Capítulo 10.

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Free - Lyves ♪

—Andy —lo llamé cuando caminé por la oficina de guardia, fijándome en que su escritorio estaba ordenado y que se escuchaba una música de fondo en un bajo volumen—

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—Andy —lo llamé cuando caminé por la oficina de guardia, fijándome en que su escritorio estaba ordenado y que se escuchaba una música de fondo en un bajo volumen—. Adrián, soy yo —le avisé, a punto de cruzar el marco de la puerta que conducía hacia el cuarto de descanso.

Cuando crucé la puerta, me fijé en que el reproductor de música estaba activado y conectado a su teléfono. El tema Free de Lyves inundaba el acogedor y tenue espacio mientras al fondo del pequeño baño se escuchaba la ducha. Supe de inmediato que estaba tomando un baño.

Tragué saliva y rechisté al dar varios pasos hacia el frente para luego detenerme. No quería interrumpirlo ni molestarlo. Lo último que quería en el momento era que se sintiera ahogado o exasperado. Era consciente de que apenas intentaba descansar y recuperarse de los sucesos en Paris, Francia.

«¿Y si mejor lo esperaba aquí?». Fue lo que pensé al tropezar levemente con el mueble donde muchas veces habíamos intimado.

—Garret, creo que dejé claro que no quería que me molestaran en estos momentos —su fría voz me sobresaltó.

—N-No es Garret —balbuceé al acercarme a la puerta del baño, abrazándome a mí misma.

Adrián asomó su cabeza hacia mi dirección al desplazar la puerta corrediza de cristal. Sus ojos engrandecidos me hacían saber que estaba sorprendido de mi presencia.

—Aly —se ruborizó y luego carraspeó, intentando aclarar su gruñona voz—. Alysha Nerea, ¿qué haces aquí? Deberías estar reposando todavía. Debes continuar recuperándote.

Puse los ojos en blanco y esbocé una sonrisa, comprobando que su temperamental personalidad continuaba intacta.

—No entiendo por qué sonríes —presionó sus sensuales labios y me miró con seriedad—. No quiero que haya problemas con ese intruso. No olvides que ya no estamos solos —enarcó las cejas y luego esquivó mi mirada, dándome la espalda para continuar duchándose.

Mi expresión se agrietó por un momento, sintiéndome un poco decepcionada de su acción. Sin embargo, cuando me giré sobre mis pies, escuché:

—¿A dónde crees que vas? Ven, toma un baño conmigo.

Me giré sobre mis pies y observé hacia su dirección, pero continuaba duchándose con normalidad. Tragué saliva y volví a acercarme a la puerta del baño.

—¿Estás seguro?

—¿Tengo que preguntarlo otra vez?

MCP | La Especialidad ©️Where stories live. Discover now