Capítulo 18.

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Capítulo 18

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Capítulo 18.

Al ver que Adrián estaba más que decidido a continuar con nuestro acto sexoso, relajé mi cuerpo sobre la camilla e incliné la cabeza hacia atrás, mostrándome a su merced. Me percaté de que tragó saliva al verme tan dispuesta, pero aun así decidió ser directo e indiscreto como acostumbraba.

—Es la primera vez que me atreveré a hacer lo que se avecina, pero siento que ya necesito hacerlo —me dijo.

No podía evitarlo. Sus palabras solo lograban que mi expectación aumentara en grandes escalas. Ni siquiera podía imaginarme qué sería o a qué se refería, pero confiaba totalmente en él.

—Hazme lo que desees, Andy —apoyé mis manos sobre su nuca y le di acceso a mi cuello.

No dudó en plasmar apasionados besos sobre mi piel, dirigiendo su boca hacia mis pechos para morder y lamer mis erizados pezones. Era placentero, pero sumamente desesperante. Le quité la camisa a medio vestir y terminó de quitarse el pantalón que descansaba sobre sus tobillos.

—Papi, sí —gemí con desesperación cuando él introdujo su pene en mi mojada vagina, moviendo sus caderas con rudeza y causando que la camilla se moviera y chirriara levemente—. ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

—Baja la voz —agarró mi cuello con rudeza y continuó penetrándome de forma salvaje y exquisita.

Con dificultad, intenté contener los gemidos, disfrutando de la ruda y brusca acción que Adrián ejercía sobre mí. Mi vientre era como un furioso mar tropical y una espiral comenzó a apoderarse de mi cuerpo, pero también de mi consciencia.

—Quiero que te vengas —me ordenó con la voz ronca—. Quiero que te vengas toda para mí.

Adrián desplazó su mano hacia mi quijada, sujetándola con vehemencia e introduciendo su dedo pulgar en mi boca para alivianar mis gemidos. Sin embargo, sentía que ya no me podría contener ni un poco más. Necesitaba liberarme cuanto antes y sus órdenes fueron mis deseos.

—Eso es —besó mis labios con pasión al contemplar que mi cuerpo temblaba bajo su dominación.

De repente, engrandecí los ojos en mi nublado estado de consciencia cuando sentí que su mano se dirigió hacia mi mojada vagina, introduciendo sus largos dedos para masturbarme con rapidez, a pesar de que yo continuaba en una espiral de placer por el orgasmo.

Sus dedos fueron más ágiles en mi interior. Cuando sentí que los había llevado más profundo, los expandió y una ola de placer y cosquillas volvieron a apoderarse de mí. Honestamente, me estaba complaciendo como tanto me gustaba, a tal punto de que me causó una eyección del líquido transparente que estaba mojando su mano y salpicando nuestros cuerpos.

MCP | La Especialidad ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora