(+21) (Libro 6) Adrián y Alysha tuvieron que luchar con situaciones y circunstancias que jamás se hubiesen imaginado ni por asomo.
Justo cuando estaban a punto de tocar la felicidad y la plenitud con las yemas de sus dedos, las desgracias los arropó...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 14.
(Adrián).
Me encontraba en el penúltimo piso del edificio, ubicado junto al escritorio que compartía con el que todavía era el dueño del hospital. Desde que había dejado a Alysha para realizar mis deberes y asumir las responsabilidades del «Hospital General de Puerto Rico», como director del departamento de cirugía general y como futuro jefe y dueño absoluto, no había parado de atender llamadas.
—Doctor Wayne, en unos minutos puede comenzar a realizar sus rondas —me informó la enfermera Garret al entregarme más documentos para ser firmados por mí—. Los pasillos del hospital ya han sido limpiados y desinfectados por enésima vez para la seguridad del personal, así que puede aprovechar para atender a los pacientes.
—¿Cómo van los casos clínicos en el piso de cirugía? —pregunté por lo bajo mientras continuaba escuchando al otro lado del teléfono.
—Hasta ahora todo está bajo control. Las cirugías que se han realizado en estos días han transcurrido con normalidad en cuanto a los procesos de recuperación. Además, no han habido casos mayores en el que usted deba intervenir. Supongo que se debe a que el virus MERS Recov-2 nos tiene a todos muy ocupados y preocupados.
—No sé qué es peor; si una intervención en una cirugía quirúrgica o atender los casos de contagio por el virus MERS Recov-2 hasta que todo vaya mejorando según el protocolo de inmunización —enarqué las cejas y negué con la cabeza, volviendo a atender la llamada.
—Por su cara, puedo asumir que prefiere estar interviniendo en una cirugía.
—Pues, asume bien —cuando terminé de leer los documentos con suma rapidez, los firmé y volví a entregárselos—. Es decir, el doctor Del Valle ha hecho un excelente trabajo al sustituirme con mi cargo, pero de verdad que todo esto está siendo muy jodido.
—Admito que también se comporta como un excelente jefe, aunque también tiene un humor muy parecido al suyo, doctor Wayne.
—¿Cómo el mío? —fruncí el ceño.
—Sí, un humor de mierda.
—Muchas gracias, Garret —bufé con fastidio—. Está despedida —concluí al continuar hablando por teléfono. Sin embargo, luego de unos segundos recordé que no podía hacerlo, porque era la enfermera que siempre me salvaba el culo en el hospital—. No, espera —elevé mi dedo índice—. Está reincorporada. Quiero que localice al doctor Del Valle lo antes posible. Necesito hablar con él unos asuntos importantes.
La enfermera Garret asintió y no dudó en salir de la oficina para buscar al director del departamento de emergencias médicas, mientras que yo aproveché para terminar de atender la llamada. Cuando ella regresó acompañada de él, nos dejó a solas al cerrar la puerta.
