Capítulo 44.

4.4K 530 30
                                    

Capítulo 44

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 44.

—Amanda, por favor, no me hagas hacer esto —le dije por lo bajo, casi en una súplica.

—¡Abre la bata de una puta vez! —agitó el bisturí de forma amenazante.

—Por favor, no tenemos que llegar a esto.

—¡Oh, pero claro que sí! —se rio frenéticamente—. ¡Por supuesto que tengo que confirmar que lo que hablabas con el marica ese es cierto!

—N-No tenemos que hacer esto... —tragué hondo cuando desaté el lazo que presionaba la tela sobre mi abdomen.

—Quiero verlo —demandó al engrandecer los ojos de una forma psicótica.

—Amanda, no tienes que...

—¡Quiero verlo! —su voz se desgarró en un grito desesperado, causando que abriera mi bata levemente.

Amanda comenzó a carcajearse como si le hubiese contado un chiste, pero la verdad estaba lejos de eso. Solo se mostraba psicótica y angustiada por el hecho de que acababa de comprobar que estaba embarazada.

—Así que no esperaste para amarrarlo, maldita —susurró fríamente, presionando sus labios levemente—. ¡Eres una maldita perra, una maldita perra que no ha tenido consideración con él! ¿¡Acaso no sabes que él no quería ser padre!?

—¿Qué? —engrandecí los ojos, ya que me sorprendía que supiera ese detalle tan importante.

Volvió a carcajearse y rozó el bisturí sobre sus labios.

—¿En serio crees que eres la única que no sabe sobre ciertos patrones y comportamientos de Andy? —me miró con indignación—. Él siempre fue claro conmigo y con todas, así que supongo que contigo también lo fue.

—No sé de qué me estás hablando... —me hice la desentendida.

—¡Lo sabes perfectamente! —me aseguró—. ¡Adrián odia el hecho de tener que ser padre y tú has sido una bastarda al meterlo en ese embrollo que cargas en tu vientre! —presionó los dientes—. ¡Tú no puedes darle ese hijo a Andy! ¡Tú no lo mereces!

«Realmente, Amanda había perdido la cordura por completo».

—Yo...

—¿¡Cómo pudiste ser tan egoísta con él!? —comenzó a acercarse lentamente al bajar las escaleras y di varios pasos hacia atrás al notar sus intenciones—. ¡Eres una maldita! ¡Una maldita bastarda que nunca ha estado conforme con nada!

—Amanda, por favor... —elevé mis manos una vez que volví a atar el lazo de la bata sobre mi vientre.

—¡Pero eso se acabará ahora, porque no permitiré que le arruines la vida a Andy!

Al parecer, ella no pensaba detenerse y mucho menos recapacitar, así que cuando tuve la intención de salir corriendo para huir de ella, no dudó en detenerme al amenazarme:

—¡No te atrevas a dejarme con las palabras en la boca, Nere! —gritó—. ¡Esta vez no te dejaré pasar ni una más! ¡Mucho menos con ese jodido bastardo que llevas en tu vientre!

—No me hagas daño, por fa-favor... —le supliqué por lo bajo, intentando mantener la calma.

—¡Eso debiste pensarlo antes, porque ahora es muy tarde para arrepentirse! —me gruñó—. Además, esta vez, espero no tener que hacer el trabajo yo misma así como cuando acabé con el infeliz de Jesse —me sonrió con suficiencia y me señaló con el bisturí—. Tú misma lo harás, así que camina y sube —me ordenó, pero mi cuerpo se resistió automáticamente.

—¿Qué piensas hacer? —titubeé.

—¡Sube de una maldita vez y no me obligues a matarte con mis propias manos! ¡No quiero manchar de sangre el apartamento de Andy, pero no me obligues a hacerlo, porque más dolorosa será tu muerte!

Comencé a caminar lentamente, subiendo escalón paso a paso, mirándola a los ojos con una mirada suplicante. Sin embargo, en los suyos se reflejaba la apatía y la frialdad absoluta que puede mostrarse en un ser vacío por dentro.

—Podemos solucionar todo esto de alguna otra forma —le dije mientras continuaba subiendo los escalones, aunque dudando en todo momento.

—La única manera de solucionar todo esto es acabando contigo de una vez y por todas. Aquí el único estorbo eres tú, y ahora ese bebé que llevas en tu vientre. Los dos deben morir.

—Amanda, yo...

—¿Nere? —escuché la voz de Kenneth a lo lejos, situación que me hizo sentir tensa y desesperada por salir corriendo—. Nere, ¿estás ahí? —sentí cómo le dio varios golpes a la puerta corrediza en forma de estantería—. ¡Nere, responde, mi reina!

—¡Ni se te ocurra gritar! —se acercó más a mí y asomó el bisturí en mis narices—. Si haces el mínimo esfuerzo por escapar o gritar, me encargaré de cortarte el cuello, así como le hice al bueno para nada de Jesse.

Sentí como una bola de angustia descendió por mi garganta a tal punto, que las náuseas se apoderaron de mí. Era un manojo de nervios al sentir que mi bebé estaba en peligro.

—E-Está bien... —los ojos se me humedecieron—. Pero ¿sabes? Nunca y en ningún momento te traté mal como para que tomes represalias de esta forma.

—Es por eso que no seré tan hija de puta contigo —enarcó las cejas—. No mereces acabar de la misma manera que terminó Jesse. Es por eso que tú solita lo harás, mi querida Nere —me dijo mientras llegábamos hasta la puerta de la azotea.

—¿A qué te refieres? —le pregunté con el corazón acelerado, pensando que en la azotea del edificio tenía más espacio para correr y quizá ocultarme de ella.

—Ya lo descubrirás, ahora camina.

«Nere, tenías que buscar la forma de ocultarte y luego escapar», fue lo que pensé al saber y sentir que ella estaba decidida a asesinarme a mí y a mi hijo.

MCP | La Especialidad ©️Where stories live. Discover now