Capítulo 7.

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Capítulo 7

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Capítulo 7.

Mientras el doctor Andrés Wayne se ocupó de responder la llamada, no dudé en presentarle a mis padres a la madre biológica de Adrián, ya que nunca la habían visto ni conocido.

—¿¡Qué me estás diciendo!? —gritó el doctor Andrés Wayne con una expresión sorpresiva en su rostro—. ¡Dios mío, no puedo creerlo! —exclamó—. ¿¡Dónde están!? ¡Iré por ustedes!

—¿Qué sucede? —pregunté asustada, ya que se mostraba más pálido de lo normal y mantenía los ojos engrandecidos.

De repente, tocaron la puerta repetidas veces y el médico obstetra abrió para ver de quién se trataba. Sin embargo, algunos del personal se presentaron para avisar lo que ocurría.

—¡Hay que ir por él, doctor Wayne! —gritó un empleado del personal.

—¡Ha llegado! —añadió otro empleado hospitalario.

—¡No puedo creerlo! ¡Es increíble! —exclamó un tercer empleado.

Algunos enfermeros y camilleros comenzaron a correr por los pasillos y podía oír cómo intentaban desplazar varias camillas. Todos los que estaban presentes a mi alrededor caminaron hacia la puerta de la habitación para ver lo que estaba ocurriendo.

—¿¡De verdad es él!? —escuché a lo lejos.

—¡Sí, al parecer sobrevivió!

Cuando me di cuenta de que todos seguían murmurando entre ellos y de que se habían olvidado de que yo existía por un momento, no dudé en decir:

—¿¡Alguien me puede decir qué carajo está sucediendo!?

—¡No se diga más, hermanita! —me dijo Jimmy al intentar adentrarse entre el bullicio—. ¡Iré a investigar qué mierda está ocurriendo! —cuando se filtró entre el personal que hablaba de manera escéptica, puse los ojos en blanco y froté mi frente, pensando que las cosas no podía empeorar más de lo que ya estaban.

—Es una gran impresión que sea él —escuché a lo lejos—, pero primero debemos comprobar que es cierto para no pregonar falsas esperanzas.

—Maldita sea —gruñí—, odio cuando la gente hace eso —me dije a mí misma, sintiendo cómo las hormonas cambiaban mi estado de ánimo.

Después de varios segundos que me parecieron más que eternos, decidí ponerme en pie, a pesar de que mantenía mi brazo conectado a un suero.

—¡Sí, es él! —gritó el doctor Andrés Wayne cuando volvió corriendo por el pasillo.

—¿¡Quién coño es quién!? —fruncí el ceño al asomarme al marco de la puerta y frotar mis sienes.

—Es... Es... —no lograba articular palabras—. Es...

—¡Es Adrián! —gritó mi hermano a lo lejos y regresó corriendo hasta mi dirección—. ¡Nere, es Adrián! ¡Está vivo! —gritó eufórico.

—¿¡Qué!? —mis ojos se humedecieron, mi labio inferior tembló y mi cuerpo se heló por completo.

MCP | La Especialidad ©️Where stories live. Discover now