña dejaré que Jace tome una decisión.

—¿ Puedo ? —pregunto la mujer y Helaena asintió. Daella paso las manos por su vientre — ¿ Es bonito estar embarazada?

—Al principio los síntomas son un fastidio, pero después supongo que esta bien.

Daella dejo de acariciar el vientre que ya se notaba un poco y le fue inevitable no preguntarse si ella también podría tener un  hijo con Aemond al superar sus miedos. Aunque ya tenían a Alyssa.

Suspiro y se levantó para ir en busca de Aegon para beber un poco, pero jamás la habían preparado para lo que vio.

Baela ahogo un grito cuando su hermana abrió la puerta, no era que le diera vergüenza que su hermana la viera desnuda, si no más bien las circunstancias en las que había encontrado. Aegon estaba sobre ella desnudo y apunto de entrar en ella.

Daella suspiro y cerró la puerta dando un portazo para ir a la habitación de Aemond. El estaba entrenando y ella aprovecho para darse un baño relajante. Aunque la relajación se fue de inmediato cuando Daemon entro a la habitación.

—¿ Que estas haciendo aquí? Vete, no quiero hablar contigo.

—Me importa una mierda lo que quieras, mañana mismo volveremos a Rocadragon.

—Los maestres dicen que no puedo volar  en mi estado.

—No seas mentirosa, te vi volando esta mañana con la hija del tuerto.

—También es mi hija — aclaró —Y no le digas tuerto a tu futuro yerno.

Lo había aceptado un par de lunas atrás.

—No vas a casarte con el por que yo lo digo y soy tu padre.

—Un padre que no me quería hasta que arregle sus planes, ojalá hubiese muerto junto a ella.

—No pongas a prueba mi paciencia, Daella.

—¿ O qué? ¿ Qué harás? Ahorcarme cómo lo hiciste con ella —Daemon la miro desconcertado —Si, Daemon. Todo lo que no me cuentas yo lo sueño y se todo lo que paso con ustedes. Siempre creí que la habías amado tal y como supuestamente me amas a mi.

—Claro que te amo, eres mi hija........

—¡ Esa maldita carta! — le grito —¡ Esos malditos sueños que no me dejan en paz!

—Eso es mentira.

—No, no haz negado nada de lo que te dije el otro día y solo dices que es mentira para que te perdone, pero pasara mucho tiempo antes de que yo pueda considerarlo.

—Daella, deja de creer estupideces.

— Vete, quiero descansar con mi prometido y mi hija.

—¡ No me voy de aquí hasta que me escuches!

—Te ha dicho que te vayas, dejala en paz — murmuro Aemond en la puerta —Cuando sea el momento ella hablara contigo.

—No me digas que hacer — advirtió a su sobrino —Soy su padre.