Capítulo 37.

4.6K 596 19
                                    

Capítulo 37

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 37.

(Adrián).

Los días pasaron y poco a poco comencé a asumir el nombre de mi hijo. Incluso, cada día me desagradaba menos el hecho de que Alysha había decidido que tendría un nombre muy parecido al mío, por no decir que era prácticamente igual.

«Adrien Wayne Doménech», volví a deletrear su nombre en mi mente. «¿Quién diría que tú terminarías de cambiar mi vida por completo, así como lo ha hecho tu madre?».

—Vaya, debo admitir que eso sí que no me lo esperaba de usted doctor Wayne —me dijo el doctor Roy Ferinachie en el momento que mantenía mi terapia psicológica con él.

Se mantenía sentado junto a su elegante escritorio con vistas panorámicas hacia el exterior de la capital de San Juan, cerca de la mansión y de mi consultorio independiente donde mantenía mi apartamento.

Acomodó sus espejuelos sobre sus ojos y continuó realizando apuntes sobre un cuaderno de cuero, así como lo hacían los psiquiatras y psicólogos de la vieja escuela. Aunque, personalmente, prefería que fuese así, ya que sentía que me prestaba más atención que nunca.

No podía negarlo, ansiaba asistir a una terapia psicológica del doctor Ferinachie después de tantas situaciones que habían surgido en mi vida. Sentía que debía ponerlo al tanto de la mayoría de los sucesos, por no decir todos, para tener una perspectiva más profesional de mi pronóstico.

—Pues, aunque le parezca increíble, así es —recosté la espalda sobre el asiento que se encontraba frente a su escritorio—. Seré padre por primera vez.

—No me malinterprete, doctor Wayne. Mi reacción e impresión no se basa en la negatividad. Más bien, en lo positivo que puede resultar esto para usted y para su vida en general.

—¿Usted cree? —fruncí el ceño.

—Y, si me lo permite, iré más lejos con lo que le diré...

Lo miré fijamente, ansioso de escuchar lo que tenía que decirme, pero manteniendo mi seriedad en la posición de paciente psicológico y psiquiátrico en la cual me encontraba.

—Aunque sé que bajo su entendimiento ha pasado por momentos muy difíciles durante su vida hasta el momento, también ha experimentado momentos que han resultado positivos para su vida, así como lo es su novia y como quizá lo será su hijo. Piénselo detenidamente, hay caminos oscuros y grises que ha tenido que vivir y, aunque nadie merece pasar por todo lo que usted ha pasado, también todo eso lo ha llevado hasta este punto, con una buena mujer que espera a un primogénito de usted. Eso sin contar la maravillosa familia que usted tiene, claro.

—Bueno, yo...

—Y si hay algo que sé muy bien de usted, es que sus experiencias traumáticas que tienen un origen desde su infancia lo hicieron experimentar trastornos y desviaciones que han afectado su vida en diferentes aspectos. Sin embargo, creo que últimamente también está resultando positivo en algunos factores.

—¿Cómo en cuáles, doctor? —froté mi barbilla.

—Bueno, en una de nuestras citas terapéuticas usted me dijo que su novia ha aceptado ciertas condiciones en cuanto a sus trastornos y desviaciones.

—Si se refiere a mi vida sexual con ella, así es. Todo es consensuado y hasta ahora nunca hemos tenido un problema de esa índole, por no decir nunca —enarqué las cejas, ya que era más que consciente de que el único problema que teníamos Alysha y yo era que nos gustaba repetir.

El doctor Ferinachie se quedó en silencio por un par de segundos, anotando más detalles en su cuaderno. Luego volvió a reacomodar sus espejuelos y suspiró.

—Seré directo con usted, doctor Wayne —llamó mi atención cuando entrelazó sus manos sobre el escritorio—. A lo que me refiero y bajo mi criterio de usted en todos estos años, es que sus desviaciones o parafilias, como prefiera llamarles, dejan de ser un trastorno o padecimiento cuando estas no afectan a terceros ni a usted en ningún aspecto de su relación de pareja.

Esas palabras exactas llamaron mi atención por completo.

—¿Qué quiere decir con eso? —aunque en el fondo sabía el contexto de sus palabras, necesitaba que me lo confirmara por completo.

—Qué en cualquier caso, sus desviaciones sexuales ya no lo serían tanto, porque no les estaría afectando negativamente a su pareja ni a usted.

—O sea, ¿me estoy curando en ese aspecto? —engrandecí los ojos.

—Digamos que está teniendo una vida sexual sana y consensuada bajo el disfrute de ambas partes, sí.

—¿Cómo es eso posible?

—Bueno, al su novia aceptar sus parafilias desde un inicio, pasa a ser consensuado. Pero cuando la otra parte también disfruta de sus actividades sexuales, entonces, no hay problemas de trastornos que afecten a la otra persona, que en este caso sería ella.

—Es increíble esto que usted me dice —le dije sinceramente.

—Lo sé, pero las desviaciones sexuales dejan de ser trastornos cuando estas no le afectan a usted con su pareja ni a terceros. Sin embargo, estas se mantienen en trastornos o padecimientos cuando causan problemas externos con usted en cualquier ámbito, y eso no sucede.

—Yo... —estaba un poco anonadado—. No tengo palabras para esta nueva información—. No pensé que podría ir sanando de esto sin tener que dejar de hacerlo.

—En realidad, creo que lo que no pensó es que la persona que usted quiso toda su vida, al crecer y convertirse en una persona adulta, no aceptaría esa parte de usted en el ámbito sexual —me dijo con seguridad—. Creo que lo que no pensó es que encontraría a una persona hecha a la medida que también disfrutase de esa parte de usted.

Asentí lentamente y le dije:

—Quizá por mi inseguridad que siempre he resguardado muy bien para que nadie lo notase.

Mi psiquiatra engrandeció los ojos ante mis palabras asertivas que iban acompañadas de aceptación, una aceptación que nunca quise asumir: el miedo y la inseguridad que renació en mí desde que fui un niño abandonado.

—Últimamente, me sorprende el avance que está teniendo consigo mismo, doctor Wayne.

—Creo que a mí también, doctor Ferinachie —en ese momento, pensé en mi hijo y en mi mujer—. A mí también...

MCP | La Especialidad ©️Where stories live. Discover now