51

673 51 29
                                    

Alyssa lloraba por lo bajito y Daella asintió con las palabras de su esposo, le daba igual la presencia de Daeron, ella solo quería quedar en cinta nuevamente.

Daella se coloco sobre su esposo y lo beso con intensidad, lo necesitaba aquel preciso instante. Alyssa sollozo fuertemente y Aemond nego levantándose para tomarla entre sus brazos y volver a la cama con ella mientras la arrollada y pasaba las manos por su cabello. Daella se acostó al otro lado y les dio la espalda.

—¿ Aly? ¿ Qué sucede? — la miro —¿ Por qué lloras de esa manera?

—Nada...... nada...... solo quiero estar contigo — sollozo y se abrazo mejor a él.

Aemond asintió y la acurrucó en su pecho. Estaba molesto con Daella, pero no quería más problemas para reclamar por algo como eso.

Daeron se fue dejándo a Alyssa con un gran vacío y Daella se fue a la biblioteca para leer un poco más acerca de que debía hacer para quedar en cinta, por más de que la pequeña insistía, ella la ignoraba en medio de su obsesión por darle un hijo a su esposo, sin saber que ya tenían a una hermosa hija.

Alyssa había dejado de comer por la falta de atención que le daban sus padres. Aemond estaba estresado con la insistencia de su padre para que volvieran a Desembarco, pero lo cierto es que era lo último que necesitaban. Alyssa estaba muy mal como para ir a ser el centro de burlas del enano del mal.

Aemond estaba molesto con su esposa por su obsesión de quedar en cinta, pero no le molestaba que lo utilizara para aquel fin, el también lo quería pero no quería presionarla y tampoco que se hiciera daño.

Alyssa fue con la septa, pero lo cierto es que no tenia ganas de nada. Sir Harwin había partido a Desembarco para ayudar a Daemon con la guardia, pero solo era la excusa para más privacidad en aquel castillo.

Daella estaba frustrada por que su sangrado había llegado y una carta de Daemon pidiéndole que regresara a Desembarco la tenían muy mal.

—¿ Por qué lloras? —Aemond se acerco a ella y señaló la pequeña mancha en la sábana y le entregó la carta que Daemon le envió.

—Yo también las he recibido, pero no volveremos si quieres quedarte aquí.

Daella asintió y se fue dejándolo solo, inspeccióno el clima antes de salir a volar, pero maldijo al recordar que Rhaegal seguía herido y Vhagar no dejaba que nadie se le acercara. Sonrío al ver a Alyssa corriendo al lado de Heartyfire y hablándole a su loca dragona. Alyssa estaba mucho más pálida y los últimos días había estado pegada a su padre y muy alejada de ella.

Lo cierto es que la pequeña princesa había dejado de comer al igual que su madre y como Daeron ya no estaba para chantajearla nada le hacía interesarse por aquello, extrañaba mucho a Gaemon y Aegon, ellos solian jugar con ella sin decirle cosas horribles o maltratarla.

Daella intento acercarse, pero desistió cuando se sintió mal. Volvió a su habitación y se sento en el suelo en busca de algo que le diera consuelo. Fue al rincón de los juguetes y comenzó a llorar mientras tomaba aquellos dragones y los movía.

Aemond la miraba un poco preocupado desde la puerta con Alyssa en brazos. Ambos la miraban preocupados y esta se levantó limpiando sus lágrimas.

—Estoy bien, estoy bien —susurro para ir al baño en busca de relajarse.

Aemond la ignoro y se sento con Aly en su silla del escritorio.

—¿ Vas a contarme por que estas tan triste?

—El tío Daeron se fue y ya no hay nadie que quiera pasar tiempo conmigo.

Aemond la miro confundido y segundos después se dio cuenta de lo horrible que le estaban haciendo a su pequeña. Era cierto que Daella se había obsesionado con darle un hijo y dejo de lado a Alyssa, pero nunca pensó que su pequeña se sentiría así.

SANGRE DEL DRAGON ( Aemond Targaryen )Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon