(+21) (Libro 6) Adrián y Alysha tuvieron que luchar con situaciones y circunstancias que jamás se hubiesen imaginado ni por asomo.
Justo cuando estaban a punto de tocar la felicidad y la plenitud con las yemas de sus dedos, las desgracias los arropó...
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Capítulo 25.
(Adrián).
Me encontraba atendiendo el teléfono de la oficina del penúltimo piso mientras esperaba la próxima visita de una de mis tantas reuniones del día. Debía admitir que me sentía un poco exhausto después de varias cirugías que había realizado en el día. Sin embargo, el encuentro que había tenido con Alysha entre las reuniones, me había animado por completo. Un polvo con mi mujer siempre era aceptable en cualquier momento del día.
—Y debo decir que me siento muy orgulloso de cómo has manejado el «Hospital General de Puerto Rico» durante la crisis pandémica de la que intentamos salir a flote —me decía el doctor Jaime Bachéeles a través del teléfono—. Además, no sabes lo orgulloso que estoy de tu padre, del señor Doménech y de ti por todo lo que han hecho para salvar tantas vidas. Sin contar que los tres trabajan en el hospital.
—Gracias, doctor Bachéeles —recosté la espalda sobre el respaldar del asiento—. Honestamente, adaptarme a mi nuevo cargo en este hospital ha sido un proceso muy duro, pero creo que lo podré manejar.
—Sé que así será, muchacho. Tengo mucha fe en ti y la certera confianza en tu profesionalidad.
Presioné los labios y los párpados al mismo tiempo que froté mi frente, pensando en que realmente me encontraba en una complicada situación que podía tornarse antiética por el embrazado de Alysha, ya que continuaba siendo una médica residente. Y, aunque ya era doctora en medicina, todavía seguía siendo mi estudiante y yo su director en el piso de cirugía general.
—Doctor Wayne, ¿sigues ahí? —la voz del doctor Bachéeles me trajo de vuelta a la realidad.
—Sí, sí —sacudí mi cabeza y fruncí el ceño—. Disculpa, ¿qué me estabas diciendo?
—Le estaba preguntando que... ¿Quién fue el que usted escogió para que lo asistiera en su nuevo cargo mientras estuvo fuera del país?
—El doctor Del Valle, señor.
—Pues, me gustaría que oficialmente tome el segundo cargo al mando del hospital.
—¿Qué? —engrandecí los ojos, porque era cierto que yo mismo le había hecho el acercamiento al doctor Del Valle para el cargo que yo llevaba mientras el doctor Jaime Bachéeles seguía siendo el dueño y jefe del hospital, pero no pensé que él estuviese tan encantado a primera instancia.
—Sí, me gustaría que hablaras con él y que lo convencieras para que aceptara. ¿Qué dices?
—Bu-Bueno... —solté un pesado suspiro, sabiendo que esto de los embarazos sería más complicado de lo que creí—. No te aseguro nada, pero hablaré con él sobre esto.
